miércoles, 10 de diciembre de 2025

Esculturas del dios Mercurio de Seiró y Taboexa

 

La escultura de Mercurio de San Salvador de Seiró (Vilar de Barrio. Ourense) fue hallada a dos kilómetros del trazado por donde transcurría la vía romana de Braga a Astorga. Se trata de una figura que mide 17,5 cm de alto, 8,1 cm de ancho y 5,4 cm de profundidad, y que está colocada sobre una peana de 8,7 cm de alto, 16,9 cm de ancho y 9,3 cm de profundidad. La escultura fue realizada con el sistema de moldeo y fundición a la cera perdida y está datada entre los siglos II-IV d. C.

Mercurio aparece representado como un adolescente prácticamente desnudo, excepto por una clámide que cuelga sobre su hombrera izquierda y que recoge sobre el brazo en tres gruesos pliegues. La figura, proporcionada y bien ejectuada, está de pie cargando todo el peso del cuerpo sobre la pierna derecha y con la pierna izquierda ligeramente flexionada. El brazo derecho está separado del costado y en la mano porta una bolsa trilobulada que simboliza la actividad comercial. En la mano izquierda se aprecia el sitio donde iría el caduceo que porta Mercurio como mensajero de los dioses, y en la cabeza se distingue el cabello con mechones ensortijados, mientras que la parte posterior está cubierta por un petasos alado. El estado de conservación no es bueno, ya que le faltan los pies, el caduceo, el ala derecha del petaso y el extremo de la clámide.

La base circular de bronce tiene el borde dentado y está adornada con tres flores de lis. Originalmente estaba sostenida por las patas delanteras de tres perros, pero actualmente uno de ellos se ha extraviado.

El Mercurio de Seiró es una excelente muestra del arte religioso culto y oficial que aparece representado en todo el Imperio. Originalmente es probable que la estatua estuviera expuesta en un lararium situado cerca de la Vía XVIII de Antonino y en el que los legionarios romanos depositarían sus exvotos.

La escultura del Mercurio de Taboexa fue hallada en el Coto de Altamira (Santa María da Taboexa. As Neves) durante las excavaciones realizadas en un pequeño castro muy romanizado. Se trata de una figurilla de bronce elaborado con el sistema de moldeo y fundición a la cera perdida, que mide 10,93 cm de alto, 4,37 cm de ancho, 2,2 cm de grosor y tiene un peso de 241 g. La figura está desnuda, salvo por una clámide apoyada en el hombro izquierdo y cuyos pliegues caen hasta las rodillas. La cabeza está cubierta con un petasos alado y en las manos faltan el caduceo y la bolsa o marsupio. Se estima que la escultura fue realizada entre los siglos I-III d.C.

Junto a esta pieza se halló otra que representa a un genio o espíritu protector en la mitología romana. La figurita está fragmentada, mide 11,8 cm de altura, 3,7 cm de ancho, 2,2 cm de profundidad y pesa 160 g. Va vestido con velo y toga, la prenda viril símbolo de la ciudadanía romana, por lo que pudiera tratarse de un genius familiaris protector del pater familias.

Dentro del sistema de creencias romano, el culto familiar a los genios tutelares de la casa fue el más popular. Los Penates eran los genios que guardaban la despensa de la familia (penus) para que no faltaran los alimentos indispensables. Los Lares eran los espíritus de los antepasados que protegían a sus descendientes, cuidando de su salud, su prosperidad y sus bienes. Para el culto de los lares, la familia situaba estas figurillas en el atrio, en la parte central de la casa, o en la cocina en las casas más modestas. El pater familias era el encargado de realizar los rituales de culto a las deidades protectoras, los cuales incluían libaciones y sacrificios de animales (corderos, conejos o gallos).

El culto a Mercurio, divinidad de la prosperidad y del comercio, llegó a la Península Ibérica con la romanización y se asentó cerca de las rutas comerciales y nudos de comunicación. Las dos esculturas de Mercurio que hemos visto guardan una gran similitud formal y artística con otras muchas piezas aparecidas en todos los lugares del Imperio. El dios aparece prácticamente desnudo, vestido tan sólo con una clámide hasta las rodillas que lleva enrollada sobre el hombre izquierdo. En la cabeza lleva el característico tocado con un petasos por lo general alado, mientras que en la mano derecha agarra una bolsa o marsupium, símbolo del comercio, y en la izquierda el caduceus, un baston por lo general alado y con dos serpientes enlazadas alrededor, que simboliza la paz y las conciliaciones. Probablemente existían unos moldes realizados por artesanos, tal vez itinerantes, y que se vendían por todo el imperio para que los compradores pudieran fundir sus propias figuras.


Bibliografía:

Salvador F. Pozo Rodríguez. Varia arqueológica de la provincia Baetica. Bronces romanos inéditos. Grandes bronces. Estatuillas. Mobiliario doméstico. Amuletos fálicos…..

Milagros Conde Sánchez. Mercurio. Coto de Altamira, Taboexa (As Neves).

Purificación Rodríguez García. Bronces figurados de Taboexa.


Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.

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