El término municipal de Trigueros se
localiza en
la Ribera Baja del Tinto, en la denominada Tierra Llana de Huelva. En esta zona
de campiña se descubrió el dolmen de Soto en la finca "La
Lobita", bajo una pequeña loma llamada el "cabecillo del Zancarrón" a unos quinientos
metros de la ribera del arroyo Candón.
El Zancarrón era un suave cerro casi
circular de 75 m de diámetro y unos 3,5 m de altura, resultado de la
acumulación de tierra blancuzca y fragmentos de piedra traídos desde otro
lugar. El cabecillo destacaba claramente sobre la campiña que lo rodeaba y en
su punto más alto se construyó en 1919 una casita para el guarda de la finca.
El
dolmen de Soto fue descubierto
en 1923 por Armando de Soto, propietario de la finca, y la excavación la
realizó el arqueólogo
Hugo Obermaier Grad (1877-1946). Sus resultados se publicaron en marzo de 1924
en el Boletín de la Sociedad Española de
Excursiones. El 3 de junio de 1931 fue declarado Monumento Nacional y desde 1987 es de
titularidad pública y dependiente de la Consejería de Cultura de la Junta de
Andalucía.
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Dolmen de Soto durante las excavaciones.
De derecha a izquierda:
Hugo Obermaier, Armando de Soto
y Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó
(Obermaier. 1923)
|
Todo
el conjunto del dolmen de Soto tuvo que ser restaurado mediante varias
intervenciones. La primera la llevó a cabo el Ministerio de Cultura en 1957 y en 1981 Ismael
Guarner acometió la fase inicial del proyecto de restauración. Este mismo
arquitecto desarrolló la segunda fase en 1982, presentando la Memoria final de
las obras realizadas en 1985. En 1986 la Consejería de Cultura de la Junta de
Andalucía comenzó el proyecto de protección arqueológica del monumento
realizando mejoras en el cerramiento, interior, entorno y acceso del dolmen, mediante
el asfaltado de una serie de caminos que lo conectan con la A-286 y la nacional
436.
El círculo de piedras
del Neolítico (4000-3000 a.C)
A
partir del 4000 a.C, grupos humanos comenzaron a establecerse en esta región de
Huelva. En esa época neolítica el clima del lugar era más húmedo que el actual
y había una mayor densidad de vegetación, principalmente bosques de encinas. Como
demuestran los análisis polínicos, la actividad humana relacionada con la
agricultura y la ganadería provocó la progresiva desaparición de la masa
forestal, de modo que en el período de transición entre el Neolítico Final y el
Calcolítico predominaban las dehesas y las zonas de cultivo de cereales.
Las
excavaciones arqueológicas han descubierto que durante el Neolítico en este
lugar ya se erigía un círculo de piedras sobre el cual posteriormente se levantó
el dolmen de Soto, de modo que el anillo perimetral del túmulo que podemos
contemplar actualmente es similar en tamaño y trazado al del primitivo círculo
lítico.
Este
círculo medía unos 60 m de diámetro y estaba constituido por piedras de
distintas formas, tamaños y materiales: bloques, menhires, estelas-menhires de
grauvaca, calcarenitas y conglomerados ferruginosos. A su lado había un grupo
de cabañas, hogueras y estructuras votivas o rituales que eran utilizadas en
ceremonias y en prácticas relacionadas con la astronomía.
En base a los restos
encontrados, se supone que debió tratarse de un santuario de gran importancia
utilizado durante cientos de años hasta la Edad del Cobre, momento en el que fue
transformado en dolmen empleando para ello los menhires y estelas-menhires del
antiguo círculo.
Una de estas piedras
reutilizadas es la losa 21 de la pared
izquierda del dolmen, en la que aparece grabado un posible “ídolo dolménico oculado” del que se distingue la nariz, los
dos ojos, el pecho y los brazos. El hecho de que esta representación esté
colocada al revés es una prueba de que la piedra sobre la que se halla fue
extraída del círculo lítico y recolocada en posición invertida en el corredor
del dolmen. Por lo tanto, la figura que aparece en ella sería anterior a la
construcción del dolmen y correspondería a la época neolítica.
El dolmen de Soto I
(3000-2500 a.C)
El
dolmen de Soto es una de las mayores construcciones megalíticas de Europa
Occidental y la datación con carbono 14 estableció su antigüedad hacia finales
del tercer milenio, en el período conocido como Eneolítico, Calcolítico o Edad
del Cobre (3000- 2500 a.C).
El
túmulo que recubre toda la estructura forma una colina circular de unos 3,5 m
de altura y 70 m de diámetro, que sería visible desde varios kilómetros en la
llanura que lo rodea. Fue construido mediante sucesivas capas de arcilla,
rematado con cantos de río y delimitado por un anillo perimetral de bloques de
piedras (calcarenitas, conglomerados ferruginosos, lajas de pizarra y
grauvacas), hincados verticalmente y junto a las cuales se han hallado restos
de platos de borde almendrado, cazuelas y cerámicas globulares.
Este anillo de piedras está rodeado por un deambulatorio pavimentado con cantos de cuarzo y cuarcita.
El sepulcro mide 21,5 m de largo y consta de 64 monolitos
verticales, de los que 30
componen la pared derecha del corredor y 33 la izquierda. Algunos de ellos son
estelas y menhires que formaban parte del círculo de piedras neolítico y que
fueron reutilizados en la construcción del megalito.
La cabecera de la cámara
la ocupa una gran losa de 3,41 m de altura, 3,10 m de
ancho, un grosor de 0,72 m y un peso
aproximado de 21,3 tm.
Casi todas las losas tienen zapata y
han sido consolidadas con muros de contención de hasta dos metros de espesor,
realizados con una masa dura de cantos y fragmentos de pizarra entremezclados
con arcilla.
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Maqueta del dolmen de Soto (Museo Arqueológico de Huelva) |
Obermaier
tan sólo encontró veinte losas de la cubierta del corredor y ninguna de la cámara ya que fueron utilizadas por los
campesinos en sus construcciones, apreciándose en
algunos trozos las huellas de los barrenos.
El
acceso al interior del túmulo se realiza desde la puerta orientada al E y situada
en el atrio externo abierto. Cuando Obermaier realizó su excavación, la entrada
tenía una altura de 145 cm y una anchura de 93 cm.
Tras la puerta, un corredor
con suelo de arcilla compactada nos conduce al interior. Al principio el piso
es ligeramente descendente pero pronto se nivela, a la vez que la anchura y la
altura del sepulcro van aumentando progresivamente.
La
galería continúa y a 4 m de la entrada llegamos a la antecámara, a la que se
accede pasando por una segunda puerta que en el momento de la excavación medía
1,74 m de alto, con anchura entre las dos jambas de 82 cm.
A 6 m de la entrada
hay un pequeño pilar libre y a 14,5 m desde la puerta comienza la cámara, que
cuando se excavó tenía una altura de 2,30 m y una anchura de 2,10 m.
El
interior de la cámara se halla a 19 m de la entrada y su altura es de 3,41 m
con una anchura de 3,10 m.
Para
la construcción de este colosal megalito se extrajeron enormes bloques de
piedra realizando perforaciones en las rocas con herramientas muy
rudimentarias, mediante las cuales se trazaban unas líneas de agujeros en los
que se introducían cuñas de madera que al dilatarse por efecto del agua
desgarraban grandes lajas. Sabemos que los ortostatos y losas de la cubierta
del dolmen de Soto proceden de varios lugares, algunos de ellos muy distantes.
Las rocas calizas, pizarras y conglomerados
fueron traídas desde Niebla (6 km); las rocas areniscas desde Lucena (10 km); hay
dos bloques de rocas volcánicas del Andévalo (30 km); los granitos fueron
extraídos a unos 40 km de distancia. El transporte de todos estos materiales se realizó mediante arrastre,
utilizando rodillos sobre los que se colocaban las losas y empleando la técnica
de elevación de planos inclinados de tierra prensada. Además, como ya dije
anteriormente, también se reutilizaron algunos monolitos que formaban parte del
antiguo círculo neolítico.
En
el centro de la cámara y delante de la cabecera existía una "pileta" o
“mesa” rectangular muy baja de 115 cm de largo, 75 cm de ancho y 15 cm de alto,
realizada con dos capas superpuestas de guijarros blancos unidos con arcilla.
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Localización de la pileta dentro de la cámara (Obermaier) |
Se supone que tenía un uso ritual y que sobre ella se depositaban materiales,
objetos o huesos durante la realización de las ceremonias.
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Fotografía de la pileta (Obermaier) |
La presencia de este
pileta es un hecho infrecuente, ya que en la mayor parte de los casos aparecen
en sepulcros de cúpula del O peninsular. Obermaier también encontró restos de
pequeñas hogueras que según el arqueólogo hispano-alemán no estaban
relacionadas con las sepulturas y que tampoco habían afectado a los huesos.
Como
dije anteriormente, la puerta de acceso al interior del sepulcro está orientada
al E de modo que en los ortos solares de los equinoccios de primavera y otoño,
los rayos de luz entran y recorren el corredor para llegar hasta el fondo de la
cámara. Por lo tanto este monumento aúna tanto las creencias rituales
vinculadas a la muerte y la regeneración, como el conocimiento astronómico necesario para controlar los
ciclos de la naturaleza en la actividad agrícola y ganadera.
Las sepulturas
Cuando
Hugo Obermaier excavó el dolmen de Soto comprobó que conservaba intacto su
interior, debido a que una argamasa de arcilla durísima llenaba el sepulcro hasta
casi la altura del techo y había recubierto las sepulturas totalmente.
Desconocemos cuándo y cómo fue rellenado
el dolmen con arcilla, pero en todo caso impidió que éste fuera saqueado,
aunque dificultó mucho los trabajos de excavación.
La
enorme presión producida por todo este volumen de arcilla destruyó todos los
restos humanos y cerámicos, por lo que Obermaier no pudo extraer más que
fragmentos de huesos, entre los que destaca la mitad de una mandíbula superior
de un hombre de complexión fuerte y de unos cuarenta años de edad; un fragmento
de mandíbula inferior de una mujer; quince fragmentos de bóvedas craneanas; una
porción de fémur superior y dientes. La sepultura que estaba más dañada era la
número uno, situada en la entrada junto a la losa 4 de la pared derecha, donde
también se encontraron restos de cerámica romana y árabe, lo que hace pensar
que fue saqueada.
Dentro
del sepulcro, Obermaier localizó restos de ocho cuerpos todos ellos situados
junto a ortostatos que presentaban signos grabados. Los cadáveres fueron
colocados en posición agachada, atados y envueltos en cueros y tejidos, para
posteriormente ser llevados al interior del dolmen. Allí se situaron “sentados”
a cierta altura sobre el suelo y con la espalda apoyada en la pared del
monolito, lo cual es frecuente en los enterramientos megalíticos ya que permite
aprovechar todo el espacio. El ajuar funerario se colocó al lado de cada uno de
los cuerpos, e incluso es posible que en parte dentro de la propia cobertura
del cadáver. Junto a los cráneos aparecieron restos de cerámica.
En
su excelente trabajo, Obermaier describe la disposición de las sepulturas y el
ajuar encontrado en cada una de ellas.
Pared N o derecha:
Sepultura
1. Junto a la losa 4 en la que aparece un grabado escutiforme. El ajuar
consistía en sílex tallados, cerámica y un hacha.
Sepultura
2. Junto a la losa 15 decorada con tres círculos. Se encontraron sílex
tallados, cerámica y un hacha.
Sepulturas
3 y 4. Restos de un adulto y un niño de unos cinco años (tal vez madre e hijo)
junto a la losa 24, decorada con varios grabados entre los que destacan dos
figuras antropomórficas esquemáticas. La figura de mayor tamaño parece proteger
bajo su brazo derecho a otra persona mucho más pequeña, por lo que pudiera tratarse
de una representación de los dos difuntos. Además de otros objetos se encontró
un puñal de pizarra y un pequeño brazalete cónico que por su tamaño debió
pertenecer al niño.
Sepultura
5. Junto a losa 29, con diseño esquematizado. Restos de un cuenco fino, sílex
tallado y varias hachas.
Cabecera:
Sepultura
6. Un cadáver al pie de la gran losa con dos signos antropomorfos.
Pared S o izquierda:
Sepultura
7. Junto losa 20, con inscripciones de
tres puñales.
Sepultura
8. Losa 25, con dos puñales tallados.
Los hallazgos de
Obermaier llevan a concluir que el dolmen de Soto fué realizado para albergar
los cuerpos de personas que tenían relevancia social dentro de su comunidad y que
probablemente estaban unidas por lazos de parentesco. De la presencia del cadáver de un niño y de la edad atribuida a los
huesos encontrados, podemos deducir que la mortalidad infantil debió ser alta
durante el Calcolítico. Probablemente la esperanza de vida estaría entre los
veinte y los cuarenta años y muy pocos individuos superarían los sesenta años.
Los grabados
El hecho de que el
dolmen de Soto se encontrara pintado y grabado por completo, lo convierte en
uno de los monumentos más interesantes del megalitismo europeo.
Todos los
ortostatos y losas de la cubierta estaban decorados con pinturas de color rojo
y grabados realizados utilizando diversas técnicas, como el piqueteado, la
incisión, la abrasión o el bajorrelieve.
Los
motivos que aparecen en estos petroglifos son todos muy esquemáticos, como
elementos geométricos, antropomorfos, idoliformes, cazoletas, hachas, puñales o
líneas, símbolos todos ellos que guardan gran semejanza con los encontrados en
otros megalitos de la Europa Atlántica. Además, todos los restos humanos
hallados en el interior del dolmen estaban cerca de losas en las que había
grabados símbolos, por lo que es razonable pensar en un significado religioso relacionado con la muerte.
La presencia de
varias representaciones de puñales triangulares de metal típicos de la Edad del
Cobre, con empuñadura recta, vaina y a veces con regatones ovales, nos aporta
una referencia a la hora de datar este tipo concreto de diseños.
No obstante,
no existe consenso en lo que se refiere a si los grabados y pinturas eran contemporáneos
a los monumentos megalíticos o si fueron realizados posteriormente. Incluso hay
divergencia en si las pinturas y los grabados son contemporáneos, ya que las
pinturas suelen representar temas naturalistas y los grabados más abstractos.
A continuación haré
un inventario de los grabados basándome en la descripción realizada por
Obermaier:
Grabados
en la pared derecha:
Grabado 1.- Losa 4 desde la entrada (granito): rectángulo vertical de 14 cm de alto cuyo lado superior se prolonga hacia la izquierda y que Obermaier
interpreta como un escutiforme. Se encuentra a 77 cm de altura cerca de
los restos de la sepultura 1.
Grabado
2. Losa 7 (granito): cuatro pequeñas
cazoletas.
Grabado 3.
Jamba de la puerta situada entre los ortostatos 8 y 9 (granito): grabado de 41 cm de largo formado por una
combinación de líneas
rectas y curvas. Es poco profundo y está a 37 cm de altura.
Grabado
4. Losa 15 (granito): a 117 cm del suelo hay tres círculos de 10, 8’5
y 8 cm. Detrás de este ortostato estaba la sepultura 2.
Grabado 5. Losa 18 (granito): a 104 cm de altura está representado un triángulo
invertido de 21 cm, con el vértice sin cerrar y un punto
en la parte superior. No es muy profundo ni claro por
haber sido pulimentada la roca con posterioridad a la realización del dibujo. Para Obermaier se trata del puñal típico del Calcolítico.
Grabado 6 (a, b y c). Losa 24 (granito): a 60 cm del suelo,
grabado ligero de 24 cm a
modo de triángulo invertido con un punto encima y un trazo vertical en su
interior, que Obermaier considera como
un puñal triangular roto en su parte superior.
Encima de este símbolo y a 93 cm
de altura aparece un conjunto formado por un signo, que Obermaier considera que
se trata de un puñal de 26 cm de largo con mango cortísimo y vaina de regatón
alargado y redondeado, en el interior de la cual hay una segunda línea que
según este autor rectificaría las proporciones equivocadas del dibujo.
Un poco más arriba hay dos antropomorfos esquemáticos, con cabezas en
forma de puntos y brazos y piernas
abiertas. La figura mayor mide unos 20
cm de largo y extiende su brazo derecho como si estuviera protegiendo a la pequeña,
de 10 cm de alto. Junto a este monolito se encontraron los restos de un adulto
y un niño (sepulturas 3 y 4), por lo que pudiera tratarse de una
representación de ambos, quizás una madre y su hijo.
Por encima de los antropomorfos existe un tercer grabado de un trazo
irregular de 26 cm de alto.
Grabado 7 (a y b). Losa 26 (caliza): figura humana esquematizada de
17 cm de largo, con cabeza circular, brazos en cruz y trazo vertical entre las
piernas, situada a una altura de 149
cm.
Cerca de la cubierta hay un segundo grabado similar de 14 cm de alto,
con forma de semicírculo incompleto al estar lascado y tres trazos verticales y
otro horizontal. Para Obermaier es un antropomorfo más simplificado que el
anterior, ya que carece de cuerpo y de brazo izquierdo.
Grabado 8. Losa 29 (arenisca): A 154 cm del suelo aparece una composición
bastante borrosa de 22 cm de largo, formada por dos círculos concéntricos con punto en
el centro; dos trazos cortos oblicuos en la parte superior derecha; tres trazos
más largos y verticales en la base del círculo exterior; un trazo horizontal
del mismo tamaño que los tres anteriores, a los que se opone y de los que está
ligeramente separado.
Para Obermaier se
trata de una probable esquematización colocada
al revés, similar a los dibujos del grupo 7. El cuerpo o la cabeza serían los
dos círculos concéntricos con punto central; las tres líneas largas los pies y
la línea aislada un brazo, mientras que los dos trazos cortos podrían ser
adornos. Al pie de este ortostato había un esqueleto humano (sepultura 5).
Grabados
en la pared izquierda:
Grabado
9. Losa 18 (arenisca): presenta concavidades
ovaloides, de las cuales la más profunda mide 26 cm de largo y 12 cm de anchura
máxima y se encuentra a una altura de 68 cm. Estas marcas se produjeron al alisar
instrumentos de piedra como hachas o cinceles, probablemente en la cantera de
donde se extrajeron las losas o durante el transporte o construcción del
dolmen.
Grabado 10. Losa 19 (granito): a 70 cm de altura hay un motivo de 30 cm de largo
con tendencia oval en la parte superior, base recta y horizontal con cinco trazos rectos verticales y otro trazo recto
vertical en la parte superior. Para Obermaier es un antropomorfo esquematizado, con una línea a modo de cabeza y una capa
o falda con posibles franjas.
Grabado 11. Losa 20 (granito): a 37 cm del suelo se representa un motivo de tendencia
triangular de 26 cm de largo,
con base horizontal prolongada en la parte superior de la que parte un trazo
corto vertical rematado con un punto; vértice sin cerrar. Posible puñal
enmangado.
A una altura de 96 cm hay dos motivos triangulares opuestos por las
bases, de 28 y 29 cm de largo
respectivamente; la del superior se prolonga a ambos lados del triángulo;
ambos presentan en las bases dos
trazos verticales internos con la misma inclinación, lo que da una apariencia
de continuidad a pesar de estar separados. Se trataría de otros dos puñales triangulares contrapuestos
con los mangos dibujados dentro de las mismas hojas.
Delante de este ortostato se situaba la sepultura 7.
Grabado 12. Losa 21 (granito): a 16 cm sobre el suelo aparece representado lo que
Obermaier identifica como “un ídolo dolménico oculado” colocado al revés. La frente con la nariz la forma un bajorrelieve semicircular de 22 cm de
anchura máxima y los ojos son dos pequeñas cazoletas de 1,8 y 2 cm de diámetro.
Abajo a la izquierda aparecen dos grabados que Obermaier interpreta como el pecho y los
brazos del ídolo.
Uno de ellos es
un diseño circular con trazo en forma de arco a su izquierda. El otro está a la
derecha del anterior y repite el mismo diseño aunque opuesto, con el trazo en
forma de arco dirigido hacia la derecha; se encuentra incompleto al estar
lascado.
El
hecho de que este ídolo haya sido grabado en bajorrelieve y que se encuentre en
posición invertida, lleva a pensar que la roca sobre la que se encuentra era
uno de los menhires del primitivo círculo neolítico que fue reutilizado como
material de construcción del dolmen. Por lo tanto esta representación tendría
una cronología anterior a la del túmulo.
A 40 cm por debajo, en el extremo opuesto
al ídolo, encontramos un antropomorfo de 24 cm de largo con un punto como cabeza, otro
como parte superior del cuerpo y un trazo recto y vertical como parte inferior;
brazos curvados, separados del cuerpo y grabados profundamente. Este grabado, a
diferencia del idoliforme, si habría sido realizado en la fecha en la que se
erigió el megalito.
Grabado 13. Losa 25 (granito): a 1 m de altura aparecen
dos
motivos de 33 y 24 cm, de tendencia triangular y contrapuestos por los vértices
que están sin cerrar; el vértice del inferior presenta un ensanchamiento con
dos trazos curvos. Se trata de dos puñales con empuñaduras macizas terminadas
en bolas y vainas que finalizan en regatón redondo o en punta, respectivamente.
Junto a este monolito se hallaba la sepultura 8.
Grabado 14. Losa 26 (granito): dos grabados en la parte superior de 52 y 30 cm de largo, cada uno de ellos
formado por dos trazos rectos; los del izquierdo crean un codo y tienden a
juntarse en la parte inferior pero no llegan a hacerlo totalmente; el derecho
tiene un trazo recto y el otro se quiebra y también tiende a converger. Pudieran ser brazos esquematizados.
A una altura de 135 cm sobre el suelo hay un grabado poco profundo de
un puñal.
Grabado 15. Losa 27: cerca de la base se distingue vagamente la figura de un
puñal triangular.
Grabado 16. Losa 30 (granito): a 77 cm de altura hay un círculo poco visible de
8,5 cm de diámetro con trazo vertical en la parte superior izquierda.
Grabado
17. Losa 31 (granito): las dos terceras partes
inferiores del ortostato están cubiertas con alrededor de 40 pequeñas cazoletas;
unas de unos 2 cm de diámetro y poco profundas; otras de 5 a 6 cm de diámetro y
profundas; la mayor mide 8 cm de diámetro. Las cazoletas que se encuentran en la parte
más baja, situada encima del suelo, pueden ser anteriores a la construcción del
túmulo.
Grabados
de la cabecera:
En este monolito granítico, al lado del que se hallaba la sepultura 6, se
distinguen huecos ovaloides utilizados para pulir las herramientas y dos
grabados de antropomorfos esquemáticos, de ejecución esmerada, situados a 189
cm del suelo.
El de abajo mide 13 cm de alto y posiblemente represente el tipo femenino
acéfalo, con cuerpo en forma de círculo, tronco lineal y brazos caídos.
El superior puede ser el masculino, mide 12,5 cm de alto y tiene las
piernas encorvadas hacia arriba, en forma de ancla, y los brazos en forma de
cruz.
Sólo aparece un grabado en el último ortostato de granito al comienzo de
la cámara. Se trata de un círculo de 14 cm de diámetro y contorno ancho,
dividido en dos partes iguales por una línea transversal. A su derecha se halla
una cazoleta de 6,5 cm de ancho.
Útiles encontrados:
En
la excavación de Obermaier se recuperaron los siguientes restos: tres hachas de
granito bien pulimentado; tres hachas de granito toscas; un hacha fina de sílex
verdoso; un hacha- martillo de granito; un machacador de granito muy gastado;
un hacha de serpentina tosca; catorce cuchillos de sílex negruzco de hojas
finas, la mayoría sin retoques y bordes muy cortantes; veinte fragmentos de
cuchillos de sílex; una varilla de marfil de 4,7 cm de largo y 1 cm de diámetro; restos de equinodermos marinos
de la clase Crinoidea; un diente fósil de tiburón que quizás fuera algún tipo
de amuleto; un molar de caballo; tres molares de toro; un diente de cerdo o
jabalí; varios huesecillos de pájaros. Posiblemente estos restos de animales
formaran parte de algún tipo de ofrenda o tuvieran algún significado mágico.
Por
lo que se refiere a los restos de cerámica encontrados estaban todos casi
deshechos. Parte de los fragmentos eran de vasos toscos de pasta mal cocida
carentes de decoración y también había otros restos de barro más fino y caras
alisadas. Las piezas halladas correspondían a cuencos semiesféricos, platos
bajos y recipientes esféricos, todos de bordes sencillos y realizados sin
torno.
El
fragmento mejor conservado corresponde a un cuenco semiesférico de barro fino y
negruzco de paredes pulimentadas. Además se encontraron once fragmentos de un
plato grande, fino y de color ladrillo, decorado con seis líneas de incisiones
en zig-zags y con borde superior ornamentado con líneas entrecruzadas formando
un enrejado.
Junto
al monolito 24 (sepultura doble) se halló un brazalete cónico de hueso con tres
perforaciones redondas cerca del borde inferior y otras tres cerca del superior.
También se encontró un puñal de piedra de 12 cm hecho de pizarra negra
pulimentada, con hoja de doble filo y con un grueso nervio.
El dolmen de Soto II
(3000-2500 a.C)
A
unos 250 m al N del dolmen de Soto I existía un segundo megalito más pequeño,
con un corredor de unos 8 m de largo y 1,4 m de ancho, y una cámara funeraria
de forma oval de 6 m de largo y 2,5 m de ancho. Armando de Soto lo hizo excavar
y en su interior se hallaron restos de 18-20 cráneos de otros tantos cadáveres,
que en su mayoría habían sido colocados sentados sobre la arcilla roja, arrimados
a las losas y recubiertos de una capa de tierra mezclada con guijarros grandes,
aunque algunos estaban en decúbito supino y orientados verticalmente respecto
al eje del dolmen.
El
ajuar recuperado fue bastante exiguo y se componía de un hacha trapezoidal de
piedra, seis hojas delgadas de sílex, una punta de flecha de sílex, una hoja de
puñal o lanza de cobre, dos fragmentos de varillas de marfil, un fragmento de
cristal de roca, un cuarzo cristalizado de un kilogramo de peso y forma hexagonal,
así como restos de cerámica.
A
diferencia de Soto I, en Soto II sólo apareció un único grabado de 58 cm de largo y 47 cm
de ancho.
Para finalizar, adjunto el enlace al trabajo completo de Obermaier publicado en 1924 en el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones:
http://ddd.uab.cat/pub/bolsocespexc/bolsocespexc_a1924m3v32t1.pdf
Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.
Querido amigo: Te alegrará saber que hemos publicado una monografía sobre el dolmen de Soto que te debe interesar:
ResponderEliminarPRIMITIVA BUENO RAMÍREZ, JOSÉ ANTONIO LINARES CATELA, RODRIGO DE BALBÍN BEHRMANN & ROSA BARROSO BERMEJO (ed.). 2019. Símbolos de la muerte en la Prehistoria Reciente del sur de Europa. El Dolmen de Soto, Huelva. España. Sevilla: Junta de Andalucía, Consejería de Cultura: Arqueología Monografías; 978-84-9959-316-6
Un abrazo:
Rodrigo de Balbín
Muchas gracias Rodrigo. La leeré con interés. Un abrazo.
ResponderEliminarMagnífico trabajo, independientemente de la, a mi juicio, horrorosa reforma últimamente realizada. Una simple anotación: la luz entra hasta el fondo en el equinoccio de primavera pero en septiembre, dado que el recorrido de traslación de la Tierra es una elipse, el sol no entra en el equinoccio sino días antes, concretamente el 4 ó 5 de septiembre. Entre 1998 y 2002 visité el lugar en ambos equinoccios: dio la casualidad que, en primavera ese día llovió o estuvo nublado al amanecer. En septiembre, avisado por Mariano que era el guarda del dolmen, acudí el 4 e hice fotografías en formato analógico que he traspapelado y tendré que buscar entre los negativos. Por cierto, gracias a la colaboración del perito de Confederación del Guadiana y gran amigo mío, Alberto Rodríguez (q.e.p.d.) pude comprobar que el dolmen está orientado con una desviación de 6º 18´ N respecto del punto que marca el Este geográfico actual
ResponderEliminarGracias Jormanz por tu comentario.
ResponderEliminarVisité este dolmen en los años 1985 y 1987, y volví a verlo el año pasado, antes al final de la galería en la pared del fondo y paralelo al techo había una apertura (5 o 10 cm) por la que se filtraba la luz del sol, al entrar y pasar de la oscuridad y penumbra de la galería y llegar a la cámara el halo de luz y el polvo en suspensión no te dejaban ver la pared del fondo hasta que se acostumbraba la vista lo que le daba un aire mágico y único, ahora es un dolmen más, restaurado pero con nada especial
ResponderEliminarAdiós a un dolmen mágico
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