Mitra era un dios indo-iraní vinculado al sol y por lo tanto fuente de energía, benefactor y protector, del que procedían el amor y la amistad. En el
panteón de los Vedas de la India, Mitra era uno de los dioses principales o Asuras.
En el Avesta iranio existían dos divinidades principales: Ahura Mazda (dios de la luz) y Ahriman (dios de la oscuridad). Estos dos
dioses estaban enfrentados en una lucha perpetua y eterna que sólo concluirá
cuando el bien venza al mal. Mitra era uno de los dioses de la facción de la luz
y el bien y su principal función consistía en garantizar la justicia de los actos y
mediar entre los mundos superiores, en los que reinaba Ahura Mazda, y los
inferiores que gobernaba Ahriman.
Tanto en
la mitología hindú como en la irania, Mitra personificaba el carácter sagrado
de los contratos y juramentos, empezando por el que vinculaba a los hombres con
los dioses y que les obligaba a ofrecerles sacrificios a cambio de los cuales serían
recompensados. Por lo tanto, en los contratos se solía hacer mención a Mitra e
invocar su nombre como garante de que lo acordado se iba a cumplir. En Boghaz
Köy, capital del imperio hitita en el N de Anatolia (Turquía), se hallaron unas
tablillas de arcilla del siglo XIV a. C en las que por primera vez aparece el
nombre de Mitra, garantizando el cumplimiento del tratado firmado entre hititas
y hurritas.
En la reforma
que Zarathustra realizó de la tradición irania, la figura de Mitra quedó
relegada a su condición de fiador de los acuerdos y su culto fue cayendo en
declive, ya que el zoroastrismo era una religión monoteísta centrada en Ahura
Mazda y prohibió los antiguos ritos politeístas, como los sacrificios de
toros en honor a Mitra. Posteriormente
se produjo una revitalización del culto durante el imperio de la
dinastía persa de los aqueménidas (709-330 a.C), quienes propagaron el mitraísmo
hasta las costas del mar Egeo.
En el
siglo I a.C el mitraismo comenzó a difundirse por las costas del Mediterráneo. Su aparición en los dominios del Imperio Romano tuvo lugar entre el
final de la República (27 a.C) y especialmente a partir del siglo I d.C, con la
incorporación al Imperio de Capadocia (Turquía) y Comagene (Siria) y la aportación de
contingentes de legionarios de estas regiones que seguían la fe mitráica. De esta
manera el mitraísmo fue divulgado por las legiones romanas y gozó de la protección del
Imperio, experimentando un gran auge durante los gobiernos de Cómodo, Aureliano
y Diocleciano.
Esta
situación tocó a su fin con Constantino, quien al principio adoraba al Sol Invictus cuyo símbolo portaba en su
estandarte, pero que en el 313 promulgó el Edicto de Milán decretando la
libertad de cultos y concediendo importantes privilegios a la jerarquía
cristiana. En el 337 Constantino se convirtió al cristianismo en su lecho de
muerte y el mitraísmo comenzó su decadencia, a pesar de un breve
resurgimiento con el emperador Juliano, hasta que en el siglo IV se produjo su
declive definitivo y desaparición.
El mitraismo en Hispania
El mitraísmo llegó a Hispania de la mano de las legiones romanas y de los comerciantes orientales que arribaban a nuestras costas. De todos modos, no gozó de mucha popularidad entre los hispano-romanos, siendo un culto muy minoritario y al parecer exclusivamente masculino.
Existen referencias a Mitra en diversas epigrafías hispanas con los nombres de Mitrae, Soli Mitrae, Mitrae Invicto, Soli Invicto Mitrae y Deo Soli Invicto. Por otra parte, también existen muestras de las tres representaciones más características de este culto mistérico: la Tauroctonía (escena de Mitra sacrificando al toro), la representación del grupo león-crátera (agua)-serpiente y la imagen de Aión, divinidad por lo general con cabeza de león, alas y rodeada por los anillos de una serpiente.
Los monumentos mitraicos más antiguos de la Península son los de Emerita Augusta, de entre la segunda mitad del siglo II d.C y finales del siglo III d.C. Otras comunidades mitráicas eran la de Igabrum (Licabrum. Cabra), donde se halló la escultura del Mitra Tauróctono que debió ser esculpida para decorar la pared frontal de un mitreo; la de Itálica, Curduba y Caetobriga (Setúbal). En Galicia sólo se conoce la existencia de un mitreo en Lugo que fue destruido en el año 350, y también parece existir una inscripción aparecida en Cuntis.
La
Tauroctonía de Cabra (Córdoba)
Este
relieve de Mitra Tauróctono fué hallado en una huerta cercana a la Fuente de
las Piedras (Cabra) y se conserva en el Museo Arqueológico de Córdoba. En
este yacimiento arqueológico existen restos de una necrópolis romana y de una
gran casa del Bajo Imperio, erigida alrededor del siglo III y que
sufrió un incendio a finales del siglo IV o principios del V. Es posible que se
tratara de un colegium o residencia de soldados (A.
Blanco, Julián García y M. Bendala. Excavaciones en Cabra. La Casa de Mitra.
1972).
El relieve hallado en Cabra es de escaso valor artístico, está labrado en mármol y mide 96 cm de largo, 93 cm de alto y 35 cm de ancho. Su aparición nos indica que en este complejo de viviendas debió existir un mitreo: una cueva artificial que imitaba la caverna en la que habitaba Mitra y en la que sacrificó al toro primordial. Todos los mitreos constaban de una antecámara y tras ella de una sala alargada, denominada spelaeum, decorada con pinturas y provista de dos largos bancos corridos. En la parte más profunda de la cueva, en la que se realizaban los ritos, iniciaciones y sacrificios asociados la liturgia, se situaba el altar y la representación en pintura, bajorrelieve o estatua de Mitra sacrificando al toro.
En la
Taurotocnía de Cabra se representa a Mitra
Invictus Tauroctonos, creador del mundo viviente, sacrificando a un
toro de tamaño proporcionalmente pequeño en comparación con la figura humana.
Mitra va vestido al modo persa, con pantalones largos y ceñidos a los
tobillos, corta túnica, una capa ligera o clámide atada al cuello y el
característico gorro frigio. Con la
mano izquierda agarra el morro del toro y le levanta la cabeza hacia atrás,
mientras que con su cuerpo y la pierna izquierda presiona a la bestia
impidiendo que se incorpore. Una de las patas traseras del toro está retrasada
y sujeta por el pie derecho de Mitra. Éste, con su mano derecha clava un puñal
en el cuello del toro y mientras realiza el sacrificio gira la cabeza para
dirigir su mirada hacia el sol. Los demás elementos del grupo son un escorpión, que agarra los testículos del toro con sus pinzas, y la serpiente y el perro que beben la sangre que mana de la herida.
Dentro de
los cultos ctónicos (referidos al inframundo, a lo subterráneo y vinculados con
la regeneración de la vida y la ultratumba), la serpiente que bebe de la herida
del toro representa a la tierra que es fecundada por la sangre del animal
regenerador. La serpiente era una fuerza benefactora y dispensadora de vida que
vivía en las profundidades de la tierra y que cada año renacía mudando de piel.
También en la mitología griega era un motivo iconográfico muy utilizado que
simbolizaba la fertilidad, la salud y que representa a varias divinidades
asociadas a la tierra como Deméter, Céres y Kore.
Para los
cultos ctónicos el perro genético simboliza el origen de las cosas; la
serpiente pneumática es el aliento racional que da orden al universo; el cuervo
noético encarna la capacidad de percibir intelectualmente, de pensar; a estas
representaciones se les une la del escorpión apogenético (A. Blanco, Julián
García y M. Bendala. Exacavaciones en Cabra. La Casa de Mitra. 1972).
El tema
de la Tauroctonía mitraica ha sido interpretado también desde un punto de vista
astronómico, según el cual se trataría de un relato mítico que reproduce un mapa del cielo en el que el toro sería la constelación Taurus, el perro se identifica
con Canis maior y/o minor,
la serpiente con Hydra, el
león con Leo, la crátera
con Cráter, el cuervo con Corvus, escorpión con Scorpius y el manojo de espigas en el extremo
de la cola del toro con la estrella Spica (R.Beck, 1984).
Los
Aiones mitraicos de Mérida
Augusta
Emérita debe su
nombre a Octavio Augusto, quién la fundó en el año 25 a.C para los soldados
retirados con honores (eméritos) de la Legio
V Alaudae y de la Legio X Gemina, veteranas de
las guerras cántabras.
En Augusta Emerita existía una comunidad mitraica en Agusta Emerita fundada
alrededor del año 155, que probablemente fuera la más importante de
Hispania. A esta congregación corresponden las dos estatuas
encontradas y que se adaptan al tipo de Aion mitraico. Una de ellas tiene
cabeza de león y la otra cabeza humana y ambas aparecen rodeadas por los
anillos de una serpiente, que podría simbolizar el curso del sol (J.R.Mélida).
El Aión antropocéfalo de Mérida representa al Mitra Saxigenus, es decir, Mitra naciente en el momento de brotar de la roca (M. Bendala). Esta
estatua tiene en su pecho una máscara con la cara de un león.
Otras representaciones mitraicas emeritenses fueron halladas a comienzos de la década de 1960 en una mansión situada en la falda meridional del cerro de San Albín, cuya construcción corresponde a mediados del siglo I d.C. Se la conoce como la casa del mitreo, debido a su proximidad con el lugar donde se supone que se ubicaba este santuario.
En una habitación del sector occidental se encuentra el célebre mosáico cosmogónico, representación alegórica de los elementos de la naturaleza (ríos, vientos etc) y que está presidida por la figura de Aion.
El culto
mitraico
Desconocemos
casi todo lo que se refiere al culto original a Mitra en Oriente, apenas algunos textos que forman parte de los escritos zoroástricos, por lo que tan
sólo tenemos constancia de la versión occidental del culto que incorporaba
elementos griegos y romanos a la tradición persa.
Según el
rito que practicaban los legionarios romanos, Mitra nació por propia voluntad
surgiendo de una roca (petra generatrix) situada cerca de un manantial y
un árbol sagrados, suceso del que son testigos unos pastores que se acercaron al
lugar a adorarlo. En el momento de su nacimiento llevaba sobre su cabeza el
gorro frigio y portaba una antorcha y un cuchillo con el que cortó el fruto del
árbol sagrado, vistiéndose con sus hojas.
Posteriormente, Mitra halló en las montañas al toro
primordial e intentó montarlo, pero la bestia comenzó a galopar y lo arrastró mientras permanecía aferrado a sus cuernos. Una vez que el animal se agotó, Mitra
lo agarró por las patas traseras y se lo cargó a los hombros, realizando un
agotador viaje (transitus) hasta su cueva. En este lugar recibió el
mensaje que el Sol le envió a través de un cuervo, pidiéndole que sacrificara
al toro. Mitra cumplió la voluntad del Sol y con su cuchillo le dió muerte. Un perro y una serpiente
comenzaron a beber la sangre del toro mientras un escorpión se agarraba con sus
pinzas a los testículos del animal. Por la cola del toro comenzó a salir trigo,
su sangre se convirtió en vino y su semen purificado por la luna originó a los
animales domésticos.
Tras estos hechos, Mitra se enfrentó al Sol ya que era el
causante de la sequía que asolaba la tierra. Mitra venció y selló un pacto con
el Sol y de esta manera se convirtió en Sol
invictus. Tras terminar su misión en la tierra ambos celebraron un banquete, cuya conmemoración se convirtió en el centro de la liturgia del mitraismo.
Esta y
otras celebraciones se realizaban en los mitreos y en ellas participaban
legionarios, comerciantes, funcionarios, libertos y esclavos, ya que los seguidores
creían en la igualdad entre todos los hombres, por lo cual entre ellos se
llamaban hermanos. Los preceptos mitraicos abogaban por la lucha contra las fuerzas
del mal y para ello llevaban a cabo una serie de pruebas rituales que debían superar
(sed, hambre, fatiga, frío, calor...), para de esta manera aprender a liberarse
del mundo y del tiempo y así poder resucitar tras la muerte. En
el culto occidental, los devotos a Mitra debían pasar por siete estadíos o
grados de iniciación (Carlos Diego):
Corax (cuervo). Nivel inicial en
el que el neófito era bautizado con agua. Los corax, que probablemente fueran
niños, eran los encargados de ayudar en las reuniones.
Chryphius (grifo) o Nimphus (casado). En este nivel el neófito
permanecía célibe y entregado al culto. Tal vez se trataba de adolescentes
dedicados a servir en las ceremonias.
Miles (soldado). En este rito de iniciación el
adepto desnudo era atado y posteriormente se le coronaba y se cortaban sus
ataduras. Después apartaba la corona de su cabeza, simbolizando su desapego de
lo material y se le marcaba en la frente una cruz con un hierro al rojo vivo.
Leo (león) Es el primero de los niveles elevados
en los que el adepto adquiere un compromiso definitivo con la comunidad. En la
liturgia los leones se encargaban de cuidar el fuego sagrado.
Perses (persa) Se les entregaba una daga que
simbolizaba la lucha que debían tener con los aspectos animales de su ser.
Heliodromus (corredor del sol). En el banquete sagrado se
vestía de rojo para representar al sol y se sentaba junto al Padre, que
encarnaba la figura de Mitra.
Mitraismo
y cristianismo
Existen
diversas coincidencias entre el cristianismo y el mitraísmo que tienen su origen
en el profundo sincretismo que se produjo entre las distintas culturas y
religiones que coexistían en el Imperio Romano. El hecho
de que el cristianismo sea posterior al mitraísmo no implica necesariamente que
copiara de éste, ya que el auge de ambas creencias se produjo a partir del
siglo I d.C, por lo que tuvieron un desarrollo paralelo en Occidente en el que se produjo un proceso de mutua asimilación.
Para
concluir este artículo señalaré de manera breve las principales coincidencias
existentes:
De manera muy similar a lo que sucede en la tradición cristiana, Mitra nació en una cueva y fué adorado por pastores. Además, ambas
religiones promueven la igualdad y la hermandad de los hombres y creen en la
resurrección después del Juicio Final, en donde los justos irán al paraíso y
los perversos al infierno.
También
encontramos semejanzas referidas al culto, como el hecho de que en ambos se realizan bautismos con
agua o que el domingo sea su día sagrado. Además los creyentes de ambos credos se llaman entre ellos con los nombres de padre y hermanos. Es de destacar que en ambas tradiciones la celebración principal consistiera en un banquete ritual en el que se come pan y vino, en un caso como símbolo del cuerpo y la sangre de Cristo y en el otro como representación del Toro.
Este hecho fue denunciado por los primeros Padres de la Iglesia, quienes acusaron
en repetidas ocasiones a los mitraístas de copiar el rito de la eucaristía.
Por último, señalar que en el año 274 el emperador Lucio Domicio Aureliano estableció el 25 de diciembre como la fecha en la que se celebraba el nacimiento de Mitra. En el 354 el papa Liberio fijó ese mismo día para la conmemoración de la Navidad.
Bibliografía:
A. Blanco, Julián García y M. Bendala. Exacavaciones en Cabra. La Casa de Mitra. 1972
Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.
Por último, señalar que en el año 274 el emperador Lucio Domicio Aureliano estableció el 25 de diciembre como la fecha en la que se celebraba el nacimiento de Mitra. En el 354 el papa Liberio fijó ese mismo día para la conmemoración de la Navidad.
Bibliografía:
A. Blanco, Julián García y M. Bendala. Exacavaciones en Cabra. La Casa de Mitra. 1972
Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.
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