Para
llegar al Monte Tetón nos dirigimos desde Gondomar hacia Tui
por la PO-340 y a unos 3 Km tomamos la PO-351 hacia Tomiño. Al llegar al alto
que sirve de límite entre este concello y el de Gondomar, a mano izquierda
vemos la señalización de Monte Tetón.
Petroglifos de
Portaxes
Este
interesantísimo grupo de petroglifos se encuentra sobre una roca bastante
fracturada y orientada al E, en un lugar desde donde se puede contemplar una
magnífica vista de las márgenes del río Miño.
Las
representaciones más destacables son las numerosas combinaciones circulares,
muchas de ellas con línea recta que penetra hasta la cazoleta situada en el centro.
De entre todas estas combinaciones circulares destaca una
formada por 18 círculos y que tiene un diámetro de 2,40 m.
Otros
motivos frecuentes son las figuras cuadrangulares, asociadas entre sí mediante
líneas y que han sido interpretadas por algunos autores como un posible tipo de
cartografía.
Aparecen
también varias combinaciones de puntos que en algunos casos forman cuadrados, así como cuatro antropomorfos, un puñal de antenas, decenas de círculos algunos con
cruz inscrita, rebajes con forma navicular y multitud de trazos diversos.
En
una zona relativamente pequeña situada en la parte superior de la gran roca se
encuentran una serie de motivos absolutamente excepcionales dentro del grupo
gallego de arte rupestre al aire libre:
Un posible cometa-esvástica
Se trata de un círculo en cuyo interior hay un diseño en forma de cruz y unos puntos. Además hay cuatro líneas horizontales que siguen al círculo a modo de colas y tras ellas aparece una serie de puntos que forman un rombo.
Por encima de esta figura hay una combinación circular y por abajo la representación de un hombre montando a caballo.
Este
extraño símbolo ha sido interpretado por algún autor como un “cometa-esvástica”, que podría representar al Hale Bopp. Si esta hipótesis fuera cierta permitiría datar la antigüedad del grabado a partir de la fecha de aparición
del citado cometa.
El
Hale Hopp es el mayor de todos los cometas conocidos y el que se encuentra a mayor distancia de la Tierra, entre Júpiter y Saturno. Su núcleo tiene un
diámetro de unos 50 km y está formado por una mezcla de agua helada, sustancias
volátiles congeladas, partículas de polvo interplanetario y variedad de
sustancias, como algunos componentes orgánicos.
El
último perihelio del Hale-Bopp (punto más cercano de su órbita al sol), fue el 1
de abril de 1997 y durante 56 días brilló con la mayor magnitud, más que
cualquier estrella del cielo excepto Sirio, siendo visible en todo el
Hemisferio Norte incluso antes de que oscureciera del todo. Sus dos colas
mostraban una separación de 30-40º y copaban
la mitad del cielo. La cola de polvo seguía la trayectoria de su órbita
y la de gas apuntaba directamente hacia el sol. Tras pasar su perihelio, el
cometa se dirigió hacia el Hemisferio Sur. En total, teniendo en cuenta el tiempo de ambos hemisferios, fue visible durante un total de 569 días.
Actualmente no se conoce con exactitud cada cuanto tiempo ha sido
visible en el pasado, ya que las órbitas de los cometas pueden variar debido a
las perturbaciones planetarias y al proceso de emisión de gases, pero podemos
estimar aproximadamente que hubo un perihelio entre el 2087 y el 2013 a.C. ¿Pudo haber sido en este período cuando se grabó el petroglifo?
La hipótesis del cometa es
sumamente atractiva pero no pasa de ser una mera suposición, por lo que requerirá más investigación arqueológica.
El
jinete
La figura del hombre a caballo se encuentra situada bajo la imagen del cometa, como si se hubiera detenido para contemplarlo. La escena es sumamente extraña e infrecuente, lo que refuerza el carácter místico-religioso de la iconografía de este
lugar.
La
figura ecuestre nos lleva a plantearnos cuándo fueron domesticados los caballos en Galicia, pero se supone que debió ocurrir entre el comienzo
del Eneolítico o Calcolítico y el principio de la Edad del Bronce. La revista Molecular Ecology ha publicado un artículo sobre una investigación que concluye que algunos caballos lusitanos modernos son descendientes de los caballos salvajes del Neolítico Ibérico (hace unos 6200 años), y que perduraron a lo largo del Calcolítico y la Edad del Bronce hasta nuestros días.
En la Península ibérica existían dos tipos de équidos. Por una parte está el denominado "pony ibérico" del N peninsular, que podemos ver representado en las Cuevas de Altamira y del que actualmente se conservan razas emparentadas, como el "garrano" gallego y de la Serra de Geres. La otra raza es el "caballo ibérico" del S de la Península, de mayor tamaño y del que se existen representaciones en la Cueva de la Pileta (Málaga) del 20.000 a.C y en Escoural (Alentejo) del 17000-13000 a.C.
Juan Luis Arsuaga (Centro Mixto UCM-ISCIII de Madrid) ha realizado un trabajo sobre el ADN mitocondrial (heredado de la madre), de restos de caballos neolíticos procedentes del yacimiento de Cova Fosca (Castellón), así como de caballos de la Edad del Bronce del yacimiento del Portalón de Cueva Mayor (Atapuerca, Burgos). Los resultados parecen confirmar que muy probablemente en la Península Ibérica o el N de África se produjo un proceso de domesticación independiente y que por lo tanto los caballos ibéricos no proceden de las estepas de Eurasia.
Otro aspecto diferente a la domesticación de los caballos es su uso como animal de tiro o para la monta. Las evidencias arqueológicas indican que los yamnaya podrían haber sido los primeros jinetes de la historia. Hace unos 5.500 años la cultura nómada yamnaya se extendió hacia el oeste desde las estepas euroasiáticas situadas al norte de los mares Negro y Caspio.
David Reich (Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard), en colaboración con científicos españoles, como Íñigo Olalde (Universidad de Harvard) o Carlos Lalueza Fox (Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona), realizó un estudio sobre la historia genómica de la Península Ibérica durante los últimos ocho mil años, el cual fue publicado en 2019 en la revista Science. Analizaron el ADN de 271 cadáveres enterrados a lo largo de siete mil años en decenas de yacimientos de la Península Ibérica, de los cuales 176 cuerpos correspondían al periodo posterior al 2000 a.C.
Los resultados de este polémico estudio indican que hace unos 4.500 años los yamnaya llegaron a la Península Ibérica y que en tan solo cinco siglos, de 2500 a 2000 a.C, reemplazaron el 40% de la ascendencia de Iberia y casi el 100% de sus cromosomas, de modo que en este corto período de tiempo la práctica totalidad de la población masculina descendía de los invasores indoeuropeos, lo que demuestra que tuvieron un mayor éxito reproductivo a través de muchas generaciones.
Como vemos, esta cronología coincide con la fijada para la aparición del Hale Bopp en los cielos peninsulares, lo que podría valer para establecer una relación temporal entre la representación del jinete y del supuesto cometa, y de este modo poder datar la antigüedad de estos petroglifos.
El
antropormorfo
Otro
motivo excepcional que aparece representado en Monte Tetón es una figura
humana, en cuyo brazo derecho se distingue claramente la mano y un objeto indeterminado que pudiera ser un arma (flecha, jabalina o azagaya).
Algunos autores creen que se trata de la representación de alguna divinidad. Actualmente su estado de conservación es tan malo que es apenas
perceptible.
El
puñal de antenas
Cerca del jinete aparece representado un puñal de
antenas, arma que comienza a aparecer en el período del Bronce III (1200-600 a.C). Este
hecho, añadido a la diferente profundidad de los surcos del grabado, nos lleva
a suponer que fue realizado en un período posterior, ya que está mucho menos
erosionado que el resto de los motivos.
En Portaxes existen otros grupos de petroglifos, como el que podemos
encontrar en la senda que lleva a Real Seco. Está compuesto por una combinación
circular con línea recta que llega a hasta su centro y un gran número de
puntos en diversas zonas de la roca.
Petroglifos de Real
Seco
Monte
Tetón destaca por tener las combinaciones circulares más grandes de toda
Europa, datadas en el Calcolítico-Edad del Bronce, es decir, hace unos cuatro
mil años.
La mayor de todas se encuentra a unos 100 m al O del grupo de
Portaxes, al pie de una caseta forestal. Se trata de una enorme combinación de
círculos concéntricos de un diámetro superior a los 3 m y que se encuentra en muy mal estado de
conservación ya que está muy desgastada.
Algunos
autores (Costas) plantean la hipótesis de que la
función de estos grandes círculos era la de destacar la parte superior del
roquedo, de modo que sirviese como un estrado sobre el que se situaba el celebrante.
Nota: Los dibujos de petroglifos que aparecen en este artículo han sido realizados mediante una aplicación informática para la edición y retoque fotográfico.
Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.
Interesantísimo, viendo tu publicación me he dado cuenta de que la cruz (cometa), el caballo y el jinete tienen un equivalente en unos grabados en Perú. Me he quedado a cuadros����
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