Feliciano Rolán nació en Vigo el 9 de junio de 1907, hijo de Emilio Rolán Vicente y María Vicente Álvarez. Cursó bachillerato en el
colegio Bellavista (hoy Apóstol Santiago) de los padres jesuitas. Después fue a
estudiar Derecho a Santiago de Compostela, siendo compañero de curso de mi
padre César Torres Martínez. Finalizó la carrera en 1928 obteniendo la
calificación de sobresaliente y al año siguiente se doctoró en Madrid,
regresando posteriormente a Santiago como profesor auxiliar de Derecho
Administrativo.
En 1932 se publicó “Huellas”, la primera obra de Feliciano Rolán, dedicada a los "Úbedas", sus antiguos amigos y compañeros de universidad. Ese mismo año contrajo tuberculosis, terrible enfermedad en esa época y que finalmente acabaría con su vida.
En 1932 se publicó “Huellas”, la primera obra de Feliciano Rolán, dedicada a los "Úbedas", sus antiguos amigos y compañeros de universidad. Ese mismo año contrajo tuberculosis, terrible enfermedad en esa época y que finalmente acabaría con su vida.
Por ese motivo ingresó en el Sanatorio de la Fuenfría, donde escribirá alguno de los poemas que aparecerán en su libro “De mar a mar”, su obra cumbre y maestra publicada en 1934 con el patrocinio de sus amigos y de Juan Ramón Jiménez. El libro presagiaba un gran éxito para el poeta gallego. El 26 de julio de 1933 Feliciano contrajo matrimonio, in artículo mortis, con su novia Magdalena Murcia Abollo y un año después falleció en A Guarda a la temprana edad de veintisiete años.
Tras su muerte y acabada la Guerra Civil, el recuerdo de Feliciano Rolán desapareció salvo para su familia, amigos y, por supuesto para los “Úbedas”: Luis Tobío, Juan Fenollera, Modesto Blanco, Manuel Facorro, Rafael Areses, Fidalgo, Carlos Pastrana, Castro Rial, Manolo García, Francisco Fraga Fraga, Novoa Somoza, Somoza García, Arias, Campos, Mauro y Benigno Varela, Rafael Rivero y mi padre, César Torres Martínez. Esta amistad perduró hasta el final de la vida de todos ellos y anualmente los supervivientes se reunían para celebrar una comida de confraternidad. Tuve la suerte de poder acudir a varias de ellas siendo muy niño y el recuerdo a Feliciano Rolán siempre estaba presente.
Feliciano Rolán (segundo por la derecha), Modesto Blanco (a su izquierda)
y César Torres (segundo por la izquierda).
En 1972 asistí con mi padre al
acto de inauguración del monumento que le dedicaron los Úbedas y el
Concello de A Guarda en esta preciosa localidad, tan importante para Feliciano
Rolán. Aunque nacido en Vigo, Feliciano es el poeta de A Guarda.
Posteriormente, a principios de los 80, el padre Oreste
Caimotto realizó una amplia labor investigadora sobre la figura de Feliciano
Rolán con motivo del cincuenta aniversario de su muerte. Oreste Caimotto entró en contacto con mi padre para solicitarle información sobre
la vida, el período universitario, las aficiones y costumbres de Rolán.
Mi padre se mostró encantado de poder colaborar con la iniciativa, pues todo
reconocimiento a su amigo le parecía poco y siempre elogió el tesón mostrado
durante muchos años por el padre Caimotto y que culminó con la
publicación del libro “Feliciano Rolán. Su obra poética”.
Recuerdo perfectamente a mi padre describiendo a Feliciano como un
hombre de grandísima sensibilidad, siempre sencillo, bondadoso y comprensivo.
Sentía gran pasión por el mar y este tema fue “el inspirador inacabable de
su ansia de conocimiento de la verdad eterna, del destino del hombre, del flujo
y reflujo de de la vida, de toda su vena poética” (César Torres
Martínez).
Si bien su prematura muerte nos privó de una producción más
abundante, la sola lectura de los poemas “De mar a mar” nos permiten valorar la
magnitud de este gran poeta. Por eso el silencio y el olvido de su obra no se
deben sólo a su fallecimiento siendo aún muy joven, sino que existen otros
motivos derivados de la Guerra Civil, como el hecho de que la cultura fuera relegada a segundo
plano tras el fin de la contienda y de cómo se intentó, en gran medida se
logró, borrar del exiguo panorama cultural español a todos aquellos que habían
profesado simpatía o colaborado con la República.
A pesar de que Feliciano Rolán no tuvo una destacada
actuación política pública, exceptuando el breve espacio de tiempo en el que
desempeñó la secretaría particular del profesor García Labella (gobernador
civil de A Coruña), el simple hecho de que recibiera encendidos elogios por
parte de Juan Ramón Jiménez, García Lorca y Juan José Domenchina y Benjamín
Jarnés, fue motivo suficiente para la dictadura franquista hiciera caer el velo del silencio sobre toda su obra.
Por eso mi padre mostraba gran simpatía y agradecimiento por la
labor desarrollada por Oreste Caimotto para dar a conocer la personalidad y la
obra poética de Feliciano. Si bien la publicación de “Feliciano Rolán. Su obra poética”
supuso la celebración de diversos actos en el Centro Gallego Ateneo de Madrid, así como el número que le dedicó la revista Galicia, también en Madrid, mi padre siempre se mostró defraudado con la respuesta
obtenida en Galicia y que se limitó al reconocimiento que le dedicó el
concello de A Guarda y a la dedicatoria de una pequeña calle en Vigo, su
ciudad natal. Hasta el día de hoy, la Xunta de Galicia no ha promovido el conocimiento
y difusión de la obra de Rolán.
Mi padre citaba las palabras de Luis Tobío: “Me asombra que su
lugar natal no le haya tributado hasta ahora el homenaje debido”. También
recordaba lo que escribió en 1935 Xesús Nieto Pena en el Pueblo Gallego: “....séanos
concedido el honor de pedir a la Galicia que siente, a los gallegos
amantes del nombre de la pequeña Patria, un homenaje sentido y sencillo a la
memoria de uno de sus más inspirados cantores............Que no sea su región
natal la última en enviar sus flores”.
Concluyo esta breve reseña con unas líneas de homenaje que Federico García Lorca dedicó a Feliciano Rolán:
"La
angustia de Feliciano Rolán nos va llenando cada vez con más intensidad, a
medida que su cuerpo se va disolviendo en los brazos definitivos de nuestra
madre la tierra. Yo he visto noticias de su muerte escrita con sangre blanca
sobre las hierbas de Galicia, por donde bogarán ahora sus zapatos de poeta
ahogado en niebla y apretada espuma. "De mar a mar" hemos oído una
voz pura cuyas últimas sílabas son ya secreto del agua. "De mar a mar"
hemos visto huir un cuerpo que llevaba un tesoro para la muerte".
http://www.farodevigo.es/gran-vigo/2013/06/23/prometedora-carrera-truncada-plena-juventud/833887.html
http://www.farodevigo.es/gran-vigo/2013/06/23/prometedora-carrera-truncada-plena-juventud/833887.html
Muy entrañable Javier, la memoria nunca se debería perder. Te pareces mucho a tu padre.
ResponderEliminarMachiñoo, eres clavado o teu pai....
ResponderEliminarNoraboa polo artigo e pola defensa da cultura.
Es un crimen que se silencien las voces por haber nacido poeta en aquellas épocas, en las que con su sensibilidad y el juego con las palabras, los poetas, hacían que las gentes vieran las mejores imágenes y pintaran en sus cabezas melodías que les daba esperanza. Si no era por enfermedades, eran asesinados por los oscurantistas con ansias de poder. Lorca le hizo un homenaje precioso y tu padre no se quedó a la zaga en su recuerdo.
ResponderEliminarCreo que por las notas vistas, tu padre era un hombre de gran nivel cultural. ¿Existe algo publicado, si es el caso?
Unha aperta.