Los
escandinavos era una rama nórdica de los germanos que habitaba en
Jutlandia y que durante siglos permaneció aislada del resto de
Europa debido a su situación geográfica y a la presión de las
tribus eslavas. Sus contactos con el exterior se limitaban a la ruta
del ámbar hacia el sur, y a través de los ríos rusos hacia el
norte para comprar seda y otros tipos de bienes.
Los
escandinavos se dividían en tres subgrupos, de los cuales el de los
daneses
era el más numeroso. Habitaban Escania, Jutlandia y las islas entre
situadas entre ambas penínsulas que separan el mar Báltico del mar
del Norte, una zona estratégica para el control de las rutas
comerciales y la de Constantinopla. Tenían una agricultura
desarrollada y una organización militar muy fuerte, que les permitió
invadir Inglaterra, Alemania y Francia y realizar incursiones en las
que asolaron las costas de Asturias, Galicia, Portugal, Al-Ándalus,
norte de África e Italia.
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Mapa de Europa en los siglos IX y X (Historia National Geographic). |
Otro
grupo era el de los noruegos,
que
vivían
de la pesca, la ganadería y la agricultura. Su conocimiento de la
navegación les llevó a controlar las rutas del Mar del Norte y
navegar por el Atlántico y el Mediterráneo, colonizando Escocia,
Islandia, Groenlandia y Vinlandia.
Los
suecos,
rus
o varegos
eran poblaciones escandinavas que vivían mezcladas con otros pueblos
que habitaban las tierras entre el mar Báltico y los mares Negro y
Caspio. A ellos se debe la fundación de las primeras ciudades rusas.
Su principal actividad era al comercio, navegando por el río Volga
para llegar al Mar Caspio y por el Dniéper hasta el Mar Negro, y
estableciendo relaciones mercantiles con Constantinopla e incluso con
el Extremo Oriente. También emprendían expediciones de saqueo y se
ofrecían como mercenarios. Muchos miles de rus se alistaron en la
guardia varega del ejército imperial bizantino.
Todos
estos pueblos vivían en un espacio geográfico muy desfavorable con
una topografía muy accidentada, zonas pantanosas y bosques
impenetrables. El clima era extremo, con seis meses de duro invierno.
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Reconstrucción de una vivienda vikinga (Pablo Aparicio Resco). |
Las
comunidades se organizaban en granjas multifamiliares, ya que era
necesaria la agrupación y colaboración para poder sobrevivir en
unas condiciones tan adversas. Mientras la familias más humildes
vivían
en granjas compuestas de tres o cuatro edificaciones, la granja del
líder de la comunidad podía tener hasta siete edificaciones
asociadas, incluidas herrerías y cobertizos para los barcos y era el
núcleo social de la comunidad, donde se realizaban los grandes
banquetes.
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Reconstrucción del interior de una vivienda vikinga (Pablo Aparicio Resco). |
Los
principales recursos económicos de los escandinavos eran la
ganadería, la agricultura y en menor medida la pesca. Todas estas
actividades les proporcionaban algún excedente que podían reservar
para poder subsistir durante los duros inviernos.
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Patines para el hielo y peine con funda. |
Este
aislamiento les obligó a llevar un tipo de vida vida autosuficiente
y a desarrollar su propia orfebrería y metalurgia, con la que
fabricaban sus joyas, armas y utensilios de labranza.
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Juego de cuentas de ámbar, cristal, cristal de roca y bronce. Juego de cuentas de cristal, piedra caliza y ámbar con colgantes de aleación de cobre en forma de pez (siglo IX). |
Los
hombres vikingos vestían una túnica de lana teñida, con el cuello
amplio y pantalones que ceñían con cinturones formados por varias
secciones separadas por remates.
La
ropa de abrigo consistía en un gorro de lana o piel y una chaqueta
larga o un manto que se abrochaba al hombro con una fíbula.
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Broches penanulares de bronce. |
Las
mujeres de clase humilde llevaban una sencilla túnica larga,
mientras que las de alto estatus lucían un colorido vestido largo de
lana y delantal con tirantes, que aseguraban al pecho con dos
broches, por lo general ovalados, entre los cuales colgaban cadenas o
collares de cuentas. La túnica o manto se sujetaba con un broche
central que se podía abrir y utilizar como caja.
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Broches ovalados de bronce y cadenas de pecho de aleación de cobre. Remates separadores de cinturón y hebilla de bronce. |
La
túnica o manto se sujetaba con un broche central que se podía abrir
y utilizar como caja.
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Broche tipo disco con arco. Aleación sobre cobre, oro y granate. Fíbula con forma de dragón hallada en Smorenge. Plata dorada (año 700-900) Broche de bronce con forma de barco. |
La
mujer tenía una gran autonomía en la sociedad escandinava y era la
que gobernaba la casa, y en los largos períodos en los que el marido
se hallaba ausente en busca de caza o navegando, tomaban las
decisiones que afectaban a la comunidad.
Las
divinidades mayores de los vikingos eran de índole guerrera, como
Odín
y Thor,
o relacionadas con la tierra, la fertilidad y la magia, como Njoror
y Freyja.
Los dioses menores eran seres sobrenaturales que habitaban en el
mundo de los vivos, como gigantes, nomos, elfos y valquirias. Excepto
algunos templos dedicados a Odín, los vikingos no tenían lugares de
culto o adoración sino que realizaban sus ritos en lo alto de
montañas, cuevas o en grandes roquedos.
El
sistema de creencias de los vikingos era animista y creían en la
vida después de la muerte, la cual dependía de la manera en la que
hubieran fallecido. Si la muerte había sido natural, el alma del
difunto iba a Hel,
mientras que si moría en combate iba a encontrarse con Odín a
Valhalla.
También era variada la tipología de los enterramientos, en túmulos
con cámaras funerarias con ajuares que reflejaban el estatus de la
persona, en ataúdes, o incinerados.
.1050.Statens%20Historiska%20museer.jpg) |
Réplica de la piedra rúnica de Frösö (1050) |
Los
grandes jefes eran enterrados con sus barcos y un ajuar que incluía
armas, caballos y otros animales, alimentos e incluso esclavos. Un
enigmático rito funerario vikingo consistía en incluir en el ajuar
funerario espadas dobladas, tal vez para desactivarlas y que nadie
más pudiera volver a usarlas.
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Espadas dobladas de hierro y cobre fabricadas por Ulfbeht, armero de Renania. |
Desde
finales del siglo VIII hasta la mitad del siglo XI, los grupos
escandinavos abandonaron su tradicional aislamiento y emprendieron
campañas navales de saqueo y devastación de las costas atlánticas
de Europa occidental.
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Piedra rúnica de Pilgards (siglo X) |
Su
impacto sobre las tierras que sufrieron sus ataques fue tan
importante que ese período haya pasado a la historia como la “época
vikinga”.
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Piedra policromada de Gotland, conmemorativa de un guerrero vikingo. |
La
salida masiva de escandinavos hacia tierras remotas se debió a
diversos factores, como conflictos internos, demográficos y
aspectos propios de su cultura y sociedad para la que la guerra y la
obtención de botines eran símbolos de prestigio. Muchos hombres y
mujeres jóvenes que durante gran parte del año se dedicaban a las
actividades cotidianas, se unían a expediciones víkingr
para emprender una expedición de saqueo en lejanas costas y
de este modo obtener riquezas y aumentar su fama y estatus.
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Armas vikingas: puntas de lanza, flechas, hacha, espada, umbo de escudo y puñal de hierro con funda de cuero. |
Algunas
de estas expediciones eran comerciales pero otras se dedicaban
exclusivamente al saqueo. Otros miles de jóvenes escandinavos se
ofrecieron como mercenarios a reinos o condados extranjeros y otros
emigraron buscando nuevas tierras donde asentarse.
La
gran expansión vikinga se fundamentó en su gran habilidad para la
navegación y la construcción naval, con el empleo de distintos de
embarcaciones. El drakkar
era el buque insignia del líder y podía medir hasta 48 m de eslora
y 7-8 m de manga, con 70-80 remos y una enorme vela cuadrada de 21 m
de ancho. Podía transportar hasta doscientos guerreros y su reducido
peso y calado le permitía navegar por aguas de apenas un metro de
profundidad y en tierra ser llevado a hombros por la tripulación.
Otros barcos de guerra eran los skuders
o snekkes,
los más frecuentes, y los karvis,
pequeños barcos de apoyo. Para usos comerciales tenían dos tipos de
barcos mercantes, los knorr
y los byrdingr.
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Drakkar de Oseberg (Wikimedia commons) |
Entre
sus técnicas de navegación destacan el uso de la placa de marcación
de sol o piedra de sol, un cristal natural de calcita (espato de
Islandia) que cuando se coloca frente al sol en ángulo recto
polariza la luz y cambia su color amarillento por un tono azulado, y
de esta manera se puede conocer la posición del sol en días
nublados.
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Espato de Islandia (Wikipedia) |
También
empleaban cuervos que llevaban en jaulas y que soltaban y si
regresaban pronto sabían que estaban lejos de tierra y si no lo
hacían, seguían la dirección en la que se habían ido volando
sabiendo que los conducirían a la costa.
En
las crónicas medievales europeas los vikingos recibieron diversos
nombres: Rus
(remeros),
Lochlainach
(habitantes
del país de los lagos),
Madjus
(infieles)... En las crónicas musulmanas es donde se describen con mayor detalle
los ataques de estos navegantes nórdicos, sobre todo en lo que se
refiere al litoral de Al-ándalus.
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Piedra del rehén. |
Las
narraciones acerca de las incursiones en las costas gallegas son
escasas, pese a que Galicia
fue la zona de la Península Ibérica que más intensamente sufrió
los ataques vikingos entre los siglos IX y XII.
Ataques
vikingos a las costas de Galicia
843-844.
Una flota normanda zarpó de Irlanda o de Dinamarca, no existe
consenso al respecto, y saqueó el litoral francés hasta que una
fuerte tormenta la arrastró hacia la costa cantábrica, desde donde
continuó navegando con rumbo oeste hasta Galicia. En un lugar
conocido como Faro Brigantium, las tropas vikingas se enfrentaron al
numeroso ejercito reclutado por Ramiro I, rey de Asturias, resultando
incendiadas sesenta o setenta embarcaciones y muriendo un gran número
de invasores.
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Ramiro I (Lozano Sirgo. Museo del Prado). |
Los
que sobrevivieron se hicieron de nuevo a la mar rumbo a Lisboa y
posteriormente a Cádiz, donde establecieron una base desde la cual
remontaron el Guadalquivir y atacaron Faro, Beja, Niebla y Sevilla,
hasta que fueron vencidos por las tropas de Abd
al-Rahman II ibn al Hakam I,
retornando un año después a sus tierras del norte.
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Dírhams del tesoro de Heligholmen. |
Desconocemos
quién se hallaba al mando de esta primera flota vikinga
y lo más probable es que no tuviera una jefatura única, sino que
más bien se trataría de una serie de facciones que se aliaban y
rompían su alianza según sus intereses particulares.
857.
Una flota vikinga de cien naves se dirigió a la costa francesa donde
comenzaron una serie de saqueos que culminaron con el asedio de París
en el año 857. Después de esta exitosa campaña, volvieron a
embarcar en sus naves y se dirigieron a la costa española llegando a
la ría de Arousa el año 858, con el objetivo de atacar Santiago de
Compostela. En su camino saquearon el puerto de Iria Flavia y sus
habitantes se vieron obligados a refugiarse en Santiago. Aunque
Compostela pagó un rescate, la ciudad quedó sitiada hasta que
llegaron las tropas del conde don Pedro, las cuales infringieron una
dura derrota a los vikingos y les obligaron a huir hacia el sur. Los
supervivientes se volvieron a hacer a la mar para llegar a Lisboa,
donde saquearon la ciudad provocando una gran matanza. Continuaron
sus ataques por el litoral peninsular hasta llegar a Mallorca y
Menorca, desde donde prosiguieron sus pillajes por toda la costa
mediterránea hasta Grecia. Esta incursión se prolongó durante tres
años antes de retornar a sus tierras de origen. En su ruta de
regreso no volvieron a hacer singladura en Galicia sino que siguieron
por el Cantábrico y desembarcaron para apoderarse de Pamplona,
llegando a hacer prisionero al rey García Íñiguez.
Según
las crónicas omeyas, la flota danesa estaba capitaneada por los
hermanos Hastein y Björn
Ragnarsson, apodado Cote-de-fer (Costado
de hierro)
y en ella se habían enrolado irlandeses que los guiaron siguiendo
las antiguas rutas marítimas hacia España. Según algunos
historiadores, esta incursión se correspondería con el relato
irlandés sobre los hijos de Ragnar Lothbrok, primogénito del rey de
Lochlann, donde se narran sus victorias sobre los musulmanes.
968.
En el siglo que transcurrió desde el último ataque tuvieron lugar
otros de menor importancia, lo que permitió a la sociedad gallega de
la época prepararse para nuevas incursiones y la nobleza pidió
permiso al rey Ordoño para fortificar sus plazas. En esta ocasión
el ataque partió de Normandía, donde el duque Ricardo I había
tenido que permitir que se asentaran vikingos noruegos y daneses a
los que había solicitado ayuda para luchar contra el rey de Francia.
Desde allí partieron aquellos de carácter más belicoso en una
expedición que les llevaría a asolar la costa portuguesa que se
hallaba bajo dominio musulmán, atacando Lisboa. Ante la defensa
organizada de los árabes, la flota vikinga compuesta por cien naves
capitaneadas por el rey Gunderedo, tuvo que abandonar la costa
portuguesa y se dirigió a Galicia.
La
flota de Gunderedo desembarcó en la ría de Arousa asolando y
destruyendo dieciocho villas, pero no consiguieron entrar en
Santiago. En la batalla de Fornelos murió el obispo Sisnando y las
tropas vikingas continuaron avanzando hasta llegar a los montes de
Cebreiro, límite entre Galicia y León. El rey de León Ramiro III
no pudo presentarles batalla ya que era un niño de siete años, con
lo que los vikingos avanzaron por Galicia y se adueñaron de varias
zonas durante tres años. San Rosendo, obispo de Santiago, organizó
un ejército comandado por el conde Gonzalo Sánchez, el cual atacó
a los vikingos en Ferrol, quemó sus naves, recuperó el botín y
liberó a los prisioneros. Gunderedo falleció en la batalla y todos
los prisioneros fueron pasados a cuchillo. El resto de normandos que
sobrevivieron se embarcaron y volvieron a atacar la costa portuguesa
de Santorem en 971.
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Torres de Oeste (Catoira). |
1008.
Se produjo un nuevo ataque a la costa suroeste de Galicia y norte de
Portugal al que hizo frente el conde gallego Menendus, el cual murió
en la batalla, tras lo cual los vikingos saquearon la región de
Braga.
1015.
Una flota vikinga partió de la costa inglesa con rumbo a España al
mando de Olaf Haraldsson, quien llegó a rey de Noruega en 1018 y se
convirtió al cristianismo, pasando a ser San Olaf. Atacaron y
conquistaron Castropol y en el mes de julio llegaron a las costas
gallegas y durante nueve meses asolaron y saquearon el territorio
comprendido entre los ríos Duero y Ave. Atacaron el castillo de
Vermoin, en la región de Braga y luego se retiraron hacia el norte
hasta A Guarda, donde remontaron el Miño hasta llegar a Tui, donde
desembarcaron. Las tropas del Conde Menendo González no pudieron
resistir el ataque y la ciudad fue tomada por los asaltantes.
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San Olaf. |
“No
mucho después, al crecer los pecados de los hombres, las costas
fueron arrasadas por los normandos, y puesto que la sede de Tui era
la más alejada de todas, y además era muy pequeña, su obispo, que
allí residía, fue capturado por los enemigos, junto con todos los
suyos. A unos los asesinaron, a otros los vendieron, y la ciudad fue
reducida a la nada y permaneció muchos años asolada y vacía”
(carta
del rey Alfonso V).
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Alfonso V (Wikimedia Commons) |
El
obispo y el clero de Tui fueron hechos prisioneros y la ciudad arrasada
e incendiada. La catedral primitiva de Tui, que se hallaba cerca del
río, fue totalmente destruida y la ciudad permaneció vacía durante
varios años. Cuando volvió a ser habitada, se construyó una nueva
catedral en la zona más elevada para que fuera más segura y fácil
de defender.
Las
tropas de Olaf Haraldsson continuaron con su campaña de destrucción, hasta que el rey Alfonso V El
Noble
les venció y los expulsó de tierras gallegas, obligándolos a
embarcar y huir. Ante la tremenda devastación a la que fue sometida la ciudad de Tui, Alfonso V unió esta diócesis a la de
Santiago de Compostela.
1028.
Los vikingos se presentaron nuevamente en la ría de Arousa, en un
momento en el que Galicia se hallaba inmersa en guerras civiles y el
reino de León estaba gobernado por el niño Vermudo III bajo la
tutela de Urraca. Muchos historiadores creen que esta expedición
estuvo comandada por Ulfr («lobo») apodado el
Gallego,
de la corte del rey Canuto el Grande. Ulfr saqueó Redondela y los
recintos monásticos de San Simón, Cíes y Toralla. Supuestamente
fue el obispo gallego Cresconio el que tuvo que hacer frente a esta
incursión
Bibliografía:
Exposición
Unha vida viquinga. Museo Centro Gaiás. 12 Xul 2024 - 5 Xan 2025.
Salvador
Alaimo. Vikingos.
Jesús
de la Cruz González. La presencia de los vikingos en la Península
Ibérica: El caso de Al-Ándalus (844-972).
José
Carlos Sánchez Pardo. Los ataques vikingos y su influencia en la
Galicia de los siglos IX-XI.
Josué
Villa Prieto. La cultura escandinava en la Baja Edad Media: su
exposición en el tratado de Olaus Magnus.
Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.