El Monte do Castro se encuentra entre las parroquias de San Xoán de Leiro y Santa María de Besomaño (Ribadumia). Se trata de un poblado castreño en el que se pueden diferenciar tres fases de poblamiento: la primera fase abarca los siglos IV a V a.C. y en ella se construyeron las primeras cabañas; en la siguiente fase, siglo II a.C, se edificaron muchas más cabañas y se levantó la muralla N; en la tercera fase, entre el siglo I a.C. y el a I d.C. se construyeron viviendas con patio, instalaciones auxiliares destinadas al almacenaje y un pequeño taller metalúrgico.
En el año 2014, durante la excavación de la acrópolis del castro, se halló un caldero entero con remaches que mide 72 cm de ancho, 42 cm de alto y tiene un peso aproximado de 5 kg. Por algún motivo desconocido, en algún momento dejó de ser usado y decidieron doblarlo, aplanarlo y esconderlo bajo tierra, posiblemente para volver a fundirlo. Este tipo de calderos de bronce requieren bastante cantidad de material y un trabajo metalúrgico muy cualificado, por lo tanto eran objetos valiosos que podrían ser objeto de intercambio comercial y que durante el período del Bronce Final pudieron haber sido utilizados en ceremonias simbólicas en las que las élites dominantes exhibían su poder.
El caldero de Monte do Castro está datado en la Edad de Hierro, entre los siglos VIII-II a.C. Esta datación podría ser incluso anterior, ya que las investigaciones más recientes apuntan a la existencia de calderos con remaches en la Península Ibérica ya en el período del Bronce Final Atlántico, entre los siglos XI-X a.C.
En esta época comenzaron a utilizarse también otros enseres, como ganchos para la carne, soportes para los calderos, asadores, páteras, cuencos y otros utensilios que no eran de uso cotidiano, sino que empleaban sólo durante la celebración de banquetes rituales. Por el contrario, los calderos de chapas remachados fabricados después del siglo VII a.C. ya no tendrían esa función ritual y serían de uso diario o habitual.
En las excavaciones de los últimos años se han encontrado restos de calderos remachados en contextos estratificados e incluso algunos de ellos se ha podido establecer su cronología con radiocarbono. Los hallados en Beira y N de Portugal (Santa Luzía, Caminha, Braga) han sido datados alrededor del siglo XI-X a.C. y en el castro de San Julião (Vila Verde) se hallaron restos de caldero correspondientes al tránsito de la Edad de Bronce a la Edad de Hierro (siglos VIII/VII a.C.).
A tan sólo 50 km de Ribadumia, en Covapodre (Hío. Cangas), se halló un interesante depósito de armas datado en el período del Bronce III Atlántico. Los objetos encontrados fueron dos brazaletes de bronce, tres puntas de lanza y una espada fragmentadas, seis hachas de tope o talón, un hacha tubular, un escoplo y tres ganchos y fragmentos de un caldero con remaches. Todos estos objetos podrían datarse en el siglo IX a.C. y probablemente estarían destinados a volver a ser fundidos para la fabricación de nuevas herramientas. Es posible que también el caldero de Monte do Castro estuviera aplanado y doblado ya que había dejado de ser usado hace mucho tiempo y que su destino era ser fundido en el taller metalúrgico del castro para reutilizarlo.
Espada y puntas de lanza. Depósito de Hío. |
Otro aspecto en el que existe controversia entre los investigadores es el que se refiere al origen geográfico de los prototipos de estos calderos con remaches, de cierta complejidad técnica, que sirvieron de modelo en los que se basó la producción indígena atlántica. Como es habitual, las dos posibilidades que se plantean es la de contactos con el área mediterránea (egeo, etrusco, griega) o con la centroeuropea-nortealpina (danesa, irlandesa). Desde un punto de vista formal, existen claras similitudes entre los calderos ibéricos y los irlandeses y no con los del mediterráneo occidental. Pero el influjo oriental si parece muy presente en lo que se refiere a los aspectos simbólicos y técnicos necesarios para su producción.
En la Península Ibérica se ha encontrado un caldero de características similares y datado el período del Bronce Final. El caldero de Cabárceno corresponde a la tipología de los calderos de remaches de tipo irlandés, de los que se han encontrado varios ejemplares en las Islas Británicas, O de Francia y NO de la Península Ibérica.
Caldero de Cabárceno. |
El caldero de Cabárceno está realizado en bronce fundido y remachado, tiene forma esférica y mide 54 cm de largo y 37 cm de ancho, con una capacidad de unos 70 l. Está compuesto por cuatro placas de bronce unidas con remaches cónicos y tiene dos abrazaderas cilíndricas con argollas.
Bibliografía:
Armada Pita, Xosé Lois. A propósito del Bronce Atlántico y el origen de los calderos de remaches peninsulares.
Ruiz-Gálvez Priego, Marisa. El depósito de Hío y el final de la Edad del Bronce en la fachada atlántica peninsular.
Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.
No hay comentarios:
Publicar un comentario