La
citania de Santa Luzía o Cidade Velha
se encuentra en el Monte de Santa Luzía, en el extremo SO de la sierra del
mismo nombre. Desde esta atalaya situada a 226 m de altura se contempla una
hermosa panorámica de la ciudad de Viana do Castelo, el estuario del río Limia y
una amplia zona costera.
Conocida
desde el siglo XVII, fue inicialmente excavada en 1876 por Joaquim Possidónio
Narciso da Silva, fundador de la Real Associaçao dos Architectos Civis e
Archeologos Portugueses, pero la mayor parte de las edificaciones fueron desenterradas
a partir de 1902 por Albano Ribeiro Belino. La reconstrucción de parte de la
acrópolis la realizó en 1910 Félix Alves Pereira y desde 1980 es el Instituto
Portugués do Patrimonio Arquitectónico el que se encarga del estudio y
conservación de la citania.
Si
bien se calcula que su superficie original era de unos 60.000 m2, el área
excavada en las primeras campañas no superaba los 40.000 m2, de los que 22.000
m2 correspondían al espacio comprendido dentro de la muralla interna. Hasta el
siglo XIX su estado de conservación era muy bueno, pero sólo en el período
transcurrido entre la primera excavación de 1880 y la de 1902 ya había
desaparecido la mitad de los 960 m de perímetro amurallado. Las obras de
construcción de las carreteras y del hotel (1918) ocasionaron enormes daños y actualmente
tan sólo se conserva la tercera parte de lo excavado.
El urbanismo
Las grandes citanias
del NO peninsular fueron construidas siguiendo un “proto-urbanismo castreño de
influencia mediterránea” (Sande Lemos),
que se caracterizaba por un diseño basado en un eje principal de N a S
que se ramificaba ortogonalmente en calles transversales formando barrios. Éstos
a su vez se dividían en unidades habitacionales delimitadas por un muro y
compuestas por varias construcciones, por lo general de planta circular, una de
las cuales era la habitación principal de la familia mientras que en las otras
residían los demás miembros. También había dependencias de planta rectangular
que se empleaban como almacén para los aperos, despensa o establo, así como unas
pequeñas cisternas en las que se almacenaba el agua de lluvia.
Las unidades
habitacionales convergían en un patio común con el suelo enlosado, que era el
punto central de la vida familiar y donde se realizaban las tareas cotidianas,
se cocía la cerámica, se tejía y se desarrollaba la metalurgia del bronce y el
hierro.
En
Santa Luzía la distribución de las casas es mucho menos compacta y más
desordenada que en la mayoría de las citanias. Las diferentes viviendas se
reparten en seis sectores (Abel Viana. Citania de Santa Luzía):
- sector I: situado al S-SO en ligera
pendiente.
- sector II: al E y en cuesta.
- sector III: acrópolis
o parte superior de la citania.
- sector IV: inmediatamente por debajo
del sector III.
- sector V: en la parte S de la citania.
- sector VI: zona de afloramientos rocosos.
La citania
de Santa Luzía comenzó a ser poblada en la primera Edad del Hierro (siglos VIII
a IV a.C) y fue habitada ininterrumpidamente hasta el siglo II d.C. Su diseño
urbanístico es característico de la Segunda Edad de Hierro, entre el siglo II
a.C y la campaña militar de Decimus Junius Brutus en 137 a.C, y algunos
autores lo interpretan como una muestra de la influencia romana
Las murallas
La
citania de Santa Luzía estaba delimitada por tres grandes murallas que
circundaban el recinto oval donde se sitúa la acrópolis.
Para
la construcción de cada una de las murallas se levantaron dos muros paralelos y
posteriormente se rellenó el espacio entre ambos con tierra y piedras. El
grosor de estos muros varía según las zonas entre los 0,95 m y los 2,6 m y el
acceso al interior se realizaba a través de unas puertas situadas en la mitad
del muro occidental.
Las
murallas estaban separadas por dos fosos y disponían de dos torres con
escaleras de acceso y un camino de ronda. Por fuera de la muralla interior el
terreno presentaba una fuerte pendiente, salvo por el lado N, por lo que el
dispositivo defensivo se reforzó en esta parte con muros de mayor grosor y una
torre. La otra se erigió para defender el lado E de la muralla. En las
escaleras de la muralla se han encontrado dos agujeros que formaban parte de las
canalizaciones de agua pluviales.
Las unidades habitacionales
En las
excavaciones realizadas hasta el momento se hallaron al menos 74 casas, de las
cuales 63 tenían paredes curvas y 11 rectas. En cuanto a su tipología, 27 eran
circulares sin alpendre, 18 circulares con alpendre, 9 elípticas sin alpendre,
2 elípticas con alpendre, 11 rectangulares, 3 circulares incompletas y 4 con
plantas de estructura distinta a las anteriores. El diámetro de las casas
redondas sin alpendre varía de 1,40 m a 5,30 m y el de las alpendradas de 3,70
m a 5 m (Abel Viana. Citania de Santa
Luzía).
Se
supone que las viviendas tendrían una altura aproximada de 4 m y aún hoy en día
podemos ver en el centro de varias de ellas la piedra sobre lo que se asentaba
la viga que sostenía el tejado cónico, formado principalmente por materia
vegetal y quizás también por lajas de gneis. Los muros de las unidades
habitacionales tienen un grosor es de 0,35-0,55 m y en la mayor parte de ellas
la entrada está orientada al SO-SE, en la dirección de la pendiente del
terreno, lo que impedía que se inundaran con el agua de la lluvia.
Si
bien todas las construcciones de la citania son muy interesantes, las más
famosas sin duda son una vivienda y un muro realizados con un paramento
helicoidal que destaca por su belleza.
Organización social y económica de la
citania
La citania de Santa
Luzía se situaba en un enclave de gran importancia estratégica, al tratarse de
un punto intermedio entre el litoral y las montañas del interior, desde donde
se dominaba el estuario del río Limia. Desde este emplazamiento se controlaban los
productos procedentes de la costa, principalmente la sal, así como las
mercancías que llegaban vía marítima, especialmente bienes de lujo de origen
mediterráneo como telas o cuentas de collar. Estos artículos eran canjeados por
los metales que llegaban a la citania desde los yacimientos del interior.
Los habitantes de la
citania disponían de gran variedad de recursos alimentarios ya que en los
valles se cultivaba cultivaba millo, lino, trigo y cebada. Los bosques de
roble y alcornoque suministraban bellotas para el ganado porcino y quizás
también para las personas, y en las laderas de las montañas se alimentaba y
criaba ganado bovino, ovino y caprino. Además se practicaba la pesca tanto
costera como en las riberas del río Limia.
El material de
construcción era muy abundante y se extraía de los afloramientos graníticos
situados en la parte superior del monte. Para la extracción de la piedra se
empleaba un método que consistía en realizar líneas de fractura en las rocas
mediante pequeños orificios en los que se introducían cuñas de madera que se
dilataban al ser mojadas, lo que provocaba que el granito se quebrase al
ejercer presión sobre él.
Es
de suponer que en la citania vivía bastante más gente que la que se deduce del
número de casas excavadas, ya que de lo contrario no habría efectivos
suficientes como para defender las murallas. Sería por lo tanto una población
bastante numerosa que se organizaba en grupos familiares especializados en
determinadas actividades, como por ejemplo la metalurgia o la fabricación de
cerámica.
En las distintas excavaciones realizadas en la citania se han
encontrado un gran número de restos pétreos, como pías de granito para el
alimento de animales domésticos, muelas de molino, hornos y otros muchos
utensilios que nos permiten conocer cómo era la vida de sus habitantes.
Prensa móvil decorada. S II a.C a II d.C. Citania de Santa Luzía. |
La presencia romana en Callaecia
comenzó en el 137 a.C con la campaña de castigo contra la Lusitania emprendida
por Decimus Junius Brutus y que le llevó hasta el río Limia, para
después continuar avanzando hasta el Miño y alcanzar la costa. La derrota
infringida por Decimus Junius a los galaicos le valió el sobrenombre de Callaecus.
Con la llegada de los
romanos se produjo una reestructuración política y militar de las poblaciones
indígenas, que tuvo su reflejo en la reordenación del territorio. La población,
que hasta entonces había habitado en pequeños castros, se agrupó en citanias
con una gran densidad demográfica.
La
citania de Santa Luzía sufrió una intensa romanización, como lo demuestran los numerosos
utensilios encontrados.
Fíbulas y hebillas. Citania de Santa Luzía. |
Pero en ningún caso
debemos suponer que los habitantes de Callaecia eran una población atrasada
antes de la llegada de los romanos. Todo lo contrario, ya que desde finales de
la Edad de Bronce la producción de oro y estaño convirtieron al NO peninsular
en un polo económico de primer orden, un eje comercial de la Europa Occidental
por el que transitaban productos de alto valor, tanto del área atlántica como
mediterránea.
Triskel. Citania de Santa Lucía. |
Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.
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