El municipio de Garganta la Olla forma
parte de la comarca de La Vera, en el NE de la provincia de Cáceres, y tiene
una superficie de 48 km2. Al N limita con la sierra de Tormantos y el término
municipal de Cabezuela del Valle; al S con Jaraíz de la Vera y Pasarón de la
Vera; al E con Cuacos de Yuste; al O con la sierra de la Desesperada y el
término municipal de Piornal.
La localidad de Garganta la Olla se sitúa a 590 m de altitud y tiene una población de 957 habitantes (2022). Su economía se basa en la ganadería, la agricultura y el sector servicios. La agricultura consiste principalmente en cultivos de cereza, frambuesa, vino, aceite de oliva y pimentón.
También hay explotaciones forestales y tierras destinadas a pastos permanentes. Antiguamente se cultivaba tabaco y en el siglo XVIII se criaba gusano de seda, motivo por el que se plantearon moreras. La ganadería es principalmente bovina, ovina, porcina y en menor medida caprina.
El pueblo de Garganta la Olla fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1983 debido a su destacada arquitectura popular.
Entorno
natural
Garganta la Olla está situada en un valle rodeado de montañas, torrentes y cascadas, lo que explica su denominación latina de Ad Fauces (junto a tragaderos, entre gargantas). Al N de Garganta la Olla se encuentra la sierra de Tormantos, en las estribaciones de la Sierra de Gredos, al E la sierra de Salvador y al O la sierra de San Bernabé. Sólo por el S el relieve queda abierto y por allí discurre una profunda falla que sirve de lecho al mayor desagüe natural: la Garganta Mayor.
Garganta Mayor es una profunda falla, típica de las gargantas Gredos-Béjar, por la que discurre el río confinado y prácticamente en línea recta, recibiendo el aporte de las aguas torrenciales, transparentes y frías de otras muchas gargantas de menor tamaño. El lecho del río es rocoso, con cantos y grandes bolos graníticos, por lo que se forman saltos, rápidos y pozas en las que viven truchas y cachos, entre otras especies piscícolas.
El clima de Garganta la Olla es de
tipo mediterráneo continental templado, con veranos secos y nieves invernales
frecuentes. Las precipitaciones son altas (1.640 mm/año), propias de la España
húmeda, lo que permite que esta Reserva Natural Fluvial tenga un paisaje
exuberante de alisos, robles melojos, encinas, quejigos, alcornoques, arces, madroños
y enebros. Son abundantes las zonas arbustivas de maquia con especies
autóctonas como el brezo, piorno, tojo, aulaga, escobas, retamas y jaras.
También hay pastos y en las laderas se han creado terrazas en las que se
cultivan cerezos, frambuesos, olivos y castaños.
Garganta la Olla está incluida en la ZEPA Río y Pinares del Tiétar y el área NO del municipio forma parte del Espacio Natural Serra de Gredos de la Red Natura 2000. Entre la numerosa fauna podemos destacar cinco especies en peligro de extinción: Desmán de los Pirineos, Cigüeña negra, Murciélago de Bechstein, Murciélago mediterráneo de herradura y Murciélago mediano de herradura. Dentro de la ZEPA habita gran cantidad de especies, como Cernícalo primilla, Aguilucho cenizo, Águila calzada, Halcón abejero, Búho chico, Autillo, Colirrojo real, Mirlo acuático y Zorzales (charlo, común, alirrojo y real). También son abundantes los mamíferos, como Erizo común, Musaraña común, Zorro, Comadreja, Garduña, Gineta, Liebre y Corzo entre otros.
Corzo |
Historia:
Las poblaciones que desde la antigüedad habitaron de Garganta la Olla estuvieron vinculadas a la ganadería, como lo atestigua la presencia de restos de castros vettones (Cerro del Torrique y Cerro del Salvador).
La villa de Garganta la Olla fue al principio un poblado de pastores que llegaron desde Cáparra en el siglo XIII, pero puede que su fundación sea incluso anterior, en época visigoda. En el año 584, San Magno fundó el monasterio de San Martín, perteneciente a la regla de San Basilio, y el obispo Richila Obilense mandó construir la Ermita de San Salvador, donde según cuenta la leyenda en el año 714 murió martirizado por los moros el obispo de Coria junto con seis obispos andaluces.
En el siglo XII el rey Alfonso VIII de Castilla conquistó el N de Extremadura a los almohades y fundó Plasencia en 1189. Se creó un feudo fronterizo bajo el gobierno de Fernando Rodríguez de Castro y la zona fue repoblada con poblaciones procedentes del Reino de León. Además el rey concedió un privilegio por el que se creó el Sexmo de Plasencia, una especie de provincia actual que gestionaba la producción de más de trescientas mil hectáreas de las tierras del Valle de Ambroz y la Trasierra, el valle del Jerte, La Vera hasta la actual frontera con Ávila y el Campo Arañuelo.
Alfonso VIII |
En el siglo XIII, entre 1218 y 1230, Alfonso IX de León conquistó Cáceres y Badajoz con la ayuda de las órdenes de Santiago, Calatrava, Alcántara, de las tropas del obispo de Plasencia y de castellanos y gascones.
Alfonso IX |
En
1340, una vez reconquistadas estas tierras, fueron concedidas a los Infantes de la Cerda por Alfonso XI de Castilla (1311-1350) con
lo que Plasencia perdió jurisdicción sobre Garganta la Olla.
Alfonso XI |
Enrique II de Trastámara |
Plasencia
continuó intentando recuperar la jurisdicción de Garganta hasta finales de la
Edad Media e incluso llegaron a enfrentarse en 1492, cuando los garganteños
crearon las “Guerrillas de San Martín”
y con ayuda de gentes de Oropesa, Trujillo y Guadalupe derrotaron a los
placentinos que habían invadido el municipio.
Posteriormente y antes de la llegada al trono de los Reyes Católicos, Garganta la Olla pasó a formar parte del marquesado de Villena, el cual fue donado a Don Juan Pacheco, de origen portugués, como recompensa por su participación en la batalla de Olmedo (1445) contra los Infantes de Aragón. En la guerra de sucesión castellana, Don Diego López Pacheco tomó parte por la Beltraneja en contra de Isabel I de Castilla. Tras su derrota en 1476 en la batalla de Toro, los marqueses de Villena perdieron sus posesiones las cuales pasaron a la corona. Hasta el siglo XIX los sucesivos marqueses de Villena sólo ejercerán jurisdicción civil y penal sobre la villa Garganta la Olla.
Los judíos en Garganta la Olla
Las aldeas de La Vera experimentaron un gran desarrollo demográfico en los siglos XIII, XIV y XV, que trajo consigo avances económicos y culturales. Paralelamente, la población judía también fue incrementándose y se fundaron juderías y aljamas. La convivencia entre los miembros de las tres religiones comenzó a quebrarse en el siglo XIV pero sobre todo en el siglo XV, cuando los reyes dictaron ordenanzas en las que se restringían los derechos, actividades y bienes de judíos y moriscos. Así, en 1412 las Leyes de Ayllon o Segundo Ordenamiento de Valladolid prohibían a los judíos vivir al lado de los cristianos y les obligaban a llevar unas vestimentas que los diferenciaran, pero no fue hasta 1480 cuando las Cortes de Toledo obligaron a que las viviendas de judíos y moriscos estuvieran separadas de las de los cristianos, segregación que estuvo en vigor hasta su expulsión en 1492.
El sentimiento antisemita fue en aumento principalmente por causas religiosas y económicas, ya que los judíos practicaban la usura en los préstamos y además eran los recaudadores de las rentas que los cristianos tenían que pagar a sus señores. Al final, los judíos de la Vera fueron expulsados y llevados por el capitán Francisco Hernández Floriano a Portugal, de donde a los pocos años también fueron expulsados o esclavizados. Sus bienes fueron vendidos y el dinero acabó en manos de la Corona, la Iglesia y los nobles. Muchos de los judíos de Garganta se convirtieron al cristianismo y esto motivó que se creara una Casa de la Inquisición que dependía del tribunal de Llerena, en Badajoz.
Hoy en día en las fiestas populares quedan recuerdos de aquellos tiempos, como por ejemplo la fiesta tradicional de la Quema de Judas, que se celebra en Garganta la Olla el Sábado Santo y en la que se somete a juicio y posterior condena a la hoguera a un muñeco que representa a Judas y en cuyo interior hay cohetes y petardos.
Arquitectura:
El pueblo de Garganta la Olla se encuentra en las laderas de un cerro en cuya parte más elevada se edificó la iglesia parroquial de San Lorenzo.
Iglesia de San Lorenzo Mártir |
Los tejados tienen la cumbrera (intersección de los dos faldones de la cubierta) paralela a la fachada, pendiente pronunciada, tejas árabes que favorecen la evacuación del agua y alerones que sobresalen del edificio. Son frecuentes los balcones y soportales sostenidos por columnas de madera con base de piedra cuya misión era aislar la vivienda de la humedad del terreno.
Balcón de la antigua albardería |
Las jambas y dinteles de puertas y ventanas generalmente están poco trabajados, salvo algunas excepciones en la que presentan relieves o grabados con el nombre del propietario de la casa, su marca o distintivo y fecha de construcción.
Puerta de una vivienda del barrio La Huerta |
Casa en el número 11 de la Placituela |
Antiguamente el acceso a Garanta la Olla se realizaba por el puente romano de Cuacos. De aquí parte un camino de seis kilómetros que lleva hasta el monasterio de Yuste y que en su época debió ser utilizado con frecuencia por los soldados que formaban parte del séquito del emperador Carlos V.
A su lado, entre 1570 y 1573 se construyó una torre de cuatro plantas y 30 m de altura.
Iglesia de San Lorenzo y Torre |
Puerta de la fachada norte de la iglesia |
La iglesia de San Lorenzo está catalogada como Bien de Interés Cultural.
La Plaza Diez de Mayo o Mayor es el centro de la villa. En el lado NE de esta plaza cuadrangular se sitúa el edificio del ayuntamiento, en cuya fachada principal hay un soportal, sustentado por las columnas de granito provenientes de la ermita de San Martín, el cual soporta un amplio balcón de madera.
Plaza Diez de Mayo |
En un extremo del soportal se encuentra la “picota” de suplicio en la que se ataban a los reos para su exhibición con un cartel en el que se podía leer su nombre y el delito que habían cometido. En la parte superior de la picota aparece grabada la siguiente inscripción: “Hízose esta coluna año de 1691 siendo alcaldes Jv Oulio Mesón de Ximénez y Br(Bartolomé) Curíel.”
Picota |
La Casa de Francisco Díaz o del Picapedrero es una de las más antiguas del pueblo y en ella residía el maestro de obras vasco Francisco Díaz, constructor de la torre anexa a la iglesia. En el dintel de la puerta aparece grabado su nombre, la fecha y su distintivo.
Según Caro Baroja, esta casa es probablemente el mejor ejemplo de baserri o caserío fuera del País Vasco.
La Casa de la Peña es el edificio más original del pueblo, ya que utiliza una peña de la calle como base sobre la que descansan las vigas de madera que aguantan el peso de una habitación aérea.
Mediante este ingenioso recurso arquitectónico y ante la falta de espacio de la vivienda, se consiguió construir una estancia adicional.
La Casa de las Muñecas está en el número 3 de la calle Chorrillo y con su distintiva fachada de color azul añil es la más llamativa del pueblo. La entrada tiene una gran puerta de madera por la que se accede a un amplio zaguán y a las caballerizas.
En su entrada principal, acabada en arco de medio punto de granito, está grabada la figura de una muñeca con vestimenta tradicional. La figura de la muñeca en el dintel de la puerta y el color llamativo de la fachada indicaban que este establecimiento era un prostíbulo. Se supone que en la balconada de madera de la primera planta se mostraban las mozas de fortuna y que en el resto de plantas tenían sus habitaciones.
Según la tradición, cuando
Carlos I de España y V de Alemania se alojó, primero en Jarandilla de 1556 a
1557 y luego en Yuste hasta 1558, mandó construir este burdel para uso de su
séquito masculino.
Garganta la Olla llegó a tener tres burdeles, aunque no se sabe si llegaron a funcionar simultáneamente. En 1524 la población de la villa era de unos tres mil habitantes a los que había que añadir un considerable flujo de arrieros y comerciantes de aceite y vinos, así como una importante industria derivada de la cría del gusano de seda a partir de 1750.
Cuando en 1614 murió la dueña del edificio lo cedió junto con su huerto a la iglesia, con la condición de que realizaran por tiempo indefinido misas por la salvación de su alma, las cuales se celebraron ininterrumpidamente hasta 1950. De todos modos, los clérigos no consideraron apropiado utilizar esta vivienda debido a su indecoroso pasado, por lo que la vendieron y con el dinero obtenido construyeron la casa parroquial.
En la calle Molineros existía otro burdel o Casa de las mozas de fortuna, que al igual que la Casa de las Muñecas su fachada es de un llamativo color azul añil para que fuera fácilmente identificable.
Balcón de la casa del almotacén |
Puesto que desde el siglo XII, reinando Alfonso VIII, Garganta la Olla tuvo una importante comunidad sefardí, algunos autores consideran al barrio La Huerta como parte de la judería de la villa. Otros investigadores consideran que puesto que desde 1412 se estableció que judíos y cristianos debían vivir en comunidades separadas y desde 1480 esta segregación fue obligatoria, el barrio La Huerta no debería ser considerada una judería en un sentido estricto, ya que las viviendas de los judíos no estaban aisladas del resto.
En el barrio La Huerta se encuentra la Casa Carvajal, que destaca por su balcón de madera y las vigas labradas que separan la primera y segunda planta.
Detalle del balcón de la Casa Carvajal |
Supuestamente, el famoso Romance de la Serrana de la Vera está basado en la vida de Isabel de Carvajal.
Romance de la Serrana de la Vera
Gabriel Azedo de la Berrueza publicó en 1667 un libro titulado “Amenidades, florestas y recreos de la provincia de la Vera Alta y Baja, en la Extremadura”.
“Allá en Garganta la Olla,
en la Vera de Plasencia,
salteóme una serrana,
Trae el cabello trenzado
debajo de una montera,
y porque no la estorbara,
muy corta la faldamenta.
Entre los montes andaba
de una en otra ribera,
con una honda en sus
manos,
y en sus hombros una
flecha.
Tomárame por la mano
y me llevara a su cueva;
por el camino que iba,
tantas de las cruces
viera.
Atrevíme y preguntéle
qué cruces eran aquéllas,
y me respondió diciendo
que de hombres que muerto
hubiera.
Esto me responde y dice
como entre medio risueña:
-Y así haré de ti,
cuitado,
cuando mi voluntad sea.
Dióme yesca y pedernal
para que lumbre encendiera
y mientras que la encendía
aliña una grande cena.
De perdices y conejos
su pretina saca llena,
y después de haber cenado
me dice:
-Cierra la puerta.
Hago que la cierro,
Y la dejé entreabierta:
desnudóse y desnudéme
y me hace acostar con
ella.
Cansada de sus deleites
muy bien dormida se queda,
y en sintiéndola dormida,
sálgome la puerta afuera.
Los zapatos en la mano
llevo porque no me sienta,
y poco a poco me salgo,
y camino a la ligera.
Más de una legua había
andado
sin revolver la cabeza,
y cuando mal me pensé
yo la cabeza volviera,
y en esto la vi venir
bramando como una fiera,
saltando de canto en
canto,
brincando de peña en peña
-Aguarda -me dice-,
aguarda;
espera, mancebo, espera:
me llevarás una carta
escrita para mi tierra.
Toma llévala a mi padre;
dirásle que quedo buena.
-Enviadla vos con otro,
o
ser vos la mensajera”.
Mientras los autores extremeños suelen ver el Romance de la Serrana de la Vera como una leyenda basada en un hecho real, otros autores como Caro Baroja estiman que se trata de un tema del folclore mítico: el de la mujer fuerte, salvaje, traicionada, despechada, seductora y devoradora de hombres. El romance tuvo una gran difusión e incluso en los años 80 del siglo pasado aún se recogían versiones de este cantar, siendo las más meridionales las procedentes del Campo de Gibraltar en tierras gaditanas, en concreto de Las Canchorreras (Tarifa)
Bibliografía:
Florencio López Ortigo. Estudio Histórico y cultural de la villa de Garganta de la Olla.
Jesús A. Torrecilla Pinero y Carlos Urueña Fernández. Avance del Plan General Municipal de Garganta la Olla.
Julio Caro Baroja. Pueblos de España.
Martiria Sánchez López. Los judíos en la comarca de La Vera, según “el fuero de Plasencia”.
José María Domínguez Moreno. El mito de la Serrana de la Vera.
Luis Vélez de Guevara. La Serrana de la Vera. Valladolid, año 1603.
Pedro Manuel Piñero y Virtudes Atero. El romance de la Serrana de la Vera. La pervivencia de un mito en la tradición del Sur.
Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.
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