La
cultura castreña es un fenómeno autóctono de la Gallaecia que duró más de ocho
siglos y que supuso el establecimiento de pequeños núcleos de población
dispersos por todo el territorio, lo cual sin duda es una de las
características más notorias de nuestra tierra. Según los distintos
autores, el número de castros de Galicia oscilaría entre 2000 y 5000. Además de
en Galicia podemos encontrar castros en el extremo occidental de Asturias, el
Bierzo, el NO de Zamora y N de Portugal, lo que supone que las
poblaciones de todas estas zonas mantenían estrechas relaciones socioculturales
y probablemente también raciales.
Los
castros son poblados de viviendas familiares de mampostería situados sobre
colinas, provistos de defensas formadas por murallas y/o fosos, en los que
residen grupos humanos muy relacionados entre sí, poco jerarquizados y
autosuficientes en recursos.
Los castros se ubican en lugares desde de donde sus habitantes pueden dominar visualmente los campos, playas o prados que explotan y de los que obtienen alimentos. Sirven por lo tanto como hogares, refugios defensivos y marcas de territorio frente a otras comunidades vecinas.
Citania de Santa Trega ( A Guarda) |
Los castros se ubican en lugares desde de donde sus habitantes pueden dominar visualmente los campos, playas o prados que explotan y de los que obtienen alimentos. Sirven por lo tanto como hogares, refugios defensivos y marcas de territorio frente a otras comunidades vecinas.
La
población indígena gallega ya habitaba en castros en la Edad del
Bronce. Durante la Edad de Hierro aumenta el
proceso de construcción de castros hasta alcanzar su apogeo entre los siglos
cuarto y primero a.C., para posteriormente declinar a partir del
siglo II d. C.
Alrededor del siglo VI a. C. se produce la llegada a Galicia de nuevos conocimientos y técnicas procedentes del comercio marítimo Atlántico y Mediterráneo. A esta época corresponden castros como el de Borneiro (520 a.C.) y el de Penarrubia (560 a.C.).
Alrededor del siglo VI a. C. se produce la llegada a Galicia de nuevos conocimientos y técnicas procedentes del comercio marítimo Atlántico y Mediterráneo. A esta época corresponden castros como el de Borneiro (520 a.C.) y el de Penarrubia (560 a.C.).
Citania de Briteiros (Guimaraes) |
En cuanto a los objetos hallados en los castros, la mayor parte son de bronce (fíbulas, agujas y puñales de antenas), pero también se han recuperado herramientas de hierro (hachas, sierras, hoces ó martillos) y armas y otros objetos probablemente provenientes del comercio con los navegantes fenicios y posteriormente con los romanos.
Casco de Lanhoso (Braga) |
Pero sin duda los objetos más característicos de la época castrexa son los torques de oro con aleación de plata y cobre de los siglos IV y III a.C. A partir del siglo III a.C. las joyas encontradas en los castros costeros muestran una clara influencia tartésica.
Guerrero galaico (Museo Diogo de Sousa. Braga) |
Otro tipo de esculturas son las que se utilizan de decoración de las cabañas y en las que predominan los motivos solares típicos de la cultura indoeuropea, como son los trískeles, tetraskeles y esvásticas, destacando entre las representaciones de esvásticas y tetraskeles las del castro portugués de Briteiros, los de Santa Tegra y A Troña.
El castro de A Troña (Ponteareas) fué habitado desde el siglo IV al II a. de J.C. En 1982 se realizó una excavación y la datación del carbono para la zona estudiada dió una antigüedad del 275 a. de J.C. En esta excavación se hallaron numerosos restos de cerámica de los siglos III a I a.C, algunos de los cuales son muy semejantes a otros halladas en Numancia y fechadas en el 133 a. C.
En el castro de A Troña es de destacar el petroglifo que representa la figura de una serpiente en posición heráldica, grabada sobre una roca con forma de altar para sacrificios. En la parte superior de la roca ha sido labrado un canal por el cual podría correr la sangre de las víctimas, para caer sobre la parte lisa de la roca en la que se halla la inscultura de la citada serpiente.
Altar de sacrificios con inscultura de serpiente.
Castro da Troña (Ponteareas)
|
La construcción de cabañas de mampostería y planta circular continúa desde el siglo V hasta mediados del siglo II a. C. En los castros costeros de este período se han encontrado cerámicas púnicas, ánforas, vidrios, cuentas de collar, objetos de pasta vítrea y utensilios de hierro vinculados al comercio fenicio. En el castro de Noalla se hallaron cerámicas rojizas hechas a mano, ollas globulares, fragmentos de ánforas, platos con bordes decorados con pinturas y esvásticas, y materiales de bronce y hierro, datados entre el siglo IV a V a.C.
Tras las guerras lusitanas, en el 137 a.C. llega a la Limia y el Miño el general romano Décimo Junio Bruto “el galáico”. y en el 60-61 a.C. Julio César dirige una incursión militar martítima que llegará hasta el puerto de Brigantium.
La influencia romana se comienza a notar en los castros costeros bracarenses del sur de Galicia a partir de mediados del siglo II a.C. La mayor organización social lleva a la construcción de grandes poblados como el de Santa Trega o el de Vigo.
La influencia romana se comienza a notar en los castros costeros bracarenses del sur de Galicia a partir de mediados del siglo II a.C. La mayor organización social lleva a la construcción de grandes poblados como el de Santa Trega o el de Vigo.
Castro de Vigo |
Castro de Baroña (Porto do Son) |
Son frecuentes los restos de ánforas romanas para vino, salazones, aceite o grano y aparece la cerámica “campaniense”, barnizada en negro, y posteriormente la cerámica “terra sigillata” de mayor calidad y barnizada de color rojo. La influencia romana se puede apreciar en los hallazgos de “lucernas”, lámparas de aceite a menudo decoradas con relieves, o en la presencia de saunas o termas en varios castros galaico-romanos.
Sauna de Briteiros |
En los siglos I y II d.C., momento en el que se construyen las vías romanas y los puertos, se erigen los últimos castros, con casas de planta rectangular, situados en zonas de montaña y vinculados a explotaciones mineras (O Courel, O Incio, A Fonsagrada).
Moi bo artigo sobre os castros, a Santa Tegra todavía non fun e quero ir coa cámara.
ResponderEliminarMoi chulo, serviume para un traballo de patrimonio cultural :)
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