sábado, 27 de mayo de 2023

Priego de Córdoba (Madīnat Bāguh)

Priego de Córdoba es un municipio de la provincia de Córdoba situado en el centro del Parque Natural de las Sierras Subbéticas (sierras de Jaula,  la Horconera, la Tiñosa y Albayate), en una comarca natural de alto valor ecológico que limita al E con la provincia de Jaén y al SE con la de Granada.

Priego de Córdoba

La villa de Priego se encuentra a una altura de 652 m, en un terreno llano rodeado por montañas excepto por el N, por el que discurren los ríos Guadaloz, San Juan, Salado y Salgado. Dispone además de una gran reserva hídrica, debido a la alta capacidad de infiltración del agua al tratarse de un terreno formado mayoritariamente por rocas calizas. 

Priego de Córdoba

Esta abundancia de agua ya fue mencionada por el cartógrafo y geógrafo al-Idrisi (1100-1165), el cual realizó una breve descripción del Priego de época almorávide (Madīnat Bāguh), destacando la existencia de varias fuentes y de manantiales que movían molinos en el interior mismo de la villa.

Fuente de los leones. Plaza de Santa Ana.

El tajo del Adarve es un enorme desnivel que históricamente sirvió como defensa de la villa. Desde su mirador podemos contemplar el río, las huertas y los campos de cultivo.

Mirador del Agarve

El núcleo amurallado de la madina se hallaba en lo que actualmente es el barrio de la Villa, cuyo trazado medieval y laberíntico de calles estrechas recuerda al Albaicín de Granada. En 1972 fue declarado conjunto histórico-artístico. 

Barrio de la Villa

Para defender la población, entre los siglos VIII y IX  el ejército sirio del emirato de Córdoba construyó una alcazaba de mampostería y sillería de travertino, de planta cuadrangular con torres en las esquinas y que se localizaba donde actualmente se erige el castillo.

Restos de las antiguas edificaciones

Una vez que las tropas cristianas conquistaron Madīnat Bāguh comenzaron a construir un nuevo castillo sobre las ruinas de la antigua alcazaba.

Ronda de la muralla

El castillo de Priego es de forma pentagonal y sus murallas, en las que se ubicaban ocho torres, tienen una longitud de 276 metros y delimitan un espacio interior de 2.878 m2, en el que se sitúa la Torre del Homenaje, dos aljibes, un edificio de dos plantas y otras construcciones.

Castillo de Priego de Córdoba

Los materiales empleados fueron sillería de travertino y mampostería de piedra caliza.

Arco de acceso con sillería de travertino

Cuando en 1246 Fernando III cedió Priego a la Orden de Calatrava, los caballeros calatravos reconstruyeron el castillo, levantaron murallas, crearon un acceso a la fortificación por el N y erigieron la Torre del Homenaje.

Ronda de la muralla

La Torre del Homenaje o Torre Gorda tiene planta rectangular de 15,40 m de largo, 11,90 m de ancho y 30 m de altura, parte de los cuales actualmente están bajo el nivel del suelo.

Torre del Homenaje

Está construida con muros de mampostería de piedra caliza de hasta de 2,78 m de grosor, con las esquinas reforzadas con sillería y rematada por una cubierta de teja árabe a cuatro aguas.

Torre del Homenaje

Consta de tres plantas cubiertas con bóvedas de cañón y el acceso original no se encontraba en la planta primera, que estaba destinada a aljibe, sino en la del medio a través de una escalera exterior que conducía a un pasillo abovedado. La segunda planta era utilizada como almacén y en la superior estaban las habitaciones, con un ajimez con doble arco de herradura y columna central con capitel de mocárabes. 

Ajimez de doble arco de herradura 

En 1501 los Reyes Católicos crearon el Marquesado de Priego, cuyo escudo de armas podemos ver sobre una de las entradas del castillo. El escudo está datado entre mediados del siglo XVI y el siglo XVII, mide 104 cm de alto y 85 cm de ancho y muestra el águila de la Casa de Aguilar, señores de Priego, que sostiene un escudo coronado y cuartelado. En el primer cuartel hay cinco hojas de higuera; en el segundo, cuatro cuarteles alternados de leones y brazos alados armados de espadas; en el tercero un león rampante; en el cuarto, cuatro palos.

Escudo del Marquesado de Priego

Una vez finalizada la guerra de las Alpujarras (1571), en la que los moriscos de Granada se sublevaron contra Felipe II en protesta por la Pragmática Sanción de 1567, el castillo de Priego dejó de tener una utilidad militar y a partir de ese momento comenzó un proceso de progresiva decadencia.

En 2010 comenzó la restauración del lienzo occidental de la muralla y en 2016 y 2017 se realizaron importantes obras de conservación de la Torre del Homenaje, la cual ya gozaba de la declaración de Monumento Histórico-Artístico Nacional desde 1943.

Durante el reinado de Felipe II, en el último cuarto del siglo XVI, el reputado arquitecto y escultor renacentista Francisco del Castillo “El Mozo” (1528-1586), construyó al lado del castillo el edificio del nuevo pósito municipal, en colaboración con el aparejador Juan de la Monja. Las Carnicerías Reales tienen una portada de estilo manierista de influencia italiana, con un frontón curvado hacia abajo que descansa sobre dos columnas con fustes almohadillados. 

Carnicerías Reales. Portada manierista

El edificio consta de dos plantas, la inferior dedicada a matadero y la superior destinada a mercado. La parte inferior está abierta a un patio interior cuadrangular con arcos de medio punto donde se sacrificaban las reses y que disponía de un sistema de canalización para la limpieza de los restos de la matanza. 
Patio de las Carnicerías Reales

En los tejados del patio, dos de sus ángulos están decorados con mascarones que muestran una clara influencia de las caras de piedra características de la  arquitectura precolombina.

Detalle de un mascarón

La planta inferior se comunica con la superior mediante una espléndida escalera de caracol sin eje central, que parece sostenerse en el aire y que deja libre el hueco para poder izar los animales mediante una polea.

Escalera de caracol

Francisco del Castillo fue también el autor de la magnífica e innovadora Fuente de la Salud. Sobre el manantial se levantó en 1585 el frontispicio de la fuente de estilo manierista con relieves bucólicos y mitológicos, con almohadillado de mármoles policromados. En el centro hay una hornacina con la imagen de la Virgen de la Cabeza, mientras que a ambos lados están esculpidos centros de óvalos de jaspe. El frontispicio sirve de base para un frontón triangular, con óvalo en el tímpano y piedras labradas con cresta en su borde superior, con remates piramidales sobre él y los extremos.

Fuente de la salud

Las rocas del manantial muestran diversos relieves representando a Neptuno, Medusa, Anfítrite y a un pastor con ovejas. La Fuente de la Salud está declarada Monumento Nacional.

 

Priego de Córdoba en la Edad Media: Madīnat Bāguh.

Alrededor del año 713 se asentó en el actual territorio de Priego de Córdoba una importante comunidad de árabes yemeníes himyaríes de la tribu de Ya ub. A éstos se unieron clanes bereberes que se establecieron en las sierras subbéticas, en el S de la provincia de Córdoba. Después del año 740, una facción de la poderosa tribu siria de los Bani Taghlib del ŷund de Damasco fundó Madīnat Bāguh, origen del actual Priego de Córdoba y capital de Kurat Baguh, una de las coras o circunscripciones en las que se dividía al-Ándalus y que era administrada por un gobernador.

Emirato Independiente (Instituto Geográfico Nacional)

Durante los cuarenta y cinco años que duró el emirato se sucedieron veintiún gobernadores de Madīnat Bāguh y el equilibrio inestable entre sus pobladores árabes, yemeníes y bereberes sufrió continuos altibajos. Las tensiones entre estas comunidades fueron permanentes, lo que acabó provocando una rebelión contra los sirios taglibíes, que eran los recaudadores de los impuestos que la población de la kūra de Bāguh tenía que pagar al emir de Córdoba. 

La más importante de las rebeliones andalusíes contra el emirato tuvo lugar en el año 878 y fue encabezada por Umar ibn Hafsún (846-918), un muladí y caudillo de Bobastro que durante treinta y ocho años llegó a enfrentarse con cuatro emires de Córdoba. Su rebelión coincidió con la revuelta generalizada en todo al-Andalus de árabes, tribus bereberes y poblaciones autóctonas, tanto musulmanas, mozárabes y muladíes, como cristianas. Todos estos grupos sociales diversos hicieron frente común contra el emirato cordobés que intentaba aplicar una nueva fiscalidad homogénea y basada en el derecho islámico, que acababa con los diversos privilegios de los que venían gozando estas comunidades. Cuando se produjo esta fitna o “división entre los creyentes” promovida por ibn Hafsún en la cora de Rayya, en la vecina cora de Priego de Córdoba (Kūrat Bāguh), Sa’īd ibn Wālid Ibn Mastana se unió a la sublevación del movimiento hafsuní y desde el último cuarto del siglo IX hasta comienzos del X dirigió multitud de razzias contra los dominios bajo control del emirato.

Territorios de Ibn Hafsún (wikipedia)

Los orígenes de Ibn Mastana no aparecen en ninguna fuente escrita de la que se tenga conocimiento, pero se supone que debía proceder del territorio de Priego ya que fue allí el primer lugar donde se levantó en armas. Si bien algunos autores plantean que al igual que Ibn Hafsūn podía tratase de un muladí, parece más probable que perteneciera al linaje de los banū Mastana, tribu norteafricana de origen bereber.

El cronista cordobés AbūI Marwān Hayyān ibn Jalaf ibn Hayyān (987-1076) es el representante más importante de la historiografía andalusí y en su obra Muqtabis, de la cual sólo se conservan cuatro fragmentos, recopila todo lo escrito sobre la historia de al-Andalus. Ibn Hayyān vivió en el período en el que se produjo la fulgurante caída del emirato omeya y el surgimiento de los reinos de taifas, por cuyos reyezuelos expresa un indisimulado odio. En su Muqtabis III, Ibn Hayyān describe de esta manera a Sa’īd ibn Wālid Ibn Mastana:

Era compañero de ‘Umar ben Hafsūn y segundo entre los rebeldes y maldecidos. Se sublevó en la cora de Bāgu y se instaló en sus castillos más inaccesibles. Estaba de acuerdo con Ibn Hafsūn en la rebeldía y en tomar partido contra los árabes junto con los cristianos y muladíes. Entraba en sus asuntos y discutía con él sus asuntos, sus daños y fechorías. Escogió entre sus castillos cuatro, que no habían otros más inexpugnables. Ellos eran al-Galiya, al-Nazara, Laqūns y Aqūt, aparte de otros castillos de menor importancia. En uno de ellos instaló a los tres hijos de los Banu Matruh, que eran Harit, Awn y Talud. Fustigaron a la gente adictos al emir y ocasionaron hechos reprobables que llevaron a la ruina a medina Bāgu, sobre todo por la guerra intestina de Sa’īd ben Mastana y sus ataques desde sus castillos inaccesibles por todos lados. Realizó una expedición el emir ‘Abd Allāh en persona, expedición llamada de Karkabuliya por el nombre del castillo a que iba destinada. Vino el emir con toda la fuerza de su ejército sin éxito y se sucedieron los generales en las aceifas del mismo modo. Y por su causa se produjo el execrable acto en el caíd Ibrahīm ben Jamir. Continuó Ibn Mastana matando a los árabes, quitando a los hombres los caballos y entregándoselos a los muladíes. A veces hacía la paz, pero enseguida rompía el pacto y de nuevo se aliaba con Ibn Hafsūn, a quien también traicionaba como había traicionado al gobierno y había entre ambos asuntos o pleitos prolongados. La vida alargó los años de Ibn Mastana hasta ver morir al emir ‘Abd Allāh”.

La sublevación de Ibn Mastana e Ibn Hafsún duró hasta que ‛Abd al-Rahmān III, emir desde el 912 al 929, acabó con la guerra civil andaluza tras emprender una lucha sin cuartel contra todo tipo de rebeldes hasta lograr su total erradicación. En el año 916 ibn Hafsún se vió obligado a rendirse y la revuelta de Ibn Mastana fracasó tras muchos años de incursiones en Kūrat Bāguh, restableciéndose nuevamente el control omeya sobre la cora.

En el año 929, ‛Abd al-Rahmān III ibn Muhammad ibn Abd Allah, al-Nasir (891-961), se autoproclamó califa, príncipe de los creyentes y protector de la religión de Allah, permaneciendo en el poder hasta 961. ‛Abd al-Rahmān III fue un hombre de talento, clemente, dispuesto al diálogo y un estadista sobresaliente capaz de establecer  alianzas con los reyes cristianos, cualidades que le permitieron lograr la unidad de árabes, sirios, bereberes y población autóctona, apoyándose en una aristocracia militar.

Califato de Córdoba (Instituto Geográfico Nacional)

Abd al-Rahmān III llegó a ser inmensamente rico, acumulando en el año 951 una fortuna de veinte millones de monedas de oro, lo que lo convirtió en el príncipe más rico del mundo junto al rey de Mesopotamia. Este enorme patrimonio le permitió remodelar la mezquita de Córdoba y construir el suntuoso palacio de Medina Azahara, que era su residencia y sede gubernativa del Califato.

Palacio de Medina Azahara

Tras la muerte de Abu Amir Muhammad ibn Abi Amir (Almanzor) el año 1002, el Califato de Córdoba entró en un proceso de declive que culminó con su desaparición en 1031. Nuevamente se produjo un guerra civil en al-Andalus entre los bereberes africanos, los nacionales musulmanes que vivían en España desde la invasión y los eslavos, antiguos siervos de origen europeo que habían ocupado altos puestos durante el gobierno de Almanzor. 

Entre las distintas facciones se repartieron los dominios del califato creando reinos de taifas o banderías. Dentro de este proceso de luchas intestinas, Madīnat Bāguh pasó a formar parte del reino taifa de los ziríes de Granada, una tribu berberisca cuyo rey Badis ibn Habus fue el principal enemigo de los abbadíes de Sevilla. Badis dirigió el reino zirí de 1038 a 1073 y a su muerte le sucedió Abd Allah ibn Boluguin ibn Badis, quien reinó de 1073 a 1090, fecha en la que Madīnat Bāguh fue ocupada por los almorávides.

Primeras Taifas (Instituto Geográfico Nacional)

El período de mayor auge de Madīnat Bāguh se produjo en época almohade (siglos XII-XIII), cuando la alcazaba fue remodelada y en su interior se construyó un ḥammān o baño y una necrópolis. Incluso se llegó a acuñar moneda para conmemorar algún acontecimiento que desconocemos, posiblemente la visita del califa o de algún miembro de su familia. Después de que el ejército almohade fuera derrotado en 1212 en la batalla de las Navas de Tolosa, Priego de Córdoba fue conquistado por Fernando III en 1225. La Crónica General narra como Fernando III “fue a Priego, e tomola et de los moradores los unos mató, los otros cativó, et derribo la fortaleza fasta en el suelo, e dexola a tal”.

Fernando III  (Carlos Múgica y Pérez. Museo del Prado)

En 1246 Fernando III cedió Priego a la Orden de Calatrava, la cual ejerció como un auténtico señorío, cobrando los impuestos agrarios y los diezmos eclesiásticos del obispado de Jaén. 

Orden de Calatrava. Cantiga 205. Alfonso X.

Los calatravos emprendieron la reconstrucción del castillo y erigieron la Torre del Homenaje. La Crónica de Alfonso XI narra que en 1327 el comendador de la Orden de Calatrava, Pedro Ruiz de Córdoba, se ausentó y dejó “en la torre un escudero que la tenía por él” y que pese a ser “ome fijodalgo” se la entregó al rey nazarí de Granada. Durante esta época en la que la fortaleza pasó a dominio del Reino de Granada, a la Torre del Homenaje se le añadieron algunos elementos, como los capiteles nazaritas de los ventanales.

Torre del Homenaje

En 1341 Alfonso XI de Castilla reconquistó Priego de Córdoba y el 30 de julio de 1370, Enrique II donó a Gonzalo Fernández de Córdoba un extenso dominio al S del reino de Córdoba, formado por el señorío de Priego y el estado de Aguilar, para recompensarle por la ayuda prestada y para confiarle la defensa de este territorio tan cercano al reino de Granada. Gonzalo Fernández de Córdoba, experto militar y conocedor de los problemas existentes en la frontera del reino, mando reforzar las defensas de Priego y levantar la mayor parte de las murallas y torres que se conservan actualmente.

En 1409 Fernando de Trastámara o de Antequera, infante y regente de Castilla y posteriormente rey de Aragón, encomendó la repoblación de estas tierras a don Alonso de las Casas, “mandole que luego partiese a Sevilla, e de allí llevase albañiles e pedreros e peones los que menester fuesen para reparar e adobar la villa, en tal manera que él la pudiese bien tener”.

Fernando I de Aragón (F. Copia Ariosto. Museo del Prado)

Gracias al listado de asignaciones de la villa, sabemos que siendo señor de Priego Alfonso Fernández de Córdoba IV (1455-1501), la defensa de la ciudad estaba formada por treinta y cuatro caballeros, ciento cuarenta ballesteros, ciento setenta y cuatro lanceros, tres adalides, sesenta velas, dos alcaides, un alguacil, seis hombres buenos, un escribano y un jurado. En agradecimiento por la colaboración brindada por Alfonso Fernández de Córdoba IV durante la conquista de Granada, en 1501 los Reyes Católicos crearon el Marquesado de Priego y otorgaron el título a su hijo Pedro Fernández de Córdoba III

 

Bibliografía

Angulo Íñiguez. El castillo de Priego de Córdoba.

Antonio Ortiz Fernández. Priego de Córdoba: Itinerario didáctico por su patrimonio.

Encarnación Cano Montoro y Virgilio Martínez Enamorado. Los Banū Mastana, un clan beréber en la sierra sur de Córdoba. 

Rafael Carmona Ávila. Sobre arquitectura y armamento: el control arqueológico de las obras de consolidación de la Torre del Homenaje del castillo de Priego de Córdoba (2016-2017).

Rafael Carmona Ávila.  Aproximación arqueológica al territorio del rebelde muladí Ibn Mastana (s. IX d.C.) en la comarca de madinat Bagūh (Priego de Córdoba).

Rafael Carmona Ávila. La Madina Andalusí de Bagūh (Priego de Córdoba). Una aproximación arqueológica.

Rafael Carmona Ávila. Priego de Córdoba en la Edad Media. Una aproximación histórica y arqueológica.


Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.

domingo, 21 de mayo de 2023

Castillo de Aracena

Aracena tuvo su origen como villa fortificada en el siglo X, durante el califato de Córdoba, y continuó como asentamiento musulmán en el siglo XI formando parte de la Taifa de Sevilla. En los siglos XII y XIII estuvo ocupada por los invasores almohades hasta que fue conquistada por los portugueses, los cuales construyeron el castillo sobre las ruinas de la antigua fortificación andalusí, manteniendo su uso militar hasta comienzos del siglo XVI.

Aracena con el castillo al fondo

En el siglo XIII la Corona de Castilla había creado la Banda Morisca al SE para marcar y defender los límites con el reino de Granada e hizo lo mismo en su límite NO, en el que confluían las distintas fronteras interiores y exteriores del reino de Castilla, creando la Banda Gallega, un conjunto de castillos entre los que se encontraba el de Aracena. 

Banda Morisca

La Banda Gallega protegía los territorios del sur de Extremadura, bajo jurisdicción del Reino de Sevilla, de los ataques de las tropas portuguesas y las órdenes militares

Banda Gallega

En 1230, Alfonso Pérez Farinha, maestre mayor de la Orden Militar del Hospital de San Juan de Jerusalén, partió desde Portugal y cruzó el Guadiana al mando de sus monjes guerreros, tomando los castillos de Serpa y Moura para luego seguir avanzando hacia Aroche (cora de Beja) y Aracena (cora de Iŝbīliya). Aracena pasó a ser posesión del rey Sancho II de Portugal y la Orden del Hospital de San Juan consolidó su dominio sobre estos territorios estratégicos en su avance hacia Sevilla, capital del reino almohade, intentado adelantarse a la ofensiva de Castilla y León y de las órdenes del Temple y de Santiago.

Templario y Hospitalario

Una vez Fernando III concluyó la conquista de Sevilla en 1248, resultó necesario establecer y fijar las fronteras con el reino de Portugal. En la Baja Extremadura las fortalezas de la Banda Gallega se repartieron entre la Orden de Santiago y la del Temple. Aracena pasó a formar parte del Reino de Sevilla, uno de los cuatro existentes en Andalucía que dependían de la corona de Castilla. 

Vista de Aracena desde el castillo
Los dominios de este alfoz se extendían por las actuales provincias de Sevilla, Huelva, Cádiz, comarca de Antequera, municipios de Badajoz y castillos de Serpa y Moura en el Alentejo. En 1283 Castilla renunció a Serpa, Moura y Noudar, plazas que pasaron a integrase en la Corona de Portugal. El castillo de Aracena comenzó a ser construido por la Orden del Hospital y sigue la estructura característica de los castillos portugueses, lo que lo diferencia de las demás fortificaciones de la Banda Gallega.

Castillo de Aracena

Tiene un núcleo central protegido por torres rectangulares, con terrazas, murallas con sus correspondientes paseos de ronda o adarves y dos aljibes, uno en el patio de armas y otro en el alcázar.

Murallas del castillo

El alcázar estaba rodeado por una muralla en la que aún se conservan los restos de la Torre Mayor, situada en la cima del monte. Este baluarte tenía una altura de 16 metros, era de planta cuadrada y tenía dependencias interiores.

Restos de la Torre Mayor

Actualmente el estado de conservación del castillo es muy malo, no así el de sus extensas murallas que muestran un excelente mantenimiento.

Murallas y torres

Entre los siglos XIII y XV se construyó la Iglesia Prioral del castillo, un edificio de estilo gótico mudéjar sevillano que constituye uno de los elementos más importantes del patrimonio arquitectónico de la Baja Edad Media en el Reino de Sevilla.

Iglesia prioral (torre y ábside)

El material constructivo empleado es la mampostería con filas horizontales de ladrillo. 

Puerta de las Mercedes

Los brazos del crucero, el campanario y la cabecera están almenados, lo que indica su antigua función defensiva. De la primera etapa constructiva, hacia 1260, conserva la cabecera y el atrio.

Puerta almenada

Del conjunto destaca la torre mudéjar del lado norte, de planta cuadrada y almenada, construida con anterioridad a la iglesia y de clara finalidad militar. Al lado de la torre se encuentra el ábside poligonal.

Torre mudéjar

En su parte inferior tiene dos grandes arcos apuntados polilobulados. La decoración exterior es de estilo mudéjar, con paños de sebka de origen almohade y arcos polilobulados de evidente inspiración en la Giralda de Sevilla.

Torre mudéjar (detalle de la decoración)

La Iglesia Prioral consta de tres naves cubiertas con bóvedas de crucería de nervadura gótica con terceletes.

Bóvedas de crucería

El atrio está cubierto y tiene tres arcos góticos en el frente y uno en cada lateral.

Arcos del atrio

En el atrio está la conocida como Puerta Real, con agujas terminadas en pináculos y decorada con un enlazado de rombos con motivos florales. 

Atrio y Puerta Real

La construcción de la iglesia finalizó en el siglo XV en estilo gótico tardío y posteriormente se realizaron algunos añadidos.

Camerín del ábside

El camerín neoclásico del ábside es del siglo XVIII y en el se encuentra la imagen de Nuestra Señora del Mayor Dolor, Patrona de Aracena.

Nuestra Señora del Mayor Dolor


Bibliografía:

Juan José Fondevilla Aparicio. La Banda Gallega: vertebración defensiva de un espacio de frontera en el límite noroccidental del alfoz hispalense en la Baja Edad Media.

Juan Aurelio Pérez Macías. Una aproximación arqueológica al Castillo de Aracena y a las fortalezas de la Banda Gallega.


Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.


miércoles, 17 de mayo de 2023

Castro de São Lourenço

El castro de São Lourenço se encuentra en la parroquia de Vila Chã del municipio de Esposende, distrito de Braga. Está situado en un promontorio a 201 m de altura, en las estribaciones del acantilado fósil que va de Monte Faro a São Paio de Antas. 

Ya en el Calcolítico existía en São Lourenço una población estable, como lo atestiguan los restos de vasijas con decoración incisa tipo “Penha”. Estos primeros residentes no utilizaban la piedra como material constructivo, sino que habitaban en chozas de madera y arbustos.

El castro de São Lourenço tiene su origen en el período del Bronce Final y estuvo habitado hasta el siglo IV d.C. alcanzando su mayor desarrollo urbanístico entre los siglos II a. C. y I d. C. 

Desde el castro de São Lourenço se domina visualmente el tramo costero comprendido entre la desembocadura del río Neiva y la del río Cávado. Debido a la la privilegiada situación de este enclave, durante los siglos II a. C. y I d. C. el castro se convirtió en un centro estratégico desde el cual se controlaba el territorio de su área de influencia, así como una serie de poblados menores como el de Cova da Bouça, Nossa Senhora da Paz y Senhor dos Desamparados. 

Junto con los otros castros de la franja litoral (Bagunte, Terroso, São Roques, Santa Luzía, Cividade de Âncora, Coto da Pena y Santa Trega), el de San Lourenço formaba parte de una estructura costera que controlaba la navegación de cabotaje durante la Protohistoria.

Después de la primera fase de ocupación en el Bronce Final, los hallazgos arqueológicos revelan una segunda ocupación en la Edad de Hierro (siglo V a.C). En ambos períodos las viviendas del castro eran de planta circular o subrectangular. 

El suelo de las viviendas estaba cubierto de grava apisonada y el tejado, de cubierta vegetal, era cónico en las casas circulares y a dos aguas en las subrectangulares. 

Esta techumbre se sostenía sobre un poste cuya base se situaba en el centro de la estancia.

En los siglos II y I a.C se reforzó el sistema defensivo del flanco N-NO con tres líneas de murallas y fosos y se construyó una torre de vigilancia al O. 

En el periodo comprendido entre el siglo I a.C y el I d.C, con el proceso de romanización, el castro alcanzó su mayor esplendor y sus murallas defensivas alcanzaron su máximo perímetro, llegando a tener una altura de más de tres metros. Sabemos que en esa época el poblado se extendía hacia el O ocupando una superficie mucho mayor de la que actualmente es visible. También en este período se produjo un gran desarrollo económico derivado de la especialización de la producción en actividades relacionadas con la metalurgia y la cerámica.

En el siglo I a.C. el poblado pudo haber sufrido uno o más incendios, lo que obligó a reconstruirlo y a reorganizar el espacio. Las viviendas tuvieron que adaptarse a la inclinación y a los afloramientos rocosos de la cima de la colina, lo cual impedía cualquier tipo de organización urbanística, por lo que se fueron situando a distintos niveles o socalcos creados mediante muros de carga. Las distintas unidades habitacionales estaban comunicadas unas con las otras por estrechas calles con suelo de lajas de piedra.

En el proceso de recuperación del castro de São Lourenço iniciado en el siglo XX, se han restaurado algunas de las viviendas de los siglos I a.C y el I d.C. situadas en la parte superior del monte bajo la ermita. 

Esta reconstrucción se ha realizado de la manera más estricta y ajustada al registro arqueológico, de modo que recree el aspecto original del conjunto. 

Los trabajos se han centrado en dos grupos de edificaciones, donde vivían otros tantos núcleos familiares, y en los que se distinguen tres viviendas y dos construcciones anexas, probablemente un silo y un taller artesanal y/o almacén. Las edificaciones estaban rodeadas por un muro y convergían en un patio central con suelo enlosado. 

Mediante postes en el interior de las construcciones se sustentaba el tejado, que seguía siendo de escobas y otros matorrales, hasta que en época romana la cubierta vegetal de los tejados se sustituyó por tégula.

Las excavaciones han revelado que el interior de las viviendas estaba encalado o revocado y pintado de blanco o amarillo, con el zócalo también pintado en gris y/o verde musgo. El exterior estaba decorado con motivos como espirales y probablemente también con esvásticas y cordiformes.

De entre los hallazgos arqueológicos recuperados en las excavaciones destacan los restos cerámicos que atestiguan la existencia de un comercio habitual con navegantes púnicos, como un fragmento de crátera ática datada en el siglo V e o IV a.C, fragmentos de ánforas fechadas entre los siglos VI y II a.C y otra ibero-púnica de finales del siglo III a finales del siglo I a.C. Entre los restos de época romana destacan cerámicas, objetos de vidrio y adornos de oro y bronce. En el interior de una de las viviendas se encontraron monedas de plata y bronce, destacando unos denarios acuñados en Lungdunum (Lyon. Francia) y datados ente el 2 a.C. y el 37 d.C. También se han recuperado ánforas romanas, de cronología tardo-republicana hasta época de Augusto, que servirían para transportar vino, aceite, garum etc. El mayor número de restos de ánforas que se han encontrado proceden de la Bética pero también las hay procedentes de la Galia de los siglos I-III d.C. En 1954 se halló junto a la primera muralla un ara votiva dedicada por Anicius a Dea Sancta.

En el siglo I d.C el castro de São Lourenço experimentó una nueva adaptación como vicus y se volvieron a reordenar las estructuras defensivas y urbanas.

El abandono definitivo del castro se produjo en la Alta Edad Media (siglo V), con reocupaciones puntuales entre los siglos IX y XII. En algún momento sin determinar de la Reconquista, posiblemente en el siglo X, las tropas cristianas leonesas y los pobladores de la zona se refugiaron tras las murallas del castro. Procedieron a desbastar el afloramiento granítico de la parte más alta hasta conseguir una plataforma subcircular sobre la cual erigieron un pequeño castillo. También levantaron otra muralla y reforzaron la que daba al mar, por el O. Estas modificaciones  permitieron albergar una pequeña guarnición militar cuya misión era vigilar la costa y proteger a una reducida población civil en caso de ataque. La muralla construida en esa época tuvo, al principio, una aplicación militar, pero acabó por convertirse en un recinto donde la población recogía el ganado y guardaba los aperos de labranza cada vez que se producía un ataque de los moros procedentes del S, un razia de cristianos del N o una incursión de los vikingos que desde el siglo IX comenzaron a frecuentar la costa gallega y del norte de Portugal.

Posteriormente, en el siglo XIV, en la cima de la colina se erigió una ermita bajo la advocación del mártir São Lourenço.

Desde 1986 el castro de São Lourenço está catalogado como Bien de Interés Público.

 

Bibliografía: 

Carlos A. Brochado de Almeida y Rui M. Cavalheiro da Cunha (1997). O castro de São Lourenço Vila Chã (Esposende).

Jorge Miguel Ayán Vila. Castro São Lourenço (Esposende).


Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.