El oppidum de San Cibrán de Las se
encuentra en el límite entre los ayuntamientos orensanos de San Amaro y Punxín
(parroquia de San Xoán de Ourantes). Situado sobre unos afloramientos
graníticos a unos 473 m de altitud, desde el castro de San Cibrán de Las se
domina la margen derecha de la cuenca media del río Miño de Ourense a
Ribadavia, el valle del Barbantiño y del Arenteiro y las montañas de la
vertiente S de la Serra do Faro.
Las
últimas excavaciones parecen indicar que en este lugar se realizaban asambleas
religiosas mucho tiempo antes de que en el siglo II a.C se fundara el oppidum, cuyo
nombre original era Lansbricae y que estuvo
ininterrumpidamente habitado hasta el siglo II d.C.
Las
murallas del castro delimitan una superficie interior de cerca de diez
hectáreas, lo que lo convierte en uno de los mayores del NO de la Península
Ibérica.
Las grandes citanias del
NO peninsular fueron construidas siguiendo un “proto-urbanismo castreño de
influencia mediterránea” (Sande Lemos), característico de la Segunda Edad de
Hierro (entre el siglo II a.C y la campaña militar de Decimus Junius Brutus en 137 a.C).
Algunos autores lo interpretan como una
muestra de la influencia romana, mientras que para otros
es el resultado de los contactos existentes con los ámbitos iberos y púnicos.
En la
acrópolis (croa) se realizaban las
ceremonias religiosas y se situaban las viviendas en las que residía la
aristocracia que gobernaba el castro.
Este recinto superior era un pequeño castro en sí mismo y estaba rodeado por una muralla de 3-4 m de altura con puertas al E y O.
Todo el perímetro del oppidum está
rodeado por una segunda muralla con líneas de refuerzo paralelas en las puertas.
En la puerta O se construyó una tercera línea de muralla y en la zona S existía una cuarta.
Todas las entradas contaban con puertas defendidas
por cuerpos de guardia y torreones.
Tanto la muralla que protege la
acrópolis como la muralla exterior cuentan con escaleras para la ronda de
guardia, que permitían un acceso fácil y rápido desde el interior a la parte
superior de la defensa.
La zona destinada para las
viviendas se dividió en unas 200-240 parcelas de superficie similar, lo que
muestra que la construcción del oppidum se realizó siguiendo desde el principio
un diseño urbanístico.
De la puerta E de la segunda muralla parte una calle principal empedrada que conduce directamente a las puertas de la acrópolis.
Por el lado O de la segunda muralla se abre otra puerta que da acceso al recinto.
Desde esta puerta otra calle empedrada sube hacia la muralla de la acrópolis.
De
estas dos vías principales parten calles radiales que llevan a los distintos grupos
de viviendas.
El castro contaba de varios aljibes para el abastecimiento de agua.
Muy cerca de la puerta E hay un aljibe que aprovecha una fuente natural y al que se accedía a través de unas escaleras.
Las unidades habitacionales están
formadas por varias dependencias que daban a un patio común y en las que se
situaban el hogar con la cocina, el almacén y el taller.
En las excavaciones se han encontrado diversos elementos arquitectónicos decorativos como trisqueles y rosáceas.
Otros elementos hallados son los amarraderos de granito para los caballos.
En las
excavaciones realizadas en 2023 se halló, cerca de la puerta O, un cipo de
granito que probablemente se erguía verticalmente sobre una plataforma y que
presenta inscripciones latinas en sus dos caras.
En
una cara se lee NA/BA y se interpreta
como una dedicatoria a la diosa indígena Nabia.
En
la otra cara puede leerse la inscripción ABI/ONE
y existen dudas sobre cómo puede interpretarse su significado. Puede que Abione
sea un epíteto que proceda de la raíz indoeuropea “ab” (agua), o que también se
trate de una divinidad cuyo nombre esté relacionado con algún hidrónimo.
En
la campaña de excavación realizada en 2004 se encontró una escultura antropomorfa
de bulto redondo, la cual fue reutilizada como material de construcción en la
base del muro divisorio de una vivienda cerca de la puerta E de la muralla
exterior.
Se trata de una escultura de época prerromana, muy tosca y arcaica,
en la que sólo se aprecia la cara y los brazos doblados con las manos reposando
sobre el vientre. La estatua, que se encuentra en el Museo Arqueológico de
Ourense, ha sido interpretada como una deidad femenina vinculada a ritos
relacionados con la fertilidad.
El oppidum
de San Cibrán de Las fue abandonado a partir del siglo II d.C, pero en las sucesivas excavaciones
arqueológicas se ha encontrado un tesorillo de diecinueve monedas romanas de
los siglos III-IV y se ha confirmado una utilización tardía en época medieval
(siglo VII), hasta el derrumbe de la muralla en el siglo XI.
Bibliografía:
Yolanda
Álvarez González, Luis López González, Manuel Ferenández-Götz, Marco García
Quintela. El oppidum de San Cibrán de Las y el papel de la religión en los
procesos de centralización en la Edad de Hierro.
Yolanda
Álvarez González, Luis López González, Miguel Ángel López Marcos. Definición y
recuperación de estructuras en el castro de San Cibrán de Las.
Yolanda
Álvarez González, Luis López González, Miguel Ángel López Marcos, Pedro López
Barja de Quiroga. Dos inscripciones inéditas del castro de San Cibrán de Las.
Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.
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