jueves, 26 de enero de 2023

Colonia Patricia Corduba

Templo romano de Corduba.

Los primeros pobladores conocidos de Córdoba habitaban desde el Calcolítico, hace cinco mil años, en la meseta conocida actualmente como Colina de los Quemados, en el parque Cruz Conde. Esta terraza natural permitía controlar las riberas del río, que podía ser vadeado en período estival, a la vez que las fuertes pendientes a N, E y S lo convertían en un lugar fácil de defender. Durante el período del Bronce Final (s IX-VIII a.C.), este enclave se consolidó como centro desde el cual partían las rutas comerciales fluviales que proveían de cobre, plata y oro tanto a fenicios como a griegos.

Rutas fenicias.

En los siglos V-IV a.C. la Colina de los Quemados era un oppidum habitado por los turdetanos, herederos de la cultura tartésica, integrado plenamente en los circuitos  comerciales, culturales y políticos de la época.

Ungüentario fenicio de vidrio. S. IV a.C.
Necrópolis de los Torviscales (Córdoba).

La llegada de los romanos se produjo tras la batalla de Ilipa (206 a.C.), en la segunda guerra púnica, cuando las legiones de Publio Cornelio Escipión el Africano vencieron al ejército de Asdrúbal, lo que provocó la retirada de las tropas cartaginesas y el comienzo de la conquista romana. Durante un largo período de tiempo las tropas y los colonos convivieron con los indígenas turdetanos en el oppidum, hasta que a mediados del siglo II a.C. el general Marcus Claudius Marcellus fundó Corduba en la parte más alta de una meseta fluvial situada a orillas del Baetis, a 750 m al NE del asentamiento turdetano. Gradualmente la población del oppidum se fue trasladando a la nueva ciudad, la cual fue defendida con una muralla de sillares de calcarenita de 2-3 m de anchura y provista de torres semicirculares, que protegía una superficie aproximada de 47 ha. La actual Puerta de la Ciudad se encuentra en el mismo enclave donde antiguamente se localizaban las puertas romanas que comunicaban con el puente y la Via Augusta.

Puerta de la ciudad.

Esta primera ciudad seguía teniendo aspecto de campamento y no será hasta principios del siglo I a.C. cuando se pavimenten algunas calles, se construyan las cloacas y se edifiquen las principales casas y edificios públicos. Corduba prosperó rápidamente gracias a la agricultura, la ganadería, el comercio a través del puerto fluvial y, sobre todo, a las riquezas mineras de la Sierra Morena cordobesa. Así, Tito Livio narra que en los treinta y ocho años que van desde el regreso de Escipión el Africano y la llegada del cónsul Marcus Marcellus (206-169 a.C.), los romanos extrajeron unas 300 tn de plata y 9.490 kg de oro, además de grandes cantidades de otros metales, como cobre y plomo. Tal desarrollo económico llevó al enriquecimiento de las principales familias romanas, y a que la ciudad emitiera sus primeras monedas entre el 80-79 a.C.

Durante la segunda guerra civil de la república romana, se produjo el enfrentamiento entre las tropas de Julio César y las de los hijos de Pompeyo, a los que César venció en el 45 a.C en la batalla de Munda, al S de Corduba. La ciudad habia tomado partido por el bando pompeyano, por lo que fue asediada y destruida por las tropas de César, pasando a cuchillo a veintidos mil de sus habitantes. Corduba entró en un período de crisis que duraría varias décadas hasta que consiguió ganar el favor de Octavio Augusto, el cual refundó la ciudad y la elevó al rango jurídico de Colonia Patricia Corduba (27 a.C), pasando a ser la capital de la Baetica, la provincia más próspera de Occidente. Se emprendieron obras de ampliación de la muralla de modo que el espacio intramuros alcanzó las 78 ha. Asimismo se intensificó la monumentalización urbana y a principios del siglo I d.C se construyó un nuevo foro y el circo de la ciudad, que estuvo en uso hasta finales del siglo II d.C. cuando probablemente fue sustituido por uno nuevo. A mediados del siglo I d.C. se construyó el anfiteatro, que con sus 178 m de eje mayor fue uno de los más grandes del imperio. Fue utilizado hasta principios del siglo IV d.C. y actualmente sobre sus restos se encuentra la Facultad de Veterinaria. Es muy probable que Corduba contara también con el Iudus gladiatorius hispanus, la escuela de gladiadores que proporcionaba combatientes a todo el Imperio.

Aulo Hircio, militar amigo personal de Julio César al que acompañó en la guerra contra los hijos de Pompeyo, nos cuenta como, a la llegada de César a Corduba, no existía ningún puente: “Habiendo llegado César…. Hizo echar en el río grandes cestos llenos de piedras, sobre los cuales construyó un puente… y allí pasó el ejército hasta tres veces”. El puente que dio origen al actual fue construido en el siglo I d.C. en época de Augusto, dando acceso a la ciudad desde el S.

Originalmente el puente romano tenía 17 arcos, de los que se conservan 16, y tenía una longitud de 250 m. El puente era la comunicación entre la ciudad y la via Augusta, que con sus 1.500 km de longitud bordeaba el Mediterráneo desde Cádiz al Pirineo.

Puente romano.

El puente formaba parte del complejo portuario del río Baetis, navegable hasta la ciudad, y a ambos lados del mismo había almacenes, comercios, fábricas así como santuarios dedicados a divinidades orientales. El puente romano original sufrió diversas modificaciones en época visigoda y sobre todo en tiempos del califato, con la gran reconstrucción realizada por Al-Samh ibn Malik al-Khavlani sobre el año 720.

Puente romano y torre de la Calahorra.

El templo situado en la actual calle Claudio Marcelo, comenzó a levantarse durante el mandato de Claudio (41-54 d.C) y se concluyó durante el de Domiciano (81-96 d.C.).

Templo romano de Corduba.

Tiene un pórtico delantero con seis columnas alineadas (hexástilo) y las laterales están adosadas a la fachada lateral del templo (pseudoperíptero).

Templo romano de Corduba.

Originalmente el templo se levantó en el centro de una plaza rectangular con triple pórtico, en la entrada E de la ciudad por la cual se accedía a la via Augusta. En él tenían lugar los ritos y honores dedicados al emperador y a su familia.

Templo romano de Corduba.

El teatro se erigió en la pendiente natural localizada en el lado SE de la meseta en la que se construyó la ciudad, en una zona urbana pero alejada del centro. Con un diámetro de 124 m fue el mayor de Hispania, pero resultó destruido en un terremoto a mediados del siglo III d.C. En el teatro se representaban obras dramáticas y también se realizaban determinadas ceremonias religiosas.

Teatro romano.

Las necrópolis de Corduba se hallaban en el exterior de la ciudad. En la necrópolis de la Huerta de San Rafael se encontró un sarcófago romano de mármol, datado en el primer tercio del siglo III d.C. Mide 2,36 m de largo, 1,09 m de altura y 1,03 m de ancho.

Sarcófago romano.

En su frente principal presenta tres paños: el del centro representa la entrada al Hades, el reino de los muertos; el de la derecha muestra al muerto vestido con toga con un volumen en la mano y acompañado de un anciano que representa al maestro que con su sabiduría ha preparado la vida eterna de su discípulo; la escena de la izquierda representa a la esposa muerta con un rollo en la mano y que es conducida a la vida eterna por su maestra, portadora de otro volumen.

Numerosas son las obras escultóricas halladas en la provincia de Córdoba en época romana, como por ejemplo diversos bustos realizados en mármol.

Retrato de ¿Augusto? (s I.d.C.). infantil (siglo I a.C.) y masculino(siglo I a.C.) 

El retrato de Druso, el joven, fue hallado en Puente Genil y representa al hijo único de Tiberio. Está datado entre los años 14-37 d.C. durante el principado de Tiberio y formaría parte de un grupo de estatuas de la familia imperial julio-claudia, que fue traída desde Roma para exponerla en algún lugar de Corduba.

Druso.

La escultura del Togado (41-54 d.C) se inspiró en la de Augusto Vía Labicana. El autor demuestra un gran dominio de la técnica del trépano en el tallado de los pliegues de la túnica.

Togado.

La Dama con manto es una estatua femenina realizada en mármol y encontrada frente al convento de Santa Ana (Córdoba). Está datada en el siglo I d.C. y sigue el modelo de las esculturas tardoclásicas y helenísticas de la Escuela de Éfeso.

Dama con manto.

La escultura de Afrodita agachada está realizada en mármol blanco de Paros, de gran calidad y grano muy fino. Representa a la diosa durante el baño o mirando su reflejo en un estanque, por lo que probablemente sirvió de decoración para alguna fuente o terma. Fue esculpida en época antoniniana (138-192 d.C.) y hallada en la calle Amparo de Córdoba.

Afrodita agachada.

En el Colegio de Santa Victoria (Córdoba) se hallaron unas hermas báquicas del siglo I d.C que representan a un Fauno y al dios Baco adolescente. Están realizadas en mármol procedente de Túnez. Las hermas eran piezas esculpidas por una cara con la parte posterior lisa para poder ser fijada a una pared o  columna a modo de decoración en una domus.

Fauno y Baco adolescente.

El relieve de Mitra Tauróctono fue hallado en Cabra y se conserva en el Museo Arqueológico de Córdoba. Su valor artístico es escaso y en su día formaba parte del altar de un mitreo: cueva artificial que imitaba la caverna en la que habitaba Mitra. El relieve representa a  Mitra Invictus Tauroctonos, creador del mundo viviente, sacrificando al toro primordial. El escorpión apogenético agarra los testículos del toro con sus pinzas, mientras beben su sangre la serpiente pneumática (símbolo del aliento racional que da orden al universo) y el perro genético (símbolo del origen de las cosas).

Mitra Tauróctono. Siglo II d.C.

En la Plaza de la Corredera se hallaron los mosaicos que representan Medusa (siglo II d.C) y a Polifemo y Galatea, los cuales formaban parte de la decoración de una mansión romana.

Medusa.

Polifemo y Galatea.

 

Bibliografía:

Antonio Martínez Castro. Esteban Márquez Triguero y la minería romana en la Sierra Morena cordobesa.

Carlos Márquez Moreno. Modelos romanos en la arquitectura monumental de Colonia Patricia Corduba.

Carlos Márquez Moreno. Córdoba romana: dos décadas de investigación arqueológica.

A. Blanco, Julián García y M. Bendala. Excavaciones en Cabra. La Casa de Mitra. 1972.

Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna. 

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