En la
parroquia moañesa de San Pedro de Domaio se encuentra el dolmen Chan da
Arquiña, en un parque forestal a unos 530 m de altura en la subida al Monte
Faro, lo que lo diferencia del resto de los túmulos de la península de O
Morrazo que se sitúan en zonas comprendidas entre los 200 y los 500 m.
Se trata
de un gran sepulcro de corredor cuya estructura se halla expuesta al haber
sido violado el túmulo que lo tapaba.
El diámetro de la cámara es de 3,45 m y
su altura de va de los 2,20 m a los 2,40 m. Está formada por catorce piedras
que se superponen de modo que la anterior monta sobre la posterior, igual que
sucede con las piedras de la cubierta.
Su pequeño corredor está orientado hacia
el E y mide 1,70 m de longitud, 1,15 m de altura y 0,95 m de ancho en la
entrada, y 1,60 m de altura y 1,60 m de ancho en la parte en la que se une a la
cámara. En torno al primer tercio del III milenio, se procedió a clausurar el
corredor del dolmen mediante una losa vertical de cierre sobre la que se apoya
un muro de piedras.
En el interior del dolmen se encontraron restos de ocre, por
lo que pudiera haber estado decorado con pinturas.
El túmulo que cubría el
dolmen medía 30 m en su eje E-O y 25 m en el N-S.
Según referencias de Antonio
Costa en la zona existían otras cinco mámoas y Filgueira Valverde y García Alén
citan varias mámoas en el monte Xaxán.
La mámoa de Chan da Arquiña fue excavada
en 1953 por Ramón Sobrino, que halló diversos fragmentos cerámicos de lo que
pudieron ser vasos campaniformes marítimos cuya antigüedad pudiera datarse
entre el 2300-2200 a.C, de acuerdo con la tipología establecida por
Bosch-Gimpera. También se encontraron varios fragmentos de hachas de sílex y un
microlito de sílex de forma triangular, de 30 mm de base por 18 mm de altura.
En la entrada del corredor se recuperó un hacha de piedra pulimentada de
sección trapezoidal y huellas de enmangue, de 40X40 mm y 218 mm de longitud.
Además se obtuvo un afilador de piedra, ocho fragmentos de útiles de sílex,
veintiocho pequeñas lascas de cuarzo, cuatro lascas de cuarzo fino y dos de
cristal de roca, nueve fragmentos pequeños de limonita y treinta y un cuentas
de materia orgánica y forma de disco.
Al comienzo del III
milenio a.C. las prácticas de pastoreo cobran gran importancia, por lo que las
poblaciones se asientan cerca de los planaltos, en concreto en las brañas
húmedas en las que abunda el pasto fresco que necesita el ganado bovino.
La actividad humana en esta época buscaba crear nuevos terrenos de pasto
mediante las quemas, lo que resultó en una aceleración de la erosión de las
laderas.
El dolmen Chan da Arquiña ha sido declarado Bien de Interés Cultural y
figura en el inventario de Patrimonio Cultural de Galicia.
Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.
Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.
Muy interesante y particularmente bello, gracias Javier
ResponderEliminarHola Javier me encanta ver tomas de dólmenes. Saludos desde Costa Rica
ResponderEliminarArquiña me a gustado mucho puede rivalizar con los dolmenes de Carnac,Bretaña.
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