jueves, 21 de noviembre de 2024

Escultura de León Ibero de Nueva Carteya


El León de Nueva Carteya fue encontrado a seis kilómetros de esta localidad perteneciente a la comarca de La Campiña (Córdoba). El hallazgo tuvo lugar en 1933 en un pequeño cerro denominado El Medio mientras se realizaban las obras de construcción del camino a Montilla. La estatua estaba enterrada a menos de un metro de profundidad y su estado de conservación era bueno, aunque fue necesario rehabilitarla ya que se encontraba fragmentada.

Como casi todas las estatuas zoomorfas iberas y especialmente las de La Campiña cordobesa, la escultura del León de Nueva Carteya fue esculpida en piedra caliza de color blanco, un tipo de material blando que al mojarlo se puede tallar casi como si se tratara de madera. Tiene una longitud de 114,5 cm, una altura de 61 cm, un grosor de 23 cm y está datada entre los siglos VI y V a.C. 

Los leones iberos se representan siempre exentos y echados. Desde un punto artístico y técnico, el León de Nueva Carteya destaca por su gran realismo que busca realzar el poderío del animal y que podemos apreciar en el abdomen abultado que resalta su volumen, en las orejas en forma de corazón y pegadas a la cabeza, en los lagrimales, en el pliegue del labio superior retraído, la lengua saliendo de las fauces del león entre los potentes colmillos, las garras de las patas delanteras o en la cabellera cincelada con trazos paralelos, en un trabajo tan minucioso que parece más propio de un grabador o un orfebre que de un escultor.

Originalmente las estatuas de leones iberos formaban parte de mausoleos situados junto a importantes vías de comunicación, por lo que fueron concebidas para ser contempladas por los viajeros. Al igual que sucede con la mayor parte de las estatuas zoomorfas iberas, la escultura del León de Nueva Carteya fue destrozada de manera intencionada, probablemente por miembros de la propia comunidad turdetana a la que pertenecía, con el fin de borrar la memoria de la persona que se encontraba allí enterrada.

Las estatuas funerarias de leones iberos custodiaban las tumbas de las élites y los jerarcas y cumplían varias funciones. Una era la de proteger las sepulturas sirviendo de disuasión frente a las profanaciones de los saqueadores, para lo cual los leones se representaban con las fauces abiertas mostrando sus grandes colmillos en actitud amenazante y terrorífica. 

Otra función era de carácter apotropaico, alejando a los malos espíritus mediante la realización de actos, liturgias y rituales mágicos. También servían como psicopompos, conduciendo y facilitando el tránsito del difunto hacia la vida de ultratumba. Por último, tenían la misión de servir de medio de comunicación del difunto con el mundo de los vivos.

Este tipo de escultura animalística es exclusivo de la Meseta Sur, y en concreto la Campiña cordobesa es la zona de España con el mayor número de estatuas iberas zoomorfas, aunque casi todas halladas fuera de su contexto arqueológico. La mayor parte de las esculturas turdetanas de leones se han encontrado en la Alta Andalucía (Córdoba, Jaén y Albacete), destacando por ejemplo las cinco de Baena o las cuatro de Nueva Carteya, por lo que se supone que desde esta zona se exportaron posteriormente hacia el Levante y Sudeste.

Los leones son los animales más representados por su fuerza simbólica y su nexo con la realeza, seguidos por toros, caballos, lobos, osos, serpientes, ciervos y pájaros y también animales imaginarios como esfinges, grifos, sirenas y toros androcéfalos. El león es un elemento heráldico, un emblema que representaba a un individuo, un clan o incluso a una población, y al dominio que ejercían sobre un territorio.

Puesto que en la Península Ibérica no había leones, la representación de su efigie procede del ámbito mitológico, simbólico y funerario oriental. Se pueden distinguir tres fases en la escultura ibera. La primera es una fase orientalizante que tuvo lugar durante los siglos VI-V a.C. y que se caracterizaba por el predominio de las influencias fenicias, cartaginesas y chipriotas. La siguiente fue en los siglos IV-III a.C. en la que la principal influencia fue la helenística (focense al principio). La última fase es en el tercio final del siglo III a.C, cuando la producción artística ibera concluye de manera definitiva.

Rutas comerciales fenicias.

En el ámbito de la koiné mediterránea de los siglos IX y VIII a.C, los fenicios difundieron por sus rutas comerciales la iconografía y técnicas artísticas egipcias, cananeas, sirias, neo-hititas y chipriotas. Con la colonización fenicia de la Península Ibérica en los siglos VIII y VII a.C, la influencia de la tradición proximoriental caló profundamente en territorio tartésico e influyó en la escultura ibera, produciéndose un sincretismo entre los elementos indígenas y los nuevos influjos orientales, especialmente los referidos a los mitos e iconografía neo-hitita y chipriota, claramente presentes en las representaciones de leones.

Al principio, las primeras estatuas probablemente fueron realizadas por artistas fenicios, pero pronto fueron ampliamente adoptadas por los escultores locales turdetanos de los siglos VI-V a.C. Las manifiestas e indiscutibles similitudes entre algunas de estas estatuas llevan a pensar que muy probablemente muchos de estos leones fueron realizados por un mismo artesano.

La adopción por parte de los escultores indígenas de prototipos orientales se aprecia muy claramente si comparamos el león de Nueva Carteya con los leones hititas de Sam Al, encontrados en Zinzirli (Turquía), datados entre los siglos X-VIII a.C. La semejanza entre ambas expresiones artísticas es enorme y se advierte en multitud de detalles, como las orejas en forma de corazón pegadas a la cabeza o la lengua saliendo de entre las fauces del león.

León de Sam Al (Autor: Miguel Hermos Cuesta)

Exactamente estas mismas características las vemos en los bocínes de carro en bronce hallados en la necrópolis tartésica de La Joya (Huelva).



Bibliografía:

Morena, José Antonio. El león ibérico de Nueva Carteya, un símbolo de ayer y hoy.

Sendras Urruela, María Jesús. Fuentes iconográficas de los genios tutelares de las tumbas ibéricas.


Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.




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