Cibdá de Armea
La Cibdá de
Armea es un poblamiento galaico-romano del siglo I d.C situado en el monte de
las Muradellas o de los Pendóns,
en la parroquia de Santa Mariña de Augas Santas (Allariz, Ourense).
Este
asentamiento de época romana tiene unas dimensiones
aproximadas de 357 m en el eje N-S y 169 m en el eje E-O.
Originalmente se
ubicaba cerca de una derivación de la Vía XVIII del itinerario de Antonino, que
iba desde Xinzo de Limia (Forum Limicorum)
hacia el valle de Rabeda en dirección a Ourense (Auria), pasando por Allariz, Roiriz, Turzás y Santa Mariña de Augas
Santas.
En las diversas excavaciones realizadas se han descubierto los restos de una gran vivienda ocupada entre los siglos II y III d.C, que fue construida
sobre una vivienda anterior también de carácter romano, de época de Augusto
(siglo I d.C.). Esta gran domus probablemente fue el centro desde el cual se administraba el territorio que iba desde el valle de Rabeda hasta la sierra de San Mamede.
La vivienda
tenía muros de piedra sin labrar asentados sobre la propia roca que previamente
había sido nivelada. Disponía de nueve estancias a distintas alturas, que se
comunicaban entre sí mediante escaleras y corredores.
La entrada
se encontraba frente al camino mientras que en el nivel superior estaban la cocina y dos almacenes. El techo era
de teja y en la base había una serie de canales para la evacuación de las
aguas. Las diversas
excavaciones realizadas en la Cibdá de Armea han puesto al descubierto gran variedad de elementos
arquitectónicos, como columnas, fustes y capiteles.
Todas las edificaciones corresponden
al período romano, siendo las más antiguas del siglo I d.C, las cuales se reutilizaron para la construcción de las distintas domus visibles actualmente.
Existe
también una pequeña forja excavada en la roca, utilizada para fraguar las
herramientas de metal empleadas en la construcción de las viviendas y demás
labores de cantería, así como una pía cavada en otra roca y que probablemente fuera
un lagar donde se prensaba aceite o vino.
Entre los
objetos recuperados hay cerámicas, bronces, vidrios, una aguja
de bronce, un hijo de oro y un colgante de piedra pulida.
Si bien no se han
encontrado ningún resto castreño, cerca del yacimiento de la Cibdá de
Armea se hallaron dos estatuas de guerreros galaicos datadas en el siglo I d.C,
en época Julio/Claudia. La estatua
del Guerrero I fue descubierta por Conde Valvís, el cual recuerda que siendo
niño la veía junto con otra formando pareja en la baranda de la solana de una
casa en Outeiro de Laxe. Años más tarde localizó ambas y ésta en concreto era
utilizada como tapadera en un canal de agua, lo que ocasionó que se erosionara
la zona inferior de la espalda. Se conocen referencias de los lugareños acerca de que,
antiguamente, los niños solían jugar con una cabeza de piedra perdida en la
actualidad y que posiblemente perteneciera a esta escultura.
Realizada en
granito, actualmente sólo se conserva el torso cortado justo por debajo del
cinturón y sus medidas son 70 de alto, 55 de anchura en los hombros y 36 cm de
grosor. Viste una prenda de media manga o coraza que acaba por encima de los
brazaletes de cuatro toros que luce en ambos bicéps. Está ceñida por un
cinturón de 6 cm de ancho formado por dos baquetones o toros lisos paralelos.
Tiene los brazos pegados al cuerpo, aunque el izquierdo está mutilado justo por
debajo de los brazaletes. Se distinguen los dedos de la mano derecha, la cual
descansa sobre el escudo redondo o caetra, liso y con umbo, mientras empuña una
espada de hoja ancha y larga de mango rematado en pomo redondo, que sostiene en
posición vertical contra el pecho.
La otra estatua
del Guerrero II también apareció cerca de la Cibdá de Armea, partida en varios
trozos y formando parte del paramento de una casa.
Basílica
de la Ascensión y Cripta de Os Fornos
A
escasos metros de la Cibdá de Armea se encuentran la Basílica de la Ascensión y
la Cripta de Os Fornos, en una terraza posiblemente de origen antrópico situada
en una pequeña vaguada por la que discurre el regato de O Regueiriño.
La Cripta de
Os Fornos ha sufrido diversas reformas y modificaciones a través de los siglos.
Originalmente debió tratarse de un baño o sauna asociada al período de
ocupación de la Cibdá de Armea, de la que se conservan la pedra formosa y el depósito del agua.
Este tipo de saunas fueron construidas en tiempos de la ocupación romana, pero autores como Almagro
y Moltó, aceptando esta datación, plantean que estos balnearios fueron
el resultado de la pervivencia de una tradición prerromana relacionada con los ritos iniciáticos
de guerreros galaicos.
Una vez que
el cristianismo pasó a ser la religión oficial del Imperio romano, la sauna de
la Cibdá de Armea se convirtió en un lugar de culto dedicado a Santa Mariña. Según cuenta la leyenda cristiana, Mariña era
hija de Theudio, gobernador y sacerdote pagano de Xinzo a principios del siglo
II d.C. La madre de Mariña murió al poco de nacer y la niña fue educada por una
criada cristiana que la bautizó, lo que provocó el enfado de su padre el cual
la abandonó. Años después el emperador Adriano envió a Galicia un prefecto
llamado Olibrio, el cual casualmente se topó con Mariña que en ese momento
tenía quince años. La joven estaba pastoreando el ganado y Olibrio quedó
impresionado por su belleza, por lo que intentó seducirla pero ella lo rechazó.
El prefecto romano mandó prenderla y Mariña fue enviada a Armea, donde fue
torturada y posteriormente quemada en el Forno
da Santa, pero como su cuerpo no ardía, sus captores la decapitaron en
julio del año 138 d.C.
Durante la
Alta Edad Media y dentro del proceso de cristianización del monumento, se
realizó una profunda modificación de todo el conjunto. Sobre el balneario
primitivo se construyó una estancia rectangular delante del horno y se
reutilizó la pedra formosa, moviéndola de su ubicación original y abriendo una
puerta con arco de medio punto a cuyos lados aparecen talladas en relieve lo
que podrían ser dos serpientes.
Detrás de la
pedra formosa hay una estancia que entre los siglos X y XII se cubrió con una
bóveda de cañón de medio punto en sillería de granito, característica de los monumentos del
románico gallego. Al
fondo del todo se encuentra el horno, en una pequeña cámara con falsa cúpula
rematada por una losa con un agujero a modo de chimenea.
Sobre
todo este conjunto, entre finales del s. XIII y principios del XIV se comenzó a
erigir la Basílica de la Ascensión, con una nave de tres tramos y ábside
rectangular, la cual fue abandonada antes de finalizar su construcción.
Durante
los siglos posteriores y coincidiendo con un interés creciente por la leyenda
de la santa, se realizaron mantenimientos periódicos de la cripta, como
reposiciones de los morteros de junta en los siglos XVI y XVII.
Bibliografía:
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un modo de acción: las estatuas de guerreros castreños.
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das estátuas galaicas.
Sergio Ríos. Edificios balnearios en
castros del noroeste de la Península Ibérica. Precisiones en torno a sus
características estructurales y cronología.
Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.
Enhorabuena por la publicación¡¡¡¡¡¡ Muchas gracias por la info.
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