El
petroglifo de Pedra das Ferraduras se
encuentra en Fentáns, una aldea de la parroquia de San Xurxo de Sacos perteneciente al concello de Cotobade. Para llegar hasta el petroglifo tenemos
que dejar atrás Fentáns y seguir la carretera PO-230 en dirección Cerdedo,
hasta llegar a una curva en la que a la derecha hay un desvío asfaltado que
conduce a la Ermita de Nuestra Señora de Lixó y a la izquierda parte una pista
de tierra. Dejamos el automóvil en este lugar y caminamos unos 200 m por la pista
y a mano izquierda veremos el primero de los grupos de petroglifos de Fentáns: Pedra das Ferraduras.
Si
continuamos por la pista encontraremos el resto de los grupos: Coto do Rapadoiro, Chan do Rapadoiro, Outeiro da Besta, Portela das Rozas Vellas, Laxe
dos Cebros, Coto da Braña, Outeiro Morcego, Coto dos Porros, Tras a Rasa
y Quenlla do Lixo. En próximo
artículos trataré de los diversos grupos, pero en este voy a centrarme en la Pedra das Ferraduras.
Descripción
La
Pedra das Ferraduras es sin duda uno
de los más interesantes y más bellos conjuntos de todo el arte rupestre gallego. En total los motivos representados son cinco antropomorfos, una espada, un puñal, cuatro ídolos cilindro, al menos sesenta improntas de pezuñas, dos combinaciones circulares, un cruciforme, líneas rectas, lo que pudiera ser un bastón, cuatro cérvidos con flechas o lanzas clavadas en sus lomos y tres cuadrúpedos que están sin completar.
Se trata de una roca que destaca claramente sobre el terreno y que presenta un plano horizontal y otro más inclinado. La
parte superior de la roca es horizontal y en ella aparecen dos diseños
geométricos circulares atípicos y varias
representaciones de huellas de ungulados.
El
plano vertical de la roca está orientado hacia el S y en él se han grabado las
representaciones que han hecho famoso a este grupo.
En la parte más alta, en el centro, vemos una pequeña figura humana que en su mano izquierda
sostiene un escudo redondo de sujeción central, mientras que en la derecha
empuña una gigantesca espada que cuadriplica el tamaño del guerrero. Junto a la
espada hay un puñal de hoja triangular.
En
el conjunto destacan, en posición central predominante, el trío formado por el
humano que exhibe la espada, un gran ciervo y un ídolo con cara, ojos y boca.
Una de las astas del ciervo se superpone ligeramente al ídolo cilindro. Por
detrás del ciervo y siguiéndolo aparecen otros tres cérvidos carentes de
cornamenta, por lo que se deduce que se trata de hembras.
Abajo
y a la izquierda de la roca vemos una escena de caza en la que cuatro
hombres rodean y atacan a un grupo de cérvidos que siguen al gran macho y que tienen varias lanzas o flechas clavadas en sus lomos.
Hombres
y armas
Aparecen
representados cinco antropomorfos esquemáticos. Uno de ellos es uno de los
motivos más conocidos y representativos de Pedra
das Ferraduras, ya que en su mano derecha empuña una descomunal espada
cuatro veces mayor que su propio tamaño. En la mano izquierda porta un pequeño
escudo redondo de sujeción central, aparentemente sin escotadura en V.
El
enorme tamaño de la espada demuestra el valor simbólico de las armas metálicas
como detentadoras de prestigio social y la creciente importancia que lo bélico
fue adquiriendo durante el Calcolítico.
La
figura de este guerrero se sitúa en el centro de la roca y en la parte más alta
del plano vertical, dominando y dirigiendo la cacería como muestra de su jefatura. Los ídolos cilindro se encuentran por
debajo de la posición que ocupa el guerrero, lo que puede ser interpretado como
un signo de que éste detenta tanto el poder social como el religioso.
Las
armas representadas corresponden al equipamiento bélico de los combatientes de
la Europa Occidental en los primeros tiempos de la metalurgia (segunda mitad
del III milenio), época que coincide con el uso del caballo como montura. En ese
momento histórico aparecieron nuevas armas como las alabardas y los puñales de
espigo plano y hoja triangular del tipo que podemos encontrar en Pedra das Ferraduras.
Las
representaciones de armas son características de los petroglifos de las Rías
Baixas gallegas, con algún otro grupo localizado en el interior (Castriño de
Conxo. Santiago de Compostela), así como en regiones del Duero y SO peninsular.
Ciervos
y escena de caza
Los expertos encuentran esta escena muy parecida a la que apareció en uno de los ortostatos del megalito beirense de Orca dos Juncaes (Queiriga. Portugal) y de la que sólo se conserva el dibujo realizado en su día por George y Vera Leisner.
El petroglifo de Orca dos Juncaes ha desaparecido y sólo
queda el dibujo realizado por George y Vera Leisner, en el que se muestra a
tres cazadores y cinco perros que se dirigen a la caza de tres ciervos y dos
ciervas.
No
debe pasarnos desapercibido el detalle de que el ciervo macho, líder de la
manada, aparece representado superponiendo parte de una de sus astas sobre uno
de los ídolos cilindro, lo que pudiera ser una demostración más de su carácter
de símbolo funerario.
Los machos de ciervo con sus grandes cornamentas, sus berreas y sus luchas, encarnaban la energía y el vigor masculino, por lo que su representación probablemente se emplearía en ceremonias de exaltación y reafirmación masculina. Además el ciervo muda cada año sus cuernas, lo que podía ser interpretado como un símbolo de autoregeneración y se vincularía al cambio de estaciones. Por este y otros motivos, el ciervo es un tema habitual en el repertorio funerario megalítico vinculado al tránsito a la otra vida.
En las sociedades primitivas la caza no constituía un mero acto de predación, sino que los hombres y sus presas estaban íntimamente relacionados. El sistema de creencias animista se basa en la necesidad de mantener el equilibrio entre los espíritus de los hombres y los que habitan en los animales. Los ritos chamánicos reconducían ese intercambio mediante ritos simbólicos que garantizaban la caza y apaciguaban los espíritus de los animales. El chamán solía realizar algún tipo de danza o rito mágico en el que se identificaba con el gran ciervo macho, usando una piel de cérvido y portando su cornamenta
Las
huellas de pezuñas y la combinación circular atípica
En
Pedra das Ferraduras aparece
representado uno de los conceptos básicos y más característicos de la práctica
venatoria: un rastro de improntas de pezuñas.
He contado al menos sesenta
huellas que corresponderían por lo tanto a quince cuadrúpedos. Salvo una, todas
se hallan sobre el plano superior horizontal alrededor de una combinación
circular peculiar y atípica formada por tres círculos concéntricos con
cazoleta central, situada al final de una larga línea que se divide en otras tres
más pequeñas.
Es
imposible saber exactamente el significado de estas huellas y por qué se
agolpan junto a la combinación circular. Puede que simplemente sean un motivo naturalista vinculado a las representaciones de cérvidos. Yo planteo como posibilidad que, debido al alto componente simbólico que el ciervo tiene en el repertorio funerario megalítico probablemente vinculado al tránsito a la otra vida, estas huellas podrían estar señalando el camino que deberían seguir los espíritus de los difuntos para llegar a su morada en el otro mundo.
Por último y con respecto a la larga línea que se divide en otras tres más pequeñas, podemos señalar su semejanza con el curso de un río, que de ser así pudiera tratarse del Lérez, que corre a
escasa distancia en el valle situado bajo la roca.
Ídolos
cilindro
En
la Pedra das Ferraduras vemos cuatro
idoliformes:
Ídolo
1.- Muestra cara, ojos y boca. Está situado justo debajo del antropomorfo que
empuña la espada y que parece dirigir la escena de caza. A su derecha se
encuentra lo que pudiera ser un bastón y a su izquierda un macho de ciervo. Una
de sus astas se superpone ligeramente sobre el cuerpo del ídolo.
Ídolo
2.- Situado abajo y a la derecha del anterior. Sólo tiene cara y su contorno es
ondulado. Tanto a su derecha como a su izquierda aparecen dos antropomorfos
esquemáticos y representaciones de cuadrúpedos sin terminar.
Ídolos
3 y 4.- Se hallan superpuestos uno sobre el otro. El mayor está situado en
posición vertical y presenta cara y lo que parecen ser tatuajes faciales. El
menor está inclinado con un ángulo aproximado de 45º y tan sólo tiene un punto,
relativamente grande, a modo de ojo. A la derecha de esta pareja está la única
pezuña que hay en el plano vertical de la roca.
Una
explicación a las diferencias que presentan los cuatro ídolos sería que alguno
de los motivos estuviera sin terminar, pero también es posible que no se hayan
añadido más detalles de manera intencionada, considerando que al tratarse de
símbolos conocidos por todo el mundo la simple visión de la forma del cilindro
evocaba de manera inmediata el tema que representaba, por lo que se podrían
suprimir elementos sin que por eso se viera alterada la relación entre la representación
y su significado.
Pero,
¿qué representan estos cuatro cilindros? Podemos comenzar por señalar que se
suele aceptar que los ídolos cilindro son representaciones simbólicas asociadas
a prácticas rituales de carácter mágico-religioso o votivo. No son motivos
frecuentes y su datación varía entre el final de la época megalítica o
Calcolítico Pleno (2700-2300 a.C) hasta la primera mitad del período del Bronce
I (1800 a.C).
En
la Península Ibérica los ídolos cilindro aparecen sobre todo en Extremadura,
Valle del Guadalquivir y Comunidad Valenciana y son uno de los elementos
característicos del Calcolítico. Para Fábregas Valcarce, los ídolos cilindro gallegos muestran influencias procedentes del Alentejo y también se han señalado que estas representaciones se encuadran con fenómenos culturales del Calcolítico procedentes del SE peninsular (Los Millares).
Un hecho muy destacable es que no lejos de Cotobade, en
A Caeira (Poio), se ha encontrado un probable ídolo cilindro perfectamente
pulido y de diseño sencillo y escasamente decorado, que presenta un punto en una
de sus bases y seis puntos en la otra. Este diseño es típico de los ídolos del
C y S de Portugal y su aparición parece demostrar la vinculación existente
entre la cultura megalítica gallega y la portuguesa del S del Mondeo, asociada a la expansión del vaso
campaniforme. En Galicia estas representaciones de
ídolos aparecen posteriormente, en el Eneolítico B, momento en el que finaliza
la influencia cultural portuguesa. Otras interpretaciones vinculan el ídolo de
A Caeira con los betilos encontrados en el Algarve, Biblos, Troya y Grecia. El
ídolo de A Caeira se conserva en el Museo Arqueológico de Pontevedra, junto al
espectacular tesoro de oro de Caldas de Reis.
Por
lo tanto, parece que existe cierto consenso en que este tipo de representaciones
surgieron en el S de la Península y a través de Portugal llegaron a Galicia.
Además los ídolos cilindro, tanto los líticos hallados a la entrada de los
megalitos como sus representaciones grabadas en las rocas, se encuentran
principalmente cerca de la costa, lo que apunta a que su difusión se realizó
por vía marítima.
El
hecho de que aparezcan representados desde el Neolítico supone la existencia de
una mitología antigua que pervivió durante el Calcolítico y la Edad del Bronce hasta
la Edad del Hierro. Pudiera ser que
estos ídolos representaran a “la gran
diosa madre del Neolítico” que simboliza la vida, la fertilidad, la
fecundidad y las divinidades de ultratumba. Esta diosa ha sido adorada por
diversas culturas con distintos nombres: Nin, Ishtar o Astarté (diosa de los
ojos del Bronce I en España), Isis o Ceres. La Diosa Madre aparece representada a veces con su hijo en el vientre
o pariendo y su culto a menudo se asocia a los grabados rupestres de cérvidos.
Idolo oculado.
El Pozuelo (Zalamea la Real). |
Debido
a su amplia distribución geográfica, el modelo original de ídolo cilindro ha
sufrido diversas modificaciones y evoluciones, siendo reinterpretado en las
distintas zonas en función de las tradiciones culturas propias de cada lugar. Los
ídolos representados en la Pedra das
Ferraduras guardan notorias semejanzas con el cilindro decorado encontrado
en la sepultura de Samarra (Sintra, Lisboa) (Leisner 1965).
Idolo de Samarra
(Sintra) |
En ambos casos los
ídolos corresponden al tipo de cilindros
del NO peninsular, en los que la temática ocular es muy esquemática. Esta
versión presenta una serie de trazos curvilíneos que convergen desde los lados
hacia el centro de la parte superior del cilindro y que, como ya he comentado anteriormente, han sido interpretados
como tatuajes faciales a menudo asociados a la representación de ojos.
Salvo
las citadas líneas convergentes y a veces dos puntos indicando los ojos, no
existe ninguna otra decoración, no por desconocimiento del modelo original si
no como un tipo de interpretación local de este motivo que también podemos
encontrar en el Centro y S de Portugal (estuario del Tajo).
En
cuanto a su cronología se puede establecer desde mediados del III milenio
(alrededor del 2400 a.C), con la llegada de elementos culturales meridionales entorno
a la denominada “diosa de los ojos”,
hasta comienzos de la Edad del Bronce.
Ídolo placa de Los Gabrieles
(Valverde del Camino)
Museo Arqueológico de Huelva
|
La
“diosa de los ojos” es la divinidad
más representada en la iconografía megalítica de la Península Ibérica, por lo
que debió ser sumamente importante y conocida por grupos sociales muy diversos
y repartidos. A la “diosa de los ojos” se le atribuye un carácter funerario, lo cual no resulta extraño si tenemos en
cuenta que en la Época Megalítica el culto e interpretación de la muerte es el
eje central de las creencias y de toda la arquitectura que caracteriza a este
período. Esta diosa se representa con unos enormes ojos circulares, resaltados
por arriba y abajo con líneas.
Ídolo placa de Los Gabrieles
(Valverde del Camino)
Museo Arqueológico de Huelva
|
No
existe ningún elemento que permita determinar la sexualidad de las divinidades
representadas por los ídolos. De todos modos, los betilos hallados en Los
Millares presentan un triángulo que representa el pubis de una mujer, motivo
que también aparece en vasos cerámicos que acompañan al tema oculado. Por lo
tanto es muy posible que los ídolos cilindro no lleven explícito el atributo
sexual femenino ya que se daba por supuesto que este tipo de representaciones
eran exclusivas de una divinidad femenina.
Idolo oculado.
El Pozuelo (Zalamea la Real). |
En
el Calcolítico se produce un cambio en las creencias religiosas que adquieren
un mayor grado de complejidad. Gradualmente se va abandonando la mitología
neolítica de culto a la diosa madre de la fecundidad y la fertilidad. La
iconografía de los ídolos cilindros ibéricos es un fenómeno autóctono aunque
influido por una idea religiosa procedente del Mediterráneo Oriental, que será
transformada aplicando elementos propios de nuestra cultura indígena.
Una
de las hipótesis sobre los ídolos cilindro sostiene que se situaban en espacios
especialmente diseñados para la práctica social ceremonial y ritual, así como para
otro tipo de prácticas de carácter funerario. Se trataría por lo tanto de
protectores de difuntos en ceremonias funerarias (ojos profilácticos) o podrían
servir como marcadores sociales y de recordatorio de los antepasados o linajes.
Este tipo de ídolos cilindro aparecen en el exterior de los enterramientos, por
lo que no se trataba de ofrendas funerarias si no que formaban parte de la
ceremonia y podían estar destinados a ser vistos por los miembros de la tribu.
Además, en el S de la Península se han encontrado ídolos en contextos
domésticos, lo que pone en cuestión que su carácter fuera exclusivamente
funerario.
El
hecho de lo que los ídolos característicos del NO peninsular correspondan
al tipo de líneas convergentes que se
asocia con los motivos oculares, puede ser una prueba de que hasta Galicia,
especialmente a su costa, llegó la simbología mediterránea asociada a la
denominada diosa de los ojos. De
todos modos existen serias dudas de que esta figura sea en realidad una diosa y
de que estuviera necesariamente vinculada con el culto de los muertos, por lo
que su significado sigue siendo un enigma (Ramón Fábregas Valcarce).
Interpretación
El estructuralismo antropológico nos permite realizar un análisis de las representaciones que aparecen en la Pedra das Ferraduras. Este enfoque plantea que en el pensamiento humano existen unas estructuras inconscientes que se basan en contrastes binarios de dos temas o elementos que forman una oposición diametral. Así, la mitología, el arte y el lenguaje poseen una estructura profunda. Por lo tanto el arte es uno de los medios por el cual estos contrastes binarios comunes a todos los hombres se vuelven conscientes.
Del análisis estructuralista de Pedra das Ferraduras podemos obtener la siguiente matriz binaria:
a b
seres humanos dioses
seres humanos animales
profano sagrado
realista mágico
superior inferior
izquierda derecha
aristócrata plebeyo
autoridad secular autoridad sagrada
La Edad del Cobre o Calcolítico (2700-1800 a.C) se caracteriza por el uso generalizado de la metalurgia y por la aparición de la cerámica campaniforme, que llegó a Galicia avanzado el III milenio a. C. procedente de Portugal, como un objeto de gran valor simbólico. Al principio era un signo de prestigio pero posteriormente se popularizó su uso, apareciendo tanto en contextos funerarios como domésticos.
En la Pedra das Ferraduras se muestran los dos
tipos de elementos materiales de mayor valor ideológico en la sociedad del
Calcolítico: por una parte las armas metálicas, símbolo de prestigio, estatus y
representación de la actividad bélica. Por otra parte los ídolos cilindro,
símbolos de la dimensión mágico-religiosa y funeraria. Esta
preocupación por lo mágico y la muerte lleva vinculada la realización de complejos
rituales propios de una a compartida por diversas poblaciones que
ocupaban el S y O de la Península Ibérica.
En el Calcolítico, el diferente acceso de cada individuo a los recursos llevó a la aparición de unas élite emergentes que poseían las mejores tierras o un mayor acceso al agua, lo que les permitió acumular gran parte de los excedentes obtenidos gracias a las nuevas técnicas agrarias y a la metalurgia. Este cambio en la organización social tuvo su reflejo en la evolución que experimentaron los ritos funerarios. Se dejaron de construir grandes megalitos comunales y se clausuraron los dólmenes de corredor, aunque algunos de ellos siguieron siendo reutilizados. Los grande grandes monumentos funerarios fueron reemplazados por pequeños túmulos apenas visibles en el paisaje y que albergan los cadáveres de personas de alto estatus que eran enterradas con ricos ajuares (cerámicas, objetos de oro y plata, armas y hachas planas de cobre).
La jerarquización social continuó avanzando hasta que surgió un poder que era tanto político como religioso. El aumento de la beligerancia provocó que las personas que desarrollaban actividades bélicas fueran las que ostentaban los puestos más elevados en la pirámide social, administrando la sociedad de una manera militar y obligando a los miembros del grupo a colaborar. La figura del guerrero de Pedra das Ferraduras situada en la parte superior blandiendo una gigantesca espada, es claramente una demostración ostentosa de poder que buscaba inculcar la idea de obediencia, sumisión y sometimiento de los demás miembros de la tribu
A medida que se incrementaba la importancia de las actividades propias de los varones, se hicieron más frecuentes la realización de rituales y danzas comunitarias de exaltación masculina, que buscaban reafirmar el sentido de identidad del clan y servían de preparación para la caza o el enfrentamiento bélico. Los guerreros se reunían en torno a sus chamanes, los cuales realizaban rituales mágicos y entraban en trance, probablemente bajo el efecto de sustancias psicotrópicas, para contactar con los antepasados y solicitar su apoyo y ayuda. De este modo se transmitía a los espectadores un sentido de dominio y comunión con poderes invisibles y misteriosos.
Sin duda, petroglifos como el de Pedra das Ferraduras nos permiten indagar sobre las creencias mágico-religiosas de las poblaciones gallegas de finales del Calcolítico y de como la política y la religión hicieron uso del arte como una forma de control social.
Bibliografía:
Borgna, Cesare Giulio. La Pedra das Ferraduras.
Bourdieu, P. La dominación masculina. Anagrama.
Bradley, R. Invisible warriors. Galician weapon carvings in their iberian context. Editorial O Castro.1998.
Peña Santos y Rey García. Ideología y sociedad en los grabados rupestres gallegos.
Peña Santos y Rey García. Petroglifos de Galicia.
Ruiz-Galvez. El Noroeste de la Península Ibérica en el contexto de la Prehistoria reciente de la Europa Occidental. 1993.
Vázquez, R. Petroglifos de la Rías Baixas gallegas. Análisis artístico de un arte prehistórico.1997.
Nota: Los dibujos de petroglifos que aparecen en este artículo han sido realizados mediante una aplicación informática para la edición y retoque fotográfico.
Acabo de leer tu artículo. Oye, ¿Por qué no publicas todos estos estudios en una serie limitada de libros?. Yo te lo compro fijo. Me parece muy pero que muy bueno. En cada trabajo te superas más. Un abrazo
ResponderEliminarAmigo Martín, muchas gracias. Como ya sabes, mi único afán es recopilar toda la información posible sobre el patrimonio cultural gallego de la antigüedad, y en la medida de lo posible realizar alguna pequeña contribución. Ya sabes que estimo mucho tus opiniones. Así que, con que te guste a ti y a otros lectores, me quedo más que satisfecho. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy interesante
ResponderEliminarMoi bo artigo, saúdos
ResponderEliminarMuy bueno el desarrollo de este artículo. Las fotografías son de primera. Gracias.
ResponderEliminarSaludos desde Venezuela