martes, 19 de noviembre de 2024

Estatuas-menhir del noroeste de la Península Ibérica


Dentro del amplio conjunto escultórico que constituyen las estelas, las estelas-menhires y las estatuas-menhires prehistóricas del NO de la Península Ibérica, el común denominador de todos estos monumentos pétreos es haber sido diseñados para ser plantados verticalmente con el fin de facilitar su visibilidad. Por lo que se refiere a las estelas, se trata por lo general de lajas en las que en sus partes lisas, anterior y posterior, presentan grabados. Las estelas-menhires tienen un tamaño superior y en ocasiones tienen un aspecto fálico semejante al de los menhires.

El grupo escultórico de las estatuas-menhires del NO de la Península Ibérica incluye un amplio número de monolitos antropomórficos prehistóricos, constituyendo un conjunto bien definido y de clara filiación con las estatuas-menhires mediterráneas. De todos modos, su heterogeneidad es grande, tanto por su tipología como por su cronología, que va desde el Neolítico y Calcolítico hasta finales de la Edad de Bronce. En cuanto a su distribución geográfica, abarca el territorio de los valles de los ríos Duero y Miño, Tras-os-Montes y Beira Alta, hasta la provincia de Salamanca.

Estatuas-menhir de Vilar de Santos, São Bartolomeu y Faiões

Las estatuas-menhires se caracterizan por su tridimensionalidad y antropomorfismo, aunque en las piezas más arcaicas la semejanza con la figura humana puede ser menos evidente y predominar la apariencia fálica. En todas las estatuas menhires el cuello y los hombros están apenas esbozados y en aquellas que conservan o se aprecia la cabeza, la cara es muy esquemática y los ojos, nariz o boca están trazados mediante grabados. El esquematismo del cuerpo se asocia con un mensaje simple e impactante de modo que el protagonismo recae en los grabados de armas (cascos, puñales, espadas, alabardas), collares y objetos de prestigio, o en los surcos horizontales en el tórax y que han sido interpretados como costillas o corazas.

Estatua-menhir de Faiões

Aunque ninguna de estas estatuas fue hallada en su contexto original ya que la mayoría han sido reutilizadas, todas han sido recuperadas en su entorno inmediato, lo que nos permite entender cómo era su enclave primigenio. Las estatuas-menhires no se situaban en lugares preeminentes ni especiales, sino en zonas de tránsito secundarias pero utilizadas durante un amplio espacio de tiempo. Queda descartado que su ubicación se debiera a rituales de conmemoración o funerarios y tampoco eran meros marcos que señalaban límites o fronteras, sino que poseían una significación conocida y compartida por los viajeros, de modo que creaban lo que podemos denominar un espacio existencial o vivencial.

Analizando su localización geográfica vemos que todas las estatuas-menhires del NO peninsular se ubicaban en zonas de paso hacia áreas ricas en recursos mineros (cobre, bronce y oro) y también en rutas de trashumancia. Esta red de intercambio de objetos de prestigio y bienes metalúrgicos valiosos, como las hachas de talón, tenía en el valle del Duero su nodo de conexión entre el N y el S del área atlántica peninsular. Desde el valle del Duero partían por un lado las rutas hacia Tras-os-Montes y la costa atlántica, y por otro las que se dirigían desde las zonas mineras del interior noroccidental hacia el S de Salamanca y N de Cáceres. Se trata por lo tanto de una antiquísima red comercial e intercultural entre las élites del NO y las del área mediterránea occidental, siendo tal su importancia que muchos de esos recorridos fueron utilizados siglos después por los romanos para construir sus vías.

Depósito de hachas de talón de Samieira (Poio).

Desde el valle del Duero partían por un lado las rutas hacia Tras-os-Montes y la costa atlántica, y por otro las que se dirigían desde las zonas mineras del interior noroccidental hacia el S de Salamanca y N de Cáceres. Se trata por lo tanto de una antiquísima red comercial e intercultural entre las élites del NO y las del área mediterránea occidental, siendo tal su importancia que muchos de esos recorridos fueron utilizados siglos después por los romanos para construir sus vías.

Por lo que se refiere a su datación y salvo excepciones, como la estatua-menhir de São Bartolomeu do Mar cuya cronología abarca un período muy amplio entre el 3000-1800 a.C, la mayor parte de las estatuas-menhires están datadas en el Bronce Final/Tardío (750 a.C), un período en que el NO peninsular se integra en las rutas marítimas y factorías fenicias, como lo atestiguan la abundancia de restos arqueológicos semíticos y de procedencia mediterránea hallados en Galicia y la costa portuguesa. Petroglifos como Laxe Auga dos Cebros (Oia) muestran como en los grabados rupestres gallegos de finales de la Edad de Bronce conviven los motivos tradicionales con las representaciones de embarcaciones de vela mediterráneas.

Petroglifo Auga dos Cebros (Oia)

En el ámbito de la Ría de Vigo es donde se hace especialmente patente esta conexión comercial marítima entre el S y el NO de la Península Ibérica y de la que se conservan restos arqueológicos procedentes de ambientes culturales mediterráneos, como los templos púnicos de Castro do Muíño do Vento o el de Toralla.  

Betilos púnicos de la isla de Toralla (Vigo)

Como comentamos anteriormente, la estatua-menhir de São Bartolomeu do Mar (Esposende) es una de las más antiguas y por su arcaicismo y la presencia de cazoletas o coviñas, esta estatua-menhir puede datarse entre el 3000 y el 1800 a.C.

La estatua-menhir de São Bartolomeu está labrada en granito de grano medio-gordo y su altura es de 2,10 m, aunque originalmente podría ser mayor ya que está fracturada en su parte superior. El aspecto antropomórfico no resulta evidente y apenas se adivina por el estrechamiento en la parte superior que sugiere la apariencia de los hombros y el cuello, aunque al estar fracturada desconocemos el aspecto que podría tener una supuesta cabeza. 

Actualmente se encuentra a unos seiscientos metros de la costa, en una planicie litoral cuya suave orografía favorece el tránsito de personas y la visibilidad del monumento desde grandes distancias, por lo que originalmente habría tenido relevancia como referencia espacial y posiblemente como señalización de caminos.

La estatua-menhir de Chaves fue encontrada en 1980 cuando se realizaba un dragado en el río Támega. Puesto que se encontraba a unos diez metros del puente romano, se supone que fue llevada allí desde su emplazamiento original durante la construcción del puente en tiempo de Augusto. Por lo tanto no se puede determinar con precisión su ubicación inicial, aunque estaría localizada en la Veiga de Chaves (depresión Verín-Chaves), entre las sierras de Alvão, Barroso y Pradela. Este valle llano, con abundante agua y muy fértil, es un corredor natural que facilita el tránsito de personas hacia Tras-os-Montes y el Alto Duero, para desde allí continuar hacia el sur de Salamanca y el norte de Cáceres.

La estatua de Chaves está realizada en granito grueso y mide 1,62 m de altura. Originalmente fue un menhir fálico del Calcolítico, por lo que su apariencia antropomórfica es poco evidente y la forma de la cabeza evoca claramente al glande peneano original.  

Anverso (parte inferior) y reverso.

Posteriormente la estatua fue antropomorfizada, tal vez en el Bronce Inicial o Medio (Baptista, Díaz-Guadarmino, Venhuizen), aunque la mayor parte de los estudios coinciden en que la tipología de los grabados de símbolos y armas permiten datarla en el período del Bronce Final (Jorge y Jorge, Almeida, Rodríguez-Corral).

La representación de una espada de filo ancho y empuñadura simple y recta, guarda clara relación con las que aparecen en la estelas de guerrero del SO y alentejanas.

La estatua-menhir de Faiões fue hallada a unos 3 km de la estatua de Chaves en un camino conocido como “Carreira de Pedra”, a unos 400 m de la aldea de Faiões y a 2 km del río Támega, en la Veiga de Chaves (depresión Verín-Chaves). Al igual que en el caso anterior, se trata de una zona de valle con abundancia de agua y condiciones naturales que favorecen el tránsito de personas.

Estatua-menhir de Faiões y de Chaves (al fondo)

La estatua-menhir de Faiões también se encontraba fuera de su contexto arqueológico original. Está fracturada en su parte superior, por lo que es posible que originalmente tuviera cabeza. Presenta decoración tanto en el anverso como en el reverso. 

En el anverso se aprecian una serie de trazos semicirculares en “V” abierta alrededor del cuello y que son difícilmente interpretables, ya que puede tratarse de collares múltiples, pectorales o también pliegues de la vestimenta. En uno de los laterales de la estatua aparece grabado un puñal envainado y sujeto al cinturón, y en el reverso una insignia o emblema sub-rectangular. 

Estatua-menhir de Faiões (reverso)

Todos estos elementos contribuyen a dotar a la estatua de una simbología que denota prestigio y poder, y permiten datarla en el período del Bronce Final (Almeida y Jorge).

La estatua-menhir de Muíño de San Pedro se encontró en 1985 fuera de su emplazamiento original, en el camino hacia el Muíño de San Pedro, en la ribera del río Támega, al pie del Monte Ladairo (Verín).

La estatua de Muíño de San Pedro fue originalmente un menhir fálico, posteriormente fue antropomorfizado en la Edad de Bronce y ya en época romana fue reutilizado como monumento funerario. 

La estatua troncocónica de 1,60 m de alto es más ancha en la base (164 cm) y se va estrechando hacia el cuello (104 cm) y la cabeza (91 cm). Para realzar su aspecto antropomórfico se grabó un rostro humano muy básico en el que se distinguen los ojos, la boca, la nariz, las orejas y una larga trenza de cabellos que cae por su espalda.

Cuando se reutilizó como estela funeraria romana se le añadió la inscripción LATRON VS CELT IATI F(ilius) H(ic) S(itus) Y(st) cuya traducción es “aquí yace Ladrón, hijo de Celtiato”. El nombre Latro o Ladronus era común en Galicia y norte de Portugal y fue traducido de su forma indígena sin tener en cuenta la connotación insultante que tenía en latín.

La estatua-menhir de Vilar de Santos fue encontrada en Vilar de Santos formando parte del muro perimetral de una finca, al lado de un camino que discurre cerca del trazado de la vía romana XVIII que une Bracara y Astúrica. 

Realizada en granito, su forma es oblonga y tiene una altura de 1,56 m y una anchura de 52 cm, con un perímetro máximo de 1,56 m. Su aspecto antropomórfico es apenas perceptible salvo por una prominencia redondeada a modo de cabeza y una escotadura en su parte inferior. El resto de las marcas son una oquedad en la cabeza, otra en el pecho, una leve incisión en el cuello, un rebaje central, las extremidades superiores pegadas al cuerpo, y lo que parece ser hacha en un lateral.

En cuanto a su datación se establece en la Edad de Bronce, con una tipología vinculada con la tradición calcolítica mediterránea.

La estatua-menhir de Tremedal de Tormes fue localizada en las inmediaciones de este municipio salmantino por el que discurre el río Tremedal, afluente del Tormes el cual a su vez es afluente del Duero. Se desconoce el lugar exacto donde se halló, pero al parecer en algún momento estuvo situada junto a una fuente de aguas termales, en la ruta natural entre el norte y el sur de la Península Ibérica por donde posteriormente se construyó la calzada de la Vía de la Plata. 

Se trata de una estatua antropomorfa realizada sobre un bloque granítico de grano medio y tiene una altura de 1,81 m y una anchura máxima de 51,5 cm. Está fragmentada a la altura del cuello, por lo que no se sabe si originalmente tenía cabeza. 

En la parte frontal se distinguen detalles anatómicos, vestimenta y adornos, como un semicírculo en la base del cuello que podría ser un collar o similar del que cuelga una insignia subtrapezoidal. El pecho está decorado con bandas horizontales paralelas que pueden ser interpretadas como las costillas o como parte de una coraza. También se aprecian unas figuras en la parte inferior que podrían representar una esquematización de las piernas. 

En el lateral derecho se aprecia la representación muy erosionada de una espada larga de 50 cm, con hoja ancha, empuñadura de pomo circular, y que cuelga del cinturón. En el lado izquierdo se distingue una espada corta o puñal de 31,5 cm de largo y 6 cm de ancho. Las espadas corresponden a los tipos IIb en la clasificación de Almagro, lo que permiten datarlas en el Bronce Pleno (1700-1200 a.C), más precisamente en el Bronce Medio (1500 a.C.).



Bibliografía:

Fariña Busto, Francisco. Estatua-menhir de Muíño de San Pedro. Museo arqueológico provincial de Ourense.

Fariña Busto, Francisco. Estatua-menhir de Vilar de Santos. Museo arqueológico provincial de Ourense.

Jorge, V.O y Almeida, C. A. F. A estátua-menir fálica de Chaves. Trabalhos do Grupo de Estudos Arquológicos do Porto. 1980.

Jorge, V.O y Jorge, S. O. Statues-menhirs et stèles du Nord du Portugal. Revista da Faculdade de Letras. 1990.

López Plaza, M. Socorro, Sevillano San José, M. Carmen, Grande del Brío, Ramón. Estatua-menhir de Tremedal de Tormes (Salamanca)

Rodríguez-Corral, Javier. Las estatuas-menhir noroccidentales en contexto: conectividad y conexiones materiales durante el Bronce Tardío/Final.

Venhuizen Correia, António Martino. Estelas e estátuas-menires no centro e norte de Portugal e sudoeste da Meseta Superior.


Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.


sábado, 16 de noviembre de 2024

Carro votivo de Vilela


El carro votivo sacrificial de bronce hallado en 1920 en Bouça de Custódio, Monte da Costa Figueira, freguesia de Vilela, concello de Paredes (distrito de Porto), se conserva actualmente en el Museu da Sociedade Martins Sarmento en Guimarães.

Está datado a mediados del primer milenio antes de nuestra era y mide 38,5 cm de longitud, la anchura máxima es de 8 cm en el eje y la altura máxima es de 12,4 cm en el eje. Las ruedas tiene un diámetro de 6 cm.

En él aparecen un carro de cuatro ruedas, aunque faltan dos de ellas, con dos yuntas de bueyes, una en cada extremo. De la barra que constituye el eje central salen siete pares de brazos, cinco de los cuales sostienen a las figuras y los otros dos, más largos y doblados hacia abajo, sirven para encajar las ruedas.

Las figuras humanas son catorce y aparecen dispuestas por parejas. Encima de los ejes de las ruedas se sientan cuatro los sirvientes que guían el carro, dos en el delantero y dos en el trasero. En el medio se sitúan los oferentes, que según diversos autores serían cuatro guerreros y cuatro mujeres. Por último, dos celebrantes de pie parecen inmolar un macho cabrío o una oveja.

Cuando se encontró, la pieza estaba fracturada en cinco segmentos y en la reconstrucción las distintas partes se unieron al azar, por lo que el aspecto actual no tiene porque corresponderse con el original. 

El carro votivo de Costa Figueira presenta una clara influencia de La Téne y en cuanto a su significado puede que represente el ritual de demarcación de un territorio o propiedad, para lo cual se realizaba una procesión que discurría por el contorno de sus límites.

En un documento del siglo XVI, recuperado en 1995 por Víctor Míguez, se describe una ceremonia de demarcación en unos terrenos de Quiroga. Este texto resulta sumamente interesante porque narra de manera detallada los pormenores de un rito cruento, con componentes mágicos, en el que se sacrifica un toro para delimitar el área de una propiedad. El texto es el siguiente:

luego trageron y metieron dentro de la dicha por ante mi escrivano e testigo e persona arriva e avajo contenidas un toro maron presso con dos sogas una atrás y otra adelante[...]  y lo passaron por el rio y cabeça del dicho poço y lo llevaron por el termino y demarcación de la otra ferreria de avajo asta llegar al camino y al marco que allí estaba pusieron junto a el otra piedra e marco [...] y dende alli lo llevaron derecho al dicho camino y marcos del termino de la dicha ferreria de manera que bolvieron a donde primero le avian llevado de manera que hiçieron el dicho circuyto enteramente en el qual el dicho francisco basques mando poner marcos e mojones según arriva se contiene y ello pediendome el dicho francisco basques a mi el dicho escrivano por fee e testimonio y a los pressente le fuessen testigos [...]

y echo lo susso dicho se bolvieron el y los ofiçiales y perssoinas a la dicha erreria con el dicho toro y le ataron las piernas y lo derrivaron sobre la junque teniendole por los cuernos y sogas y el dicho francisco basques e ysabel basques su mujer tiraron pro el palo de la tapadera del chifron y dieron agua a la rueda del maço el qual dio de golpes en el pescuesso del dicho toro de los cuales golpes se corto presto carne cuero e guessos asta que se lo acavo de cortar y partido tomaron la dicha caveça los dichos ofiçiales y brasseros corriendo sangre ante mia el dicho escrivano e testigos salieron pro la puerta susso dicha de dicha ferreria y cercaron por donde antes anduvieron con el dicho toro siendo bivo bañando y mojando los dichos marcos y mojones con la sangre que de la dicha caveça salia y çercaron todo lo susso dicho enteramente como hes el qual dicho francisco basques me lo pidio por testimonio”.

https://sketchfab.com/3d-models/carro-votivo4-e15310fa7d914e76aeead0115423a220


Bibliografía

Blanco Freijeiro, Antonio. Exvoto con escena de sacrificio. Revista de Guimarães. 1957.

Cardozo. Carrito votivo de bronze del Museo de Guimarães. 1946.

Cuadrado E. El carro ibérico. 1955.

Freitas, E. Estudo sobre dois bronzes arqueológicos. Porto, 1923.

Míguez Rodríguez, V.M. Verbo do surprendente ritual de umha ferraria quiroguesa no século XVI. Un apontamento histórico etnográfico. 1995.

Tenreiro Bermúdez, Marcial. Sobre ciertos sacrificios fundacionales y de delimitación y sus paralelos históricos y etnográficos.


Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.

Pila de Silius Eorinus o de Mougás

 

El lacus de sacrificios en honor de Silius Eorinus, también conocido como "pía de Mougás", fue encontrado de manera casual en 1896 en el lugar conocido como Bouza de Fariña, en una de las laderas de A Groba (Oia).

El hallazgo fue casual, cuando un vecino que limpiaba maleza se encontró un pilón parcialmente enterrado. Al desenterrarlo se pudo apreciar que tenía grabada una inscripción en una de sus caras (SILI EORINI LACVVS) y otra en la cara situada a la derecha de la anterior (HOS).

Pía de Mougás. Fotografía de M.F. Tilve.1898.

Fermín Bouza-Brey dató esta pila en el siglo I d.C. y afirmaba que su finalidad era la realización de abluciones y sacrificios rituales a las deidades indígenas locales, la principal de las cuales sería asimilable al dios romano Marte.

Bouza-Brey realiza un análisis epigráfico de las inscripciones latinas y plantea que la lectura correcta sería: SILI(I) EORINI LACVVS HOS(TIS), que traduce como “Pila de Silio Eorino para sus víctimas”.

Novoa Álvarez comenta el hallazgo de la “pía de Mougás” con Antonio López Ferreiro, ilustre historiador y miembro de la Sociedad Arqueológica de Pontevedra, y ambos coinciden al relacionar el nombre Sili con el del cercano Cabo Silleiro. Es una hipótesis sugerente pero especulativa, ya que parece más probable que se trate del praenomen romano Silio, nombre que con las conquistas romanas se difundió por toda Europa. Según autores clásicos, como Plinio el Viejo o Silio Itálico, antes de la llegada de los romanos todo el territorio de la ría de Vigo, Nigrán, Baiona, Oia, A Guardia y Tui estaba poblado por los Grovii, pueblo indígena cuyos guerreros formaron parte del ejército de Anibal durante su enfrentamiento con los romanos en la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.).


Novoa Álvarez plantea que la lectura correcta de las inscripciones de la pila de Mougás es EORUMen vez de EORINI y coloca HOS delante de LACVVS, e interpreta HOS como HO(stias) S(acrium), con lo que la traducción sería “sagrada pila de festines funerarios de nuestras víctimas”. Según Cardoso los animales sacrificados recibían el calificativo de Hostiae si se trata de animales no muy grandes, como ovejas y cerdos, o de Victimae si eran más grandes, como toros. La pila de Mougás podría servir para quemar los animales muertos tras ser sacrificados.


Por último, Domínguez Fontela difiere radicalmente del criterio de los otros autores y entiende que la pila de Mougás es un vulgar pilón de piedra destinado a recoger agua o a suministrarla a una vivienda. Además, rechaza totalmente la posibilidad de que sea un lugar donde se realizaban sacrificios humanos como los que describe Estrabón, cuando relata como los Lusitanos inmolaban a Marte un macho cabrío además de los cautivos y caballos. En cuanto a la lectura de la inscripción la traduce como “Pilón de Silio Eurino” y argumenta que HOS puede referirse a HO(c) S(uum), HO(ratius)HO(norius) o cualquier otro nombre propio y S(culpsit) o S(cripsit).

Actualmente, los arqueólogos del Museo de Pontevedra califican esta pieza como un pilón del siglo III d.C. cuya finalidad sería la realización de sacrificios.



Bibliografía:

Bouza-Brey Trillo, Fermín. A pía megalítica de Mougás e as prácticas adiviñatorias da Galiza antigua. Boletín 235-240 de la Academia Gallega.

Cardoso, Mario. A última descoberta arqueológica na Citania de Briteiros.

Domínguez Fontela, Juan. Monumento romano de Mougás. La Voz del Tecla n.º 384.

Novoa Álvarez, Francisco. Monumento céltico-latino de Mougás. La Voz del Tecla n.º 379.

Serafim Gómes, Joao. El monumento de Mougás. La Voz del Tecla n.º 442.


Las fotografías de este artículo han sido realizadas por Francisco Javier Torres Goberna ©.